QUIÉRETE, TE VAS A NECESITAR.
Nos pasamos media vida queriendo ser diferentes a como somos, comprometiendo nuestro equilibrio emocional. Queremos tener un cuerpo distinto al que tenemos, maquillar nuestro defectos, potenciar lo que nos falta y en definitiva ser quienes no somos. Este empeño de estar peleado con uno mismo solo nos genera malestar, a veces injustificado. La vida a veces es más simple, quiérete por lo que eres.
Con esto no quiero decir que no luchemos por mejorar, por encontrarnos y por obtener lo que queremos de nosotros mismos, pero de ahí a no aceptarnos hay una linea en la que se encuentran muchos problemas emocionales que nosotros mismos nos inoculamos. Nos han enseñado a valorarnos a través de metas externas poco asequibles para la mayoría de la población. La sociedad vive instalada en un malestar general por metas que nos aportarían un dudoso bienestar y que en cualquier caso se encuentran en el futuro. Vivimos mucho mejor que hace años, pero somos mucho menos felices.
Por ejemplo, las personas que quieren mejorar su autoconcepto a partir del cuerpo se encuentran con una curiosa disyuntiva. La mayoría, una vez que ha conseguido su objetivo estético, siguen sin quererse y seguirán sin hacerlo si no llegan a ver el trasfondo de ese malestar. Amarnos es el único camino que nos queda si queremos dejar atrás gran parte de nuestra inseguridad. Por eso quiérete porque te vas a necesitar.
“Amarse a uno mismo es el principio de una historia de amor eterna”.
-Oscar Wilde-
QUIÉRETE, SI TODO FALLA SOLO TE TENDRÁS A TI MISMO
La idea que cada uno tenemos de nosotros mismos define nuestro autoconcepto. Si somos capaces de valorar nuestros aspectos positivos, aceptando nuestras limitaciones, tendremos una buena imagen personal. Mientras que si nos valoramos solo por aspectos negativos, nos sentiremos a disgusto, lo que nos llevará a no poder aceptarnos y de ahí, a no querernos.
Nuestro nivel de autoestima determina cómo nos relacionamos en la vida. La autoestima es independiente de las cosas externas, es más bien un reflejo de la satisfacción que sentimos por como somos. Esta satisfacción es más común en las personas optimistas, ya que son capaces de ver sus cualidades y aceptar sus debilidades. En cambio, las personas pesimistas filtran solo sus características más desfavorables, desajustando cómo son realmente.
El optimismo moderado puede formar parte de esa fórmula esperanzadora para tener una autoestima sana. Se calcula que en torno al 30% del optimismo tiene una carga genética, por lo que el 70% restante es aprendido. Podemos aumentar nuestro optimismo, alimentando estados emocionales gratificantes, fomentando estilos positivos de pensamiento y no enjuiciando las cosas que no nos afecten.
“Tú mismo, así como cualquier otro en el universo entero, mereces tu amor y afecto”
-Buda-
TENDEMOS A VALORAR MÁS A LOS QUE NOS RODEAN QUE A NOSOTROS MISMOS
Valoramos más las cualidades en los demás porque no tenemos la suficiente confianza, ni muchas veces tampoco la suficiente paciencia, para verlas en nosotros mismos. Para valorarnos de una manera justa y beneficiosa, primero tenemos que respetarnos, dándonos así voto de confianza.
En general, no nos valoramos lo suficiente. Cada uno de nosotros somos únicos en cualidades, pero muchos no sabemos darnos el valor adecuado. Si no nos valoramos no es porque los demás no lo hagan, sino porque nosotros mismos no lo hacemos en la medida suficiente. Una buena autoestima no depende de la opinión que los demás tengan de nosotros, sino del resultado de nuestra evaluación personal.
Cuando nos valoramos, entran en juego nuestras características personales y la forma que tenemos de relacionarnos con nosotros mismos. Está valoración determina que podamos aceptarnos cómo somos y sobre todo que nos queramos por lo que somos. Valorarnos de una forma ajustada significa creer que somos capaces de afrontar la vida. Quiérete, no lo olvides…
“Ámate a ti mismo primero y todo lo demás vendrá a continuación. Realmente hay que amarse a uno mismo, para conseguir hacer algo en este mundo”
-Lucille Ball-
QUIÉRETE Y AYÚDATE A CRECER
Como afirma el psicólogo John Mayer, las personas conscientes de sí mismas “son personas autónomas y seguras de sus propias fronteras; personas psicológicamente sanas que tienden a tener una visión positiva de la vida; personas que, cuando caen en un estado de ánimo negativo, no le dan vueltas obsesivamente y, en consecuencia, no tardan en salir de él”. Comenzar a querernos es comenzar a ser conscientes de nosotros mismos para empezar a crecer.
Cuando emprendemos el camino hacia la construcción de una sana autoestima, nos volvemos conscientes de nuestras limitaciones. Sin embargo, no las transformamos en obstáculos u objeto de castigo. Todo lo contrario, hacemos de ellas un aprendizaje. Podemos preguntarnos, ¿qué puedo aprender de este punto débil? Como defiende el psicólogo Daniel Goleman, “la vida está sembrada de altibajos, pero nosotros debemos aprender a mantener el equilibrio”. Así pues, si nos queremos, si nos convertimos en dueños de nuestras emociones, estaremos ayudándonos a crecer, a madurar.
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