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 LA IMPORTANCIA DE SABER DIFERENCIAR ENTRE DOLOR Y SUFRIMIENTO.



Diciembre 15, 2022, 06:25:59 am
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LA IMPORTANCIA DE SABER DIFERENCIAR ENTRE DOLOR Y SUFRIMIENTO.
« en: Diciembre 15, 2022, 06:25:59 am »
LA IMPORTANCIA DE SABER DIFERENCIAR ENTRE DOLOR Y SUFRIMIENTO.

"El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional". ¿Alguna vez escuchaste esta afirmación? ¿Quieres saber cuánto tiene de cierto? A continuación, lo analizamos.

Probablemente hayas escuchado aquello de que el dolor es inevitable y el sufrimiento opcional. Pero es posible que esta afirmación te haya despertado cierta confusión y rechazo. Y es que no siempre nos resulta sencillo diferenciar entre dolor y sufrimiento.
Estos dos conceptos, aunque muchas veces aparezcan unidos, son diametralmente opuestos. Además, la tendencia de reacción de cada persona hacia alguno de ellos tiene mucho que ver con sus vivencias tempranas. Es decir, con el modo en que aprendimos a gestionar la frustración y los cambios.
No obstante, siempre tenemos la capacidad de adquirir nuevas habilidades y recursos. Siempre podemos cambiar nuestro modo de percibir y reaccionar ante la realidad. Pero, para ello, aprender a distinguir estos dos términos es un paso fundamental.

EL DOLOR ES NATURAL, ES SUFRIMIENTO ES CREADO

La primera diferencia entre dolor y sufrimiento es su origen. El dolor es una reacción natural ante un suceso inesperado y desagradable. Si fallece un ser querido, si perdemos una relación importante o si quedamos sin empleo es normal que el dolor aparezca. En general cualquier pérdida significativa, cualquier situación en que nuestras expectativas se rompan nos generará este sentimiento. Sin embargo, será una emoción con la que podremos lidiar sin mayores dificultades.
En cambio, el sufrimiento es un estado que nosotros creamos al resistirnos al dolor. Nos incomoda lidiar con emociones negativas y por eso nos resistimos a ellas. Tratamos de eliminarlas lo más rápidamente posible y, al no lograrlo, surge el sufrimiento.

UNO ES TEMPORAL, EL OTRO PUEDE ETERNIZARSE

Ya que el dolor es una reacción natural, este dura un tiempo limitado. Surge en respuesta a una circunstancia concreta y se va mitigando poco a poco. Afirmar que el tiempo lo cura todo es cierto si nos referimos al dolor, pero no cuando hablamos de sufrimiento.
El sufrimiento se basa en la resistencia, y es precisamente esta actitud la que nos impide salir de la oscuridad. Para eliminar una emoción negativa es imprescindible aceptarla, sentirla y atravesarla. Cuanto más empeño ponemos en negar o reprimir nuestras emociones, más fuerte se vuelve el malestar.
Por otro lado, el sufrimiento se alimenta de una serie de creencias que únicamente perpetúan nuestro estado miserable. Si enfrentamos una ruptura el dolor dice “la relación ha terminado y eso me causa tristeza pero saldré adelante”. Por contra, el sufrimiento se enreda en un sinfín de pensamientos disfuncionales: “hay algo mal conmigo”, “no fui suficiente”, “nunca volveré a ser feliz”. Así, conviviendo día a día con estas creencias, es verdaderamente difícil comenzar a sentirse mejor.

DOLOR Y SUFRIMIENTO: UNO NOS FORTALECE, EL OTRO NOS DESTRUYE

La frase “lo que no te mata te hace más fuerte” es solo parcialmente real. Para poder salir fortalecido de una adversidad es necesario llevar a cabo una reflexión que le otorgue sentido. Es imprescindible analizar lo que sucedió, comprender cuál fue nuestro papel en ello y extraer un aprendizaje.
El dolor nos fortalece en tanto que nos permite hacer una retrospectiva de nuestras acciones y redirigir nuestro rumbo. Además nos muestra que somos capaces de afrontar el cambio y los contratiempos, aumentando así nuestra autoeficacia.
Cuando nos sumimos en el sufrimiento nos sentimos víctimas injustamente tratadas por la vida e incapaces de controlar lo que sucede. Esto únicamente nos lleva a sentirnos débiles, impotentes y vapuleados. El sufrimiento te destruye: dejas de ser conductor y pasas a ser pasajero, un mero espectador de lo que sucede a tu alrededor.

PUEDES ESCOGER

Afortunadamente siempre está en nuestras manos decidir entre dolor y sufrimiento. No importa si toda tu vida te has visto inmerso en una enorme agonía ante cada contratiempo que ha surgido, hoy puedes elegir cambiar esa realidad.
Simplemente decide deliberadamente aceptar el dolor cuando se presente y aprender de él. No huyas, no te resistas a su presencia, permítete atravesarlo.
Recuerda que está bien no sentirse bien a veces y que no existen atajos. De la misma forma, comienza a delimitar qué tipo de pensamientos permites en tu mente. Desecha aquellos que te hagan sentir una víctima de las circunstancias y sustitúyelos por otros que te permitan crecer. Cada adversidad contiene una lección.



 

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