5 MANERAS SIMPLES DE ALCANZAR EL BIENESTAR EMOCIONAL EN EL DÍA A DÍA.
El bienestar emocional es el resultado de vivir desde la calma, el producto de ser dueños y gestores de nuestras emociones. En este escenario, la mente se trasforma en la mejor aliada del equilibrio, la satisfacción y la felicidad.
Alcanzar el bienestar emocional y mantenerlo es sinónimo de calidad de vida. Esta artesanía psicológica nos permitiría, entre otras cosas, reducir el efecto de la ansiedad, del estrés y de esa angustia que, como un velo ceniciento, opaca nuestra capacidad para ser felices. Estamos por tanto, ante una competencia que todos deberíamos desarrollar mucho más.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define esta dimensión como un estado de ánimo en el que la persona logra hacer uso de sus aptitudes para manejar los problemas y dificultades, sentirse bien consigo mismo y poder, incluso, contribuir al bienestar de la comunidad. Es decir, se trata de una habilidad que también revierte en aquellos que nos rodean.
Decía Santiago Ramón y Cajal que solo la alegría es garantía de salud y bienestar. Sin embargo, lograr un estado mental y emocional equilibrado, gratificante y armonioso no es una tarea fácil. No cuando el mundo sigue siendo demasiado ruidoso, demandante y hasta caótico. Lo esperanzador es que todos tenemos recursos para poder ponerlos en práctica.
“El ser humano pasa la primera mitad de su vida arruinando la salud y la otra mitad intentando restablecerla”.
-Joseph Leonard-
FORMAS DE ALCANZAR EL BIENESTAR EMOCIONAL
Alcanzar el bienestar emocional nos permite mejorar la salud física, psicológica y también social. Nuestras relaciones se optimizan y los vínculos se fortalecen. Casi podríamos afirmar que esta dimensión es la variable más decisiva para la felicidad y satisfacción en el ser humano. Sin embargo, pocas cosas quedan tantas veces en el sótano del olvido.
Porque, por norma, en nuestro día a día, importa casi más cumplir en el trabajo; aunque el trabajo nos haga perder la salud. Importa también, ajustarnos a las expectativas ajenas, aunque dichas expectativas no se ajusten a las propias. Es decisivo llegar a la cama cada día habiendo alcanzado todos nuestros objetivos, aunque dichos objetivos mermen nuestro equilibrio físico y psicológico.
Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de Oxford, por ejemplo, nos hablan de algo interesante al respecto de este tema. Si bien es más necesario que nunca promover el bienestar emocional, por término medio, mucha gente sigue sin comprender esta dimensión. No se entiende, por ejemplo, el impacto que puede tener el estrés, la ansiedad o la angustia emocional en la salud general.
Es esencial dotar de mecanismos para que las personas puedan, ya desde la infancia y adolescencia, aprender cómo alcanzar el bienestar emocional. Estas serían algunas estrategias.
1. Autorreflexión: qué me pasa “aquí y ahora”, qué siento, qué necesito y quién soy
Autorreflexión, autoconciencia… Todo ello son palabras evocadoras que describen realidades complejas. Implican básicamente, conectar con uno mismo para reflexionar sobre cada emoción sentida, pensamiento procesado y necesidad oculta. Significa también, iniciar adecuados diálogos con nosotros mismos para fortalecer la identidad y llevar así, una vida acorde con deseos y acciones, comportamientos y valores.
Monitorearnos a diario para saber qué acontece en nuestro interior, es de primero de bienestar emocional.
2. Todo lo que siento es válido, pero procuro trabajar en mi paz interna
Para alcanzar el bienestar emocional es importante entender que toda emoción sentida es válida. Incluyendo aquellas de valencia negativa. Tu agotamiento, tristeza, resentimiento, enfados, angustia, miedo y decepciones son aceptables y como tal, no puedes ni debes reprimirlas. Se trata de aceptar para comprender y, seguidamente, transformarlas en estados más saludables.
Esto implica, entre otras cosas, aprender a gestionar el estrés del día a día. Habilidades como la resolución de problemas, reinterpretar o reformular experiencias para no verlo todo solo desde el prisma de la negatividad y, hacer uso de un enfoque más flexible, siempre es de gran utilidad.
3. Acepto lo que no puedo cambiar para poder alcanzar el bienestar emocional
Hay personas cuya conducta no entiendes. Hay quien no actúa como tú quisieras. Abundan los que te gustaría que fueran de otra manera para poder convivir con ellos. Sin embargo, una clave para alcanzar el bienestar emocional es aceptar que hay realidades que no vas a poder cambiar. Y esto incluye la personalidad de muchos de los que te envuelven.
Sucede lo mismo con buena parte de las experiencias ante las cuales, debes enfrentarte. Todos desearíamos que la vida fuera más amable y sin duda más sencilla. Sin embargo, estamos obligados a asumir sus vaivenes y complejidades.
No puedes cambiar a algunas personas como tampoco puedes evitar que el destino te traiga ciertas adversidades. Sin embargo, bienestar emocional es también saber adecuarnos a esas circunstancias. Como decía Viktor Frankl, si no puedes cambiar algo, transfórmate tú.
4. Me doy lo que merezco cuando lo necesito
Tal vez ahora mismo necesites tomarte un descanso físico y mental, sin embargo, seas de esas personalidades que no saben bajar el ritmo. Puede que seas consciente de que determinada circunstancia, persona o tarea te esté restando salud mental. A pesar de ello, no te decides a dar el paso y terminar con esa situación.
Todos tenemos límites y sobre todo, necesidades. Darte aquello que mereces en cada situación no es egoísmo es bienestar psicológico. Alcanzar el bienestar emocional significa también estar atentos a nuestras “banderas rojas”.
¿A qué nos referimos con ello? Según explica la psicóloga Frances Vaughan, en su libro Awakening Intuition (1979), todos tenemos una voz interna que nos alerta de cuándo algo no va bien.
Con frecuencia, nuestra intuición nos avisa de que es momento de parar, de atendernos, de dejar a un lado ciertas cosas. Sin embargo, somos esos seres que viven en modo piloto automático, con lo cual, hemos dejado de escuchar nuestras necesidades para priorizar nuestras obligaciones.
5. Estoy abierto al cambio, la mente flexible
Alcanzar el bienestar emocional implica también, dejar de resistirse a lo inevitable: los cambios. Si nos aferramos a lo que ya no tiene sentido ni utilidad, nos encallaremos en el sufrimiento perpetuo. Es necesario por tanto, saber desarrollar un enfoque flexible que sabe adaptarse a cada variación, que no la teme, que no duda en ver oportunidades y sobre todo, que sigue mirando al horizonte con esperanza.
Para concluir, pocas competencias de vida son más útiles que desarrollar cada uno de estos puntos. El bienestar emocional requiere un cuidado que necesita una inversión por nuestra parte. Si atendemos de nuestra salud física, procuremos atender también la relativa a las emociones.
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