SIENTO QUE MI MADRE NO ME QUIERE: ¿QUÉ HAGO?
Por Claudia Pradas Gallardo
Por extraño que parezca, existen casos en los que una madre no es capaz de dar el amor que su hijo o hija necesita. Esta falta de afecto se traduce en hijos con problemas de apego y poca estabilidad mental. Cuando somos pequeños, no somos capaces de distinguir exactamente este problema, pero con el paso de los años podemos llegar a sentir que nuestra madre no nos quiere.
Puede llegar a ser muy duro darnos cuenta de que nuestra propia madre no siente tanto afecto como desaríamos. En ocasiones, tan solo es una sensación subjetiva tras una pelea o un distanciamiento, sin embargo, puede resultar ser una realidad a la que nos tendremos que enfrentar de la mejor manera posible. Si en tu cabeza no puedes librarte del pensamiento "Siento que mi madre no me quiere: ¿qué hago?", te invitamos a leer el siguiente artículo de Psicología-Online.
¿POR QUÉ SIENTO QUE MI MADRE NO ME QUIERE?
Como hemos comentado anteriormente, es posible que sintamos que nuestra madre no nos quiere porque hemos discutido con ella o nos hemos distanciado por otras razones. A lo mejor, nos hemos independizado recientemente y nuestra madre intenta superar el síndrome del nido vacío y, por esa razón, no contacta tanto con nosotros.
También es normal sentir que tu madre no te quiere cuando se es adolescente. En esa época de nuestras vidas surgen muchos roces entre la familia y resulta complicado mantener una relación libre de discusiones. Cuando somos adolescentes, nos solemos sentir incomprendidos por nuestras familias y por eso podemos llegar a pensar que no nos quieren.
No obstante, no hay que descartar por completo la posibilidad de que el sentimiento de "mi madre no me quiere" no sea del todo mentira. Esta percepción de desapego puede producir en nosotros un sentimiento de insatisfacción, baja autoestima y un fuerte vacío emocional. Existen madres que realmente no han desarrollado un estrecho vínculo de apego con sus hijos o hijas y estos lo notan, hay madres con conductas tóxicas, manipuladoras, madres competitivas...
Para poder dejar atrás el dolor de pensar que tu madre no te quiere, debemos asumir que existen ese tipo de comportamientos en ciertas figuras familiares. Negarlo solamente bloquea nuestras emociones y resulta algo contraproducente a largo plazo. Una vez hayamos aceptado que nuestra madre no nos quiere como desearíamos, podremos desarrollar nuestras propias fortalezas y seremos capaces, con el tiempo, de salir adelante.
CÓMO SABER SI TU MADRE NO TE QUIERE
Para poder saber si los pensamientos que tenemos tan solo son sensaciones o realmente nuestra madre no nos quiere, debemos aprender a identificar una madre tóxica. A pesar de que pueden actuar de varios modos, normalmente cumplen con varias de las características siguientes:
• Critica todo lo que haces o dices
• Juzga tus opiniones y no le da el valor que se merecen
• Pocas veces está contenta con tu compañía y se muestra desagradable
• Sientes que está continuamente compitiendo contigo, intentando mostrar más logros en su vida o más felicidad.
• Intenta manipularte para que te sientas mal con todo lo que haces en tu vida
• Te dice abiertamente que no te quiere
• Compara vuestro físico y siempre intenta mostrarse mejor en ese aspecto
• Critica tu estilo de vida y a tu pareja
• Intenta ponerse en posición de víctima y te culpa de todos los males
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EL SÍNDROME DE LA PROGENITORA TÓXICA
En el caso de que, efectivamente, nuestra madre no sienta afecto por nosotros, es posible que estemos ante un caso de síndrome de la progenitora tóxica. Estos casos se caracterizan por ser madres con bajo o nulo interés en ejercer su rol maternal. Es posible que este síndrome se desarrolle en mujeres que no querían realmente ser madres pero, por motivos ajenos, no pudieron interrumpir el embarazo.
Es cierto que para muchas personas, ser madre es un regalo y algo que debemos agradecer eternamente. Sin embargo, la maternidad comporta grandes presiones y expectativas sociales a las que algunas mujeres no pueden llegar. El rol social de madre encasilla enormemente y puede causar un desgaste muy importante en el vínculo afectivo entre los hijos y la progenitora.
CONSECUENCIAS DEL SÍNDROME DE LA PROGENITORA TÓXICA
Como podemos predecir, las consecuencias de un vínculo tóxico entre madre e hijo pueden llegar a ser enormemente desagradables. Para los hijos e hijas, comporta una sensación de desapego que posiblemente arrastren para el resto de sus vidas. Es probable que no se deshagan con facilidad del pensamiento de "siento que mi madre no me quiere" y dicha idea puede comportar enormes inseguridades en el momento de entablar nuevas relaciones personales. Además, estos hijos suelen crecer con problemas de autoestima e incluso con comportamientos autodestructivos indirectos y trastornos de la personalidad.
En cuanto a la madre tóxica, esta se encuentra en una situación confusa. Por un lado, no siente interés en proporcionar cuidados y cariño a sus hijos o hijas y prefiere organizar su vida en torno a si misma. Por otro lado, puede llegar a sentir que su entorno rechaza enormemente su estilo de vida y, como consecuencia, se sienta forzada a cuidar de algún modo a sus pequeños.
QUÉ HACER SI MI MADRE NO ME QUIERE
Una vez nos hemos dado cuenta de que nuestra madre no nos quiere, es el momento de actuar en consecuencia. Resulta sencillo decirlo pero entendemos que es un proceso complicado. Para dicho proceso de superación se necesita mucha fuerza de voluntad y pensamientos que alimenten nuestra autoestima constantemente. Debemos ser fuertes ante la adversidad y aceptar que en el camino de la vida, nuestra madre no nos va a acompañar, al menos del modo que desearíamos.
A continuación, presentamos unos sencillos pasos basados en la terapia psicológica para saber qué hacer si sientes que tu madre no te quiere:
1. Asumir el desapego: como hemos comentado en apartados anteriores, no aceptar la realidad bloquea por completo la gestión de este conflicto. Asumir que el lazo afectivo es prácticamente nulo es un paso que tendremos que hacer para sellar la herida.
2. Evitar los conflictos: una vez seamos capaces de mantener una distancia cordial con nuestra madre, es posible que ella busque la misma dinámica de discusiones que teníais antes. En ese caso, tendremos que aprender a resolver un conflicto de forma asertiva.
3. Hacer una vida independiente de ella: si seguimos viviendo en el mismo techo, tendremos que empezar a desarrollar espacios y momentos de individualidad donde nuestra madre no intervenga, formar una correcta independencia puede ayudar a subir nuestra autoestima y las capacidades de resiliencia. Si ya vivimos solos o solas, este paso es mucho más sencillo puesto que solo tenemos que evitar el contacto excesivo con ella.
4. No culparla: la culpa es un sentimiento que solamente conlleva carga y con la carga no podemos hacer nada. Por ello, y aunque nos duela mucho, debemos intentar no juzgar sus sentimientos. No sabemos con exactitud por lo que ha pasado para que no sea capaz de desarrollar un vínculo de afecto hacia nosotros.
Vivir sintiendo que tu madre no te quiere no es una tarea sencilla, es por ello que recomendamos seguir este proceso de superación lentamente y sin prisas, siguiendo cada paso y cada consejo al ritmo que necesitemos. Puede pasar una larga temporada hasta que no seamos realmente capaces de salir adelante independientemente de la que debería ser nuestra figura materna. Sin embargo, no debemos frustrarnos ante este camino, todo llegará, incluso la estabilidad mental después de este bache.
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