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 CÓMO SANAR TRAUMA POR ABUSOS SEXUALES: LA SANACIÓN ES POSIBLE - 1ª parte



Junio 26, 2023, 05:40:45 am
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Desconectado Irene Zambrano

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CÓMO SANAR EL TRAUMA POR ABUSOS SEXUALES: LA SANACIÓN ES POSIBLE

El trauma causado por abusos sexuales es una herida profunda y devastadora que afecta a millones de personas en todo el mundo. Las víctimas de abuso sexual a menudo enfrentan una larga y difícil batalla para superar los efectos emocionales, psicológicos y sexuales de estas experiencias traumáticas.
Sin embargo, a pesar de los desafíos, la sanación es posible.
En este artículo, exploraremos los pasos esenciales y las estrategias efectivas para sanar el trauma por abusos sexuales y comenzar un proceso de recuperación.
Pero una de las primeras cosas que tengo que decir es que la sanación no aparece de la nada. Para sanar, necesitamos HACER distintas cosas. La sanación es un proceso ACTIVO, que implica ACCIONES.
No podemos sanar las heridas del abuso solamente siendo “conscientes” de lo que sucedió y recibiendo información. Por eso, en esta publicación quiero compartir contigo las principales bases o etapas de una sanación.
Por si acaso, esto es un resumen. Dentro de cada etapa, hay muchísimas cosas por hacer. Sanar es un proceso que toma mucho tiempo.
Más tiempo del que nos gustaría.

¿QUÉ ES EL ABUSO SEXUAL?

Comencemos hablando del abuso sexual.
¿Qué se entiende por abuso sexual?
Un tipo de actividad sexual – no exclusivamente sexo e incluso puede no haber contacto físico – que se da sin el consentimiento de una persona (y puede haber violencia como puede no haber).

CONSECUENCIAS DEL TRAUMA SEXUAL

A grandes rasgos el impacto del abuso en nuestra sexualidad es que nos enseña cosas muy equivocadas sobre sexo y la sexualidad. Y eso va a tener consecuencias en:
•   cómo nos percibimos a nosotras mismas
•   la relación que tenemos con nuestro cuerpo
•   nuestros comportamientos sexuales
•   la forma en la que nos relacionamos con las demás personas.
•   nuestro funcionamiento y expresión sexual

QUÉ ES EL TRAUMA

En palabras de Faith Harper, un trauma es una situación del tipo “qué MIERDA fue eso”.
Amo esta definición.
La verdad es que siendo sobreviviente de abuso sexual, creo que no hay palabras más acertadas para describir un evento traumático que “qué MIERDA fue eso”.
El trauma es el impacto de un evento que nuestro cerebro simplemente no puede entender. Aunque existan noticias catastróficas todos los días, nuestro cerebro nace programado para creer que el mundo es un lugar seguro.
Y un evento traumático justamente destroza esa idea.
Por si acaso, un evento no es traumático en sí mismo. Es el cómo NO procesamos la información, lo que hace que el evento sea traumático.
Y ese evento traumático del pasado, termina tiñendo nuestra vida del presente: nuestras emociones, nuestra capacidad de disfrutar, nuestras relaciones íntimas.

CÓMO FUNCIONA NUESTRO CEREBRO

El cerebro de las personas hemos sufrido abuso sexual funciona diferente al cerebro de las personas que no han sufrido abuso sexual.
Y no me refiero a las cosas que pensamos (a nuestras creencias sobre el sexo o el impacto en nuestro autoconcepto); me refiero al CÓMO pensamos, al cómo procesamos la información.
El trauma cambia nuestra fisiología: es decir, cambia la forma en la que nuestro cerebro y nuestro cuerpo interactúan. Los traumas “dañan” nuestro sistema nervioso alterando nuestra percepción de seguridad y amenaza. Sufrir abuso sexual nos cambia para siempre porque cambia la forma en la que vemos el mundo: el mundo se convierte en un lugar inseguro. Esa es la razón por la que muchas sobrevivientes viven en un constante estado de alerta.
El hecho de que los traumas tengan un impacto en nuestro sistema nervioso es la razón por la que las terapias conversacionales, como las psicológicas, no suelen ser suficientes.
Yo personalmente considero que hacer terapia psicológica es muy valioso en caso de haber sufrido cualquier experiencia traumática. Siempre voy a animar a las sobrevivientes a hacer terapia.
Pero también estoy convencida de que las terapias psicológicas no son suficientes para sanar.
Las terapias psicológicas deberían ser parte de algo más integral.
Las terapias nos ayudan a lidiar con las emociones no resueltas que dejó el abuso. Emociones tipo miedo, rabia, tristeza, impotencia, vergüenza, culpa…
¿Pero qué hay de nuestra sensación de estar alertas constantemente? ¿Qué hay de esa sensación tan profunda de que no nos merecemos ser amadas o sentir placer? ¿De esa dificultad para vivir en nuestro cuerpo? ¿De esas reacciones irracionales que a veces tenemos cuando alguien nos toca o en algún encuentro sexual…
Las terapias psicológicas no abordan estos temas (no tienen por qué hacerlo!) y estos temas son esenciales para sanar.
Lo que acabo de decir era algo que yo siempre había intuido, que solo era mi opinión, hasta que leí un libro maravilloso llamado El Cuerpo lleva la Cuenta de Bessel Van der Kolk, un psiquiatra especializado en traumas. A lo largo de las más de 800 páginas que tiene el libro, el autor explica el por qué los traumas necesitan ser sanados de forma integral.

CEREBRO TRIUNO

La siguiente información está basada en información científica sacada de ese libro, pero resumida con mis palabras.
En general, nuestro cerebro se encarga de que reaccionemos a los estímulos del mundo.Constantemente recibimos información a través de nuestros cinco sentidos y nuestro cerebro emocional decide muy rápidamente si esa información es relevante para nuestra supervivencia; es decir, si estamos frente a una amenaza o no.
Cuando nuestro cerebro de supervivencia percibe una amenaza, reacciona segregando hormonas de estrés para que podamos escapar de la amenaza o luchar contra ella. Esto es lo primero que sucede. Y sucede siempre, ante cualquier amenaza percibida, así no sea real.
Si la amenaza no es real, recién después de segregar hormonas del estrés, nuestro cerebro racional entra en acción: recién después de que nuestro cuerpo se preparó para luchar o escapar, podemos pensar racionalmente si es necesario hacerlo. Cuando el cerebro racional determina que eso no era una amenaza, toda esa movilización interna de hormonas del estrés recupera sus niveles normales rápidamente.
Si estábamos ante una amenaza, después de luchar contra ella o escapar de ella los niveles de las hormonas de estrés también regresan a la normalidad: justamente fueron esas hormonas las que se usaron para luchar o escapar.
El cerebro necesita detectar amenazas rápidamente para poder actuar lo más rápido posible. Así que, simplemente saca conclusiones en base a nuestras experiencias pasadas. Si ve algo que se parece a una amenaza del pasado, va a movilizar todas nuestras hormonas así la amenaza no sea real.
En este proceso no entra en juego el cerebro racional. Es más, si la amenaza es muy peligrosa, nuestro cerebro racional puede dejar de funcionar.
La zona de detección de amenazas del cerebro de una persona con traumas no resueltos es más sensible que la de otras personas. Por eso, cuando la mayoría de sobrevivientes percibe un estímulo relacionado con el abuso, su cerebro racional deja de funcionar. La parte racional de nuestro cerebro se encarga del contexto y significado. Eso quiere decir que si nuestro cerebro racional no está funcionando, no podemos analizar si una experiencia está relacionada con el pasado, ni cuáles son las consecuencias que nuestras reacciones van a tener en el futuro.
En estos momentos en los que nuestro cerebro racional no funciona, tenemos reacciones irracionales.

LAS ETAPAS DE LA SANACIÓN

Entender que nuestro cerebro ha cambiado es fundamental para sanar un trauma; no solo de abuso sexual, sino cualquier trauma en general.
Cuando entendemos cómo funciona nuestro cerebro podemos darle el espacio que necesita para procesar la información.
Y procesar la información es necesario para que nuestro cerebro pueda darle un sentido al “qué MIERDA fue eso” y pueda volver a sentirse seguro.
De hecho, sentirnos seguras es la primera etapa para sanar un trauma.
Según Judith Herman (psiquiatra que ha centrado su trabajo en entender el tratamiento del incesto y el estrés traumático), para sanar cualquier tipo de experiencia traumática, necesitamos pasar por estas tres etapas en orden:

1.   Seguridad y estabilización: recalibrar nuestro sistema nervioso para enseñarle a nuestro cerebro que el abuso ya terminó.
2.   Recuerdo y duelo: trabajar con lo que el abuso generó.
3.   Reconexión: aprender a seguir adelante (de verdad).

SEGURIDAD Y ESTABILIZACION

Para sanar las heridas del abuso, desgraciadamente necesitamos trabajar con el abuso. Hacer una sanación implica procesar todo lo que nos sucedió y para hacerlo, necesitamos ponernos en contacto con estímulos que nuestro cerebro relaciona con el abuso. Pero no podemos acercarnos a este tipo de estímulos si esto le hace creer a nuestro cerebro que el abuso sigue sucediendo.

DESARROLLAR SEGURIDAD

Por eso la primera etapa de nuestra sanación tiene que ser desarrollar una sensación de seguridad interna.
Trabajar con el abuso, o con cualquier trauma en verdad, sin sentirnos seguras hace que nuestro intento de sanar las heridas sea contraproducente y en algunos casos, hasta traumático nuevamente. Porque si no nos sentimos seguras, nuestro cerebro interpreta todo ese esfuerzo que estamos haciendo por sanar, como una amenaza.
Para desarrollar una sensación de seguridad interna, necesitamos enseñarle a nuestro cerebro a reaccionar en base a lo que sucede en el presente y no a lo que sucedió en el pasado. Eso se logra “recalibrando” nuestro sistema nervioso. Y, obviamente, es un proceso.

DESARROLLAR UN AUTOCONCEPTO POSITIVO

No podemos sentirnos seguras si nosotras mismas somos nuestra propia amenaza. Por eso, para sentirnos seguras también necesitamos limpiar nuestro autoconcepto de la contaminación del abuso.
El abuso suele tener un fuerte impacto en nuestro autoconcepto. No solo porque nos enseña cosas negativas sobre nosotras mismas; sino también por todo lo que hemos tenido que hacer para sobrevivir a lo que el abuso generó.
Por definición un trauma es insoportable: no solo la experiencia traumática en sí, sino todas las emociones que esa experiencia desencadena. Y como el objetivo principal de nuestro cerebro es sobrevivir, va a tratar de soportar esas emociones insoportables de la forma que pueda.
Y lo más probable es que las soluciones que tu cerebro encontró para lidiar con todo lo que genera el trauma, hayan desencadenado comportamientos por los que te juzgas y por los que sientes vergüenza.
Pero necesitas entender que sobreviviste con lo que podías: hiciste lo que pudiste con las herramientas que tenías.
No es justo que te aferres a opiniones equivocadas o pasadas sobre ti misma.
Piensa en tu autoconcepto como un espejo. Los espejos limpios nos devuelven una imagen precisa de nosotras mismas, pero los espejos sucios no.
Es muy probable que tu espejo se haya ensuciado con creencias negativas sobre el sexo y la sexualidad.
Y un espejo sucio no nos devuelve nuestra imagen real: nos devuelve una imagen distorsionada.
Por eso, parte de desarrollar seguridad es limpiar ese espejo sucio para interiorizar que es seguro ser nosotras mismas.

RECUERDO Y DUELO

El duelo es el proceso de asimilar una pérdida. Solemos hablar de duelo cuando perdemos a un ser querido, pero el proceso de hacer duelo no se restringe a la muerte.
El abuso sexual implica distintas pérdidas dependiendo del caso. Por ejemplo: la pérdida de nuestra inocencia, la pérdida de sentirnos seguras, la pérdida de confianza, la pérdida de una familia en varios casos. Cada una de esas pérdidas necesitan pasar por su propio proceso de duelo para dejar de generar sufrimiento.

SENTIR LAS EMOCIONES

Hacer duelo implica sentir las emociones que hemos reprimido durante  este tiempo. Necesitamos sentir todo lo que no hemos querido o no hemos podido sentir: nuestra soledad, nuestra vergüenza, nuestra humillación, nuestra tristeza, nuestra rabia, nuestro dolor.
Desgraciadamente, solo sintiendo el dolor podemos lograr que nos deje de doler.
¿Y qué significa sentir? ¿Cómo se siente? ¿Dónde se siente?


 

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