¿ALGUNA VEZ TE PREGUNTAS “CÓMO ESTOY”?
En mi opinión, se ha convertido en algo habitual eso de preguntar a los otros “¿cómo estás?” y, a veces, no siempre, hasta preguntamos con verdadero interés pero la mayoría de las veces lo hacemos solo por cortesía y como una pregunta de la que no interesa la respuesta.
Sí preguntas ¿cómo estás tú?, pero… ¿alguna vez te preguntas “cómo estoy yo”?, ¿o eres de los que les da miedo hacerse la pregunta porque sabe que no le va a gustar la respuesta? No me extrañará si respondes afirmativamente; el descontento con uno mismo es una tónica muy general. No sé si porque realmente uno no está bien o es porque se ha colocado tan algo el listón del bienestar que resulta prácticamente imposible alcanzarlo.
Las expectativas propias, cuando son excesivas, inalcanzables, tienen la costumbre de convertirse en frustraciones propias. La excesiva autoexigencia provoca que uno no se sienta bien si no consigue excelentes logros, o solo se permite estar bien cuando TODO está bien y TODO sale perfecto, o sea que nunca casi nunca.
Si uno fuese capaz de preguntarse cómo estoy con la misma buena intención con que se lo pregunta a un ser muy querido, y además detrás de ese gesto estuviese la voluntad de ayudarse en el que caso de que la respuesta no fuese de total agrado, todo iría mejor. El miedo a encontrarnos con una respuesta contundente que confirme esa secreta sospecha que casi todos tenemos de que las cosas por dentro y con uno mismo no van todo lo bien que se quisiera, hace que sea más atrayente la idea de vivir en el desconocimiento.
Esconderse detrás de la ignorancia sirve de poco, solo es un autoengaño pasajero. Cuando uno quiere hacer alguna modificación lo primero que es necesario es ser consciente de eso que necesita ser modificado y mientras no se reconozca no se debe hacer nada.
¿Cómo estoy? o mejor… ¿cómo estoy yo?, para que no haya dudas. Yo. Entiendo que no sea apetecible para todos afrontar esto porque generalmente uno disimula sus fallos y no piensa mucho en eso que no le gusta de sí mismo –salvo los masoquistas y los sufridores casi profesionales-, así que el disimulo y la aceptación resignada autoimpuesta se convierten en una opción muy usada en general.
El miedo está presente. Miedo a aceptar que en realidad uno está peor de lo que quiere reconocer, que las frustraciones campan a sus anchas, que los objetivos inalcanzados y los sueños que se esfumaron siguen martirizando, que la autoestima flojea y el autoconcepto obtiene un suspenso. Pues a pesar de todo esto, de que sea verdad todo esto, hay que armarse de AMOR –no digo armarse de valor- y ponerse a la muy noble y hermosa tarea de hacerse la pregunta y esperar con los brazos abiertos a todas las respuestas que se vayan presentando a la llamada.
Si la pregunta parece muy general y las respuestas no aclaran o no llegan hasta donde queremos, queda la opción de afinar más con las preguntas y matizarlas: ¿cómo estoy con mi familia?, ¿cómo estoy con mis amigos?, ¿cómo estoy conmigo?, ¿cómo estoy con mi conciencia, mis propósitos, mis sueños, mi vida, mi mente, mi corazón, mi dignidad, mi Desarrollo Personal? Hay tantos matices a la pregunta que cada uno debe usar en cada momento los que considere apropiados o los que le estén preocupando en este momento.
Responder a la pregunta nos va a abrir un montón de posibilidades de Mejoramiento; si estás leyendo este artículo supongo que es porque una inquietud personal te está empujando a buscarte, a mejorarte, a encontrar aquello que te puede acercar más a ti. Responderla –mejor si es con muchas y muy amplias respuestas- te aportará un gran conocimiento de ti mismo, un acercamiento y estrechamiento en tu relación, nuevos caminos que transitar, nuevas luces y expectativas.
Te invito a que le dediques todos los días unos minutos a esta pregunta y a que tengas activada una parte de tu mente para que te observe, para que se dé cuenta de qué es realmente lo que te interesa, te emociona, echas en falta, te hace sufrir, te pone eufórico… todo son pistas que te llevan a ti y te ponen en contacto, cada vez más, y más estrechamente, con eso que está dentro de ti… que es quien realmente eres.
Te dejo con tus reflexiones…