CAPÍTULOS INCONEXOS 3
Un campo preñado de flores.
Proliferan de tal manera que la palabra desmesurado necesita un aumentativo para poder aproximarse a la cantidad que hay.
El cielo, azul festivo.
Y solo hay una nube muy bien seleccionada y puesta con un gusto exquisito por quien diseñó el paisaje.
La única nota de no naturaleza es la manta sobre la que se estiran cansados los cuerpos que un poco antes se unieron en nudos imposibles y en abrazos que cada vez son nuevos.
El sudor puede ser del sol o de la amorosa batalla.
Cuando los amores y las caricias han dicho todo, las palabras no tienen nada que añadir.
Entonces deduce y asimila con claridad lo que le enseña esa aparición en el sueño que está teniendo: hay que quedarse con el lote completo. La vida te ofrece momentos de amplias miras y con la misma generosidad intercala tragos duros y piedras grandes que no hay Dios ni trituradora que conviertan en azúcar, y así como fueron paridas, con sus aristas, tienes que metértelas por el alma aplastando cuanto encuentren a su paso.
Y también acepta, con resignación de pobre, que ese instante tienes que amarlo mientras dure, sin sufrir por adelantado a cuenta de lo que pueda venir en la siguiente tanda, en la siguiente lección que es cada momento de la vida.
La vida es luz y oscuridad –piensa-, delirio y pasión, drama y ternura, y todo es VIDA y todo hay que atravesarlo y a todo hay que permitirle que deje una marca, limpia y clara, como recuerdo de su paso.
VIVIR es algo más que vivir.
