ASÍ SON LOS DIFERENTES “YOES” QUE NOS INTEGRAN
1. LAS VOCES DUALES
• El Protector. Todo le parece potencialmente dañino, especialmente las personas más cercanas. Te protege de todo, especialmente de ti mismo. Y también protege a los demás de ti. ¿Cómo? Establece fronteras y erige muros en estrecha colaboración con otros aspectos del yo como el Controlador, el Miedo, el Escéptico y la Ira.
• El Controlador. Le gustaría controlarte no sólo a ti y tu vida sino a todas las demás personas y lo que ocurre en el mundo, como si fuera la única manera de mantenerte a salvo. Te protege controlando las emociones, las cosas que dices, haces y piensas. Su principal miedo reside en perder el control.
• El Escéptico. Se considera la más inteligente y sagaz de las voces. Desconfía, duda hasta de las propias posibilidades de comprensión.
• El Miedo. Consciente de la vulnerabilidad del yo y la fragilidad de la vida misma, necesita estar en guardia todo el tiempo. Sabe que no hay nada en lo que se pueda confiar o de lo que pueda depender durante mucho tiempo: todo va a perderlo, incluida su vida y su yo. Y su función es protegerlo el máximo tiempo posible.
• La Ira. Considera que le proporciona mucha energía para luchar contra lo que le desagrada o está mal. Está enfadada con el propio yo (que no aprende, que se equivoca), con los demás, con la vida, con la justicia, en general con todo.
• El Yo Herido. Es el yo que carga con todas las cosas negativas que van ocurriendo a lo largo de la vida. Gracias a él, todas las demás voces permanecen ilesas para hacer sus diversas funciones.
• La Víctima. Es la que cuenta la historia del Yo Herido al mundo.
• El Niño Vulnerable e Inocente. No tiene coraza ni muro que le proteja. Es confiado, inocente, abierto y libre y, para él, todo es perfecto tal cual es. Le proporciona al yo diversión, creatividad, placer y alegría.
• La Mente Dualista. Ve las cosas en términos de pares opuestos: yo y lo otro, bueno y malo, etc. Analiza, juzga, valora, discrimina y crea. La base para crear limites y valores éticos.
• El Deseo. Siempre quiere más, pero no se moviliza. Es el motor de la ambición y el progreso. Pero también de la insatisfacción y el sufrimiento.
• La Mente que Busca. Busca lo que el Deseo quiere, es la acción. Al igual que el deseo, nunca tiene suficiente.
• La Mente que Busca el Camino. Busca los objetos más elevados como la iluminación, la paz interior, la autorrealización. Proporciona una dirección y un sentido al yo pero nunca está satisfecha.
• El Seguidor del camino. Se entrega al Camino para seguirlo e impide que el yo se disperse y se pierda. Gracias a él, el yo puede relajarse y renunciar a su voluntad, opiniones, creencias, etc., que son obstáculos.
2. LAS VOCES NO DUALES Y TRANSCENDENTES
• El camino o la mente que no busca. La no-búsqueda, sabe que ya ha llegado. Es el amor puro, el ser incondicional. Mientras el yo esté buscando no podrá encontrarle.
• La gran mente. Otro nombre para la mente anterior, es inabarcable, eterna e infinita. Consciente. No hay nada más allá o fuera de ella.
• El gran corazón. Inabarcable en su amor. Donde la Gran Mente, consciente, es indiferente, el Gran Corazón quiere acabar con todo tipo de sufrimiento. Es acción mientras la Gran Mente es no-acción.
• El Yin o la Compasión Femenina. La gran madre, la gran sanadora, la única que puede amar incondicionalmente al Yo herido y a todos los yoes.
• El Yang o la Compasión Masculina. Dura y rotunda, es la Compasión implacable. Establece límites, y movilizada al yo de la forma que sea necesaria cuando está desmotivado.
• El Maestro. Es el jefe de los yoes, exceptuando a la Gran Mente y el Gran Corazón. Es la acción.
• El Gran Gozo. Incondicionalmente dichoso, una alegría independiente de las circunstancias.
• La gran Gratitud y El Gran Reconocimiento. Consciente, aprecia las cosas tal como son.
• El Gran Loco, el Gran Comodín. Encarna la libertad del yo y de lo que va más allá del yo. Tiene la libertad completa para ser cualquier cosa.
(Revista: Psicología práctica)