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 QUÉ HACER CUANDO UNA PERSONA TE PONE NERVIOSA.



Agosto 27, 2023, 05:37:00 am
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QUÉ HACER CUANDO UNA PERSONA TE PONE NERVIOSA.
« en: Agosto 27, 2023, 05:37:00 am »
QUÉ HACER CUANDO UNA PERSONA TE PONE NERVIOSA.
Por Ana Díaz Azorín.

 
Todos conocemos a personas difíciles, personas que parecen estar permanentemente descontentas, irritadas, que se comportan de forma rígida basándose en sus creencias y no toleran una opinión distinta, que se muestran inflexibles, intransigentes y se empeñan en llevar la razón, que parece que siempre se fijan en los aspectos negativos y están ancladas en la crítica. Es fácil dejar que estos comportamientos nos afecten y nos arruinen el día. Algunas personas con estos problemas son muy infelices y no pueden encontrar la manera de llegar a un lugar mejor. Otros parecen pensar que es el resto del mundo quien tiene un problema y no parecen muy motivados para cambiar. De cualquier manera, si alguien así con que tienes que lidiar es posible que te preguntes cómo actuar para gestionar la situación.
En este artículo de Psicología-Online, te explicamos 10 consejos para que sepas qué hacer cuando una persona te pone nerviosa.

MIRA PRIMERO HACIA TI MISMO/A

En primer lugar, para lidiar con personas difíciles es importante ser conscientes de nuestros propios patrones de comportamiento y los factores que nos pueden generar emociones intensas. En estos casos, la herramienta más efectiva para asegurarnos de que la situación no escalará es hacer una pausa para reconocer y observar nuestras propias reacciones emocionales y físicas.
Antes de responder a alguien que te ha puesto nervioso, trata de reflexionar sobre aspectos como las emociones que estás sintiendo, dónde están localizadas, si te sientes acelerado/a o bien si tienes ganas de responder de una forma de la que muy probablemente te arrepentirás después. En algunas ocasiones, somos nosotros/as las personas difíciles, incluso sin saberlo. Por lo tanto, es muy importante reflexionar sobre tu comportamiento, especialmente si observas estos patrones de interacciones difíciles en distintos momentos de tu vida.
Cuestionarse a uno/a mismo/a puede ser difícil, pero nos ayudará a crecer. Por esta razón, en lugar de esperar que los demás cambien, es más efectivo trabajar en nosotros mismos. Es importante recordar que no podemos controlar a los demás, pero sí podemos elegir nuestra respuesta y tomar decisiones en consecuencia

MANTÉN LA CALMA

Parece difícil mantener la calma cuando tenemos que lidiar con una persona que parece no responder a la lógica, que hace demandas irracionales, que se dirige a ti de malas maneras o que realiza críticas de forma poco asertiva. Sin embargo, no es imposible y puede ser muy útil esforzarte en mantener la compostura.
Si respondes de manera reactiva de inmediato, es posible que te dejes llevar por la tensión del momento y tu juicio se vea sesgado. Además, hay muchas posibilidades de que la persona se sienta atacada y el conflicto escale. Por esta razón, cuando te enfades con alguien y te pongas nervioso/a, trata de controlar tu respiración. En estos momentos, prueba a realizar algunas respiraciones lentas y profundas. Aquí encontrarás algunos Ejercicios de respiración.
Por otro lado, otra opción para mantener la calma cuando una persona te pone nerviosa y evitar decir algo de lo que puedas arrepentirte más tarde es contar lentamente hasta diez. La mayoría de las veces, cuando hayas llegado a diez habrás encontrado una manera mejor de comunicarte y así reducir el problema en lugar de agravarlo. Si todavía estás nervioso/a después de contar hasta diez, tómate un descanso si es posible y vuelve a tratar la conversación más tarde.

ESCUCHA ACTIVAMENTE

Escuchar activamente es una de las mejores formas de resolver un conflicto, ya que todo el mundo quiere sentirse escuchado. No podréis lograr un acuerdo si la otra persona no se siente reconocida. Por ello, trata de comprender su postura y qué ha podido ocurrir. Mientras escuchas, concéntrate realmente en lo que dice la otra persona en lugar de estar preparando tu respuesta.
Ten en cuenta que no siempre sabes por lo que está pasando la otra persona y es probable que si se encuentra molesto/a sea porque siente algún tipo de vulnerabilidad o miedo. Entender qué hay detrás de su reacción te ayudará a gestionar la situación.

NO TE APRESURES A JUZGAR

Cuando una persona nos pone nerviosos/as, es frecuente que nos genere algún tipo de rechazo y tendamos a etiquetarla. Sin embargo, detrás de la irritabilidad y las críticas que nos alteran suele haber una necesidad que no se ha cumplido y que la persona está tratando de expresar.
Como hemos mencionado anteriormente, nunca sabremos realmente lo que le ocurre si no preguntamos. Por esta razón, no te apresures a juzgar, ya que las personas irritables e intransigentes son a menudo las más infelices. Cuando estés ante este tipo de situaciones, prueba a preguntarte qué es lo que esta persona realmente quiere, por qué está tan alterada o qué es lo que necesita que no ha conseguido y expresa mediante el malestar.
En otras palabras, intenta reformular el comportamiento de la persona y reemplazar el "desagradable y agresivo/a" por "centrado en sí mismo/a" o "inseguro/a", o bien el "frío y calculador" por "incapaz de mostrar emociones". Toma nota de los términos subjetivos que usas porque a menudo, a menudo basados en prejuicios, y cámbialos por otros más objetivo y menos críticos. Si elaboras un punto de vista más realista sobre lo que está sucediendo con la persona, podrás tratar con él o ella de manera más efectiva.

NO FALTES EL RESPETO

Los conflictos con una persona difícil pueden convertirse en situaciones problemáticas cuando escalan y cuanto más se intensifique la situación, más temeroso/a, estresado/a y nervioso/a te encontrarás ante interacciones futuras. Por lo tanto, tu objetivo con cualquier persona que te moleste o te ponga nervioso/a debe ser asegurarte de no empeorar las cosas.
A pesar de que la otra persona se comporte de manera poco asertiva e incluso con malos modales, mostrar desprecio y faltarle al respeto no te ayudará a resolver la situación de manera efectiva. Trátale con respeto y dignidad y no pierdas de vista tus valores por mucho que la persona te ponga nerviosa.
No devuelvas la rabia con más rabia. Levantar la voz, señalar con el dedo o hablar irrespetuosamente a la otra persona solo servirá para añadir leña al fuego. Por el contrario, lo más conveniente en este tipo de situaciones es emplear un tono de voz sosegado y tranquilo y recurrir a buenas palabras. A su vez, no trates de hablar por encima de tu interlocutor, permítele que se exprese y espera hasta que termine para expresar tu punto de vista de forma asertiva.

ESCUCHA Y HAZ PREGUNTAS

Acusar o señalar a alguien generalmente empeora las cosas, así que intenta resistir la tentación de luchar para ganar la discusión, ya que, a pesar de que hacerlo puede resultarte gratificante de forma momentánea, a larga el problema permanecerá. En su lugar, trata de hacerle algún comentario como "cuéntame más para que pueda entender las cosas mejor''.
Escuchar y hacer preguntas en lugar de acusar a alguien lleva a mejores resultados. Por ello, trata de transformar el nerviosismo desencadenado por el comportamiento de la otra persona en curiosidad. Intenta averiguar qué hay detrás de las palabras o comportamientos que te ponen nervioso, qué los motiva, qué ha sucedido para que la persona actúe así, si es su forma habitual de reaccionar o si ha ocurrido algo que le haya alterado, entre otras cosas.
Cuanto más curioso/as seas y más quieras aprender, menos se centrará la otra persona en aquello que la llevó a estar irritable para centrar su atención más en aquello que le preguntas. Si recoges su malestar con interés, podrás gestionar la situación de manera más efectiva.

RECONOCE TU PARTE EN LA SITUACIÓN

Las personas que nos irritan y nos ponen nerviosos, a menudo también nos enseñan lecciones. Así que quizás debas preguntarte: ¿Qué está sacando a relucir esta persona en mí que no quiero ver? Por ejemplo, cuando estás cerca de una persona que siempre es irresponsable, es posible que te recuerde momentos de tu vida en que tú también lo has sido.
Aunque estés nervioso/a por algo que la otra persona haya hecho, la responsabilidad suele ser compartida y es frecuente que tú también hayas contribuido a la situación. Por ello, reflexiona sobre tu propio comportamiento y qué ha ocurrido en vuestras interacciones. En estos casos, puedes plantearte cuestiones como la forma en la que has contribuido a la situación, si le hiciste saber desde el principio que algo te estaba molestando o bien si te has comportado de alguna manera que haya podido herir a la otra persona.
Comunica cómo te sientes y por qué estás nervioso y no esperes a que la otra persona te lea la mente. Además, reconoce tu parte en el conflicto y asume tu parte de responsabilidad. En ocasiones, podemos ofender a alguien de manera involuntaria sin ni siquiera darnos cuenta, pero la situación podrá resolverse de manera más efectiva cuando se permite que los desacuerdos salgan a la superficie.

NO TE PONGAS A LA DEFENSIVA

Cuando tratamos con personas difíciles, nuestro impulso inmediato puede ser saltar en nuestra propia defensa. Es normal tratar de defendernos ante palabras desagradables o cuando alguien dice cosas de ti que no son verdad y que tu reacción inmediata sea "no soporto estos comentarios insultantes que no tienen sentido".
Sin embargo, aprender a responder es tan importante como aprender a escuchar. Si te dejas llevar por la sensación de injusticia y respondes a la defensiva, es muy probable que te arrepientas después, ya que las reacciones defensivas altamente emocionales no se basan en una reflexión deliberada.
De hecho, esta forma de responder puede hacerte perder de vista tus objetivos más grandes, como mantener tu puesto de trabajo o tu relación de pareja. Queremos demostrar que tenemos razón, pero hacerlo desde el enfado y la intolerancia puede obstaculizar tus metas a largo plazo.

CÓMO GESTIONAR LOS NERVIOS

Para hacer frente a una persona difícil y gestionar tu estado de nervios, debes aprender a cuestionar tus mecanismos de defensa automáticos como “a mí nadie me habla así”, “no voy a dejar que te salgas con la tuya" o “mi reputación está en juego”. Resistir la trampa que nos tienden las personas difíciles de tratar es más sencillo cuando eres consciente de tus vulnerabilidades cuando te sientes atacado.
Por otro lado, es muy útil conocer tus reacciones instintivas de lucha, huida o parálisis cuando te sientes amenazado/a, y no participar en un conflicto que no te aportará nada. No obstante, esto no quiere decir que no debas defenderte. Es importante hacer valer tus opiniones, pero sin la necesidad de quedar “por encima” del otro a toda costa. Recuérdate tus objetivos a largo plazo: ahorrar tiempo, energía y conflictos.

ESTABLECE LÍMITES

Si bien algunos de los consejos anteriores alientan a escuchar y dejar que la persona irritable se desahogue, lo cierto es que también tienes derecho a establecer límites asertivos y no permitir que nadie te trate mal.
Aquí de tejamos algunos pasos que puedes seguir para poner límites de manera efectiva cuando estás nervioso/a:
•   Identifica tus límites: es importante saber qué es lo que te pone nervioso o lo que no estás dispuesto a tolerar. Puede ser útil hacer una lista de tus límites y reflexionar sobre por qué son importantes para ti.
•   Comunica tus límites de manera clara y directa: una vez que hayas identificado tus límites, es importante comunicarlos de manera clara y directa.
•   Practica decir no: a veces, poner límites puede ser difícil porque nos sentimos presionados a agradar a los demás. Practicar decir no puede ser útil para sentirte más seguro y cómodo al establecer límites.
•   Sé flexible: los límites pueden ser fluidos y cambiar con el tiempo. Si te sientes demasiado incómodo, considera la posibilidad de adaptar tus límites según lo que funcione mejor para ti en cada momento.
•   Aprende a manejar respuestas negativas: es posible que a veces las personas no respeten tus límites y te culpabilicen. Es importante aprender a manejar esta negativa de manera saludable y recordar que tienes derecho a establecer límites en tus relaciones.
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NO TE LO TOMES COMO ALGO PERSONAL

A menudo, las interacciones interpersonales más difíciles son aquellas en las que nos tomamos las cosas de manera demasiado personal y nos sentimos heridos o insultados por el comportamiento de otra persona cuando en realidad no tiene nada que ver con nosotros. Por esta razón, observa tus pensamientos en busca de distorsiones que hagan que la situación se trate más de ti de lo que realmente es o que catastroficen innecesariamente el resultado de una situación.
Por supuesto, a muy pocos de nosotros no nos molesta, al menos un poco, la idea de que alguien esté molesto con nosotros o que no le gustemos. Sin embargo, cuando una persona difícil muestra patrones disfuncionales consistentes con diferentes personas y momentos, es muy probable que el problema no seas tú.

https://www.psicologia-online.com/que-hacer-cuando-una-persona-te-pone-nerviosa-6640.html


 

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