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 EL CABALLO PERDIDO



Marzo 07, 2012, 05:45:12 am
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EL CABALLO PERDIDO
« en: Marzo 07, 2012, 05:45:12 am »
PAZ INTERIOR



Para alcanzar la paz interior tan sólo tienes que dejar de juzgar la realidad material que te rodea. La ausencia de paz surge del enfrentamiento de dos fuerzas opuestas: el Bien y el Mal. En el mismo instante en el que crees en dos poderes, proyectas esta dualidad en tu vida, creando situaciones de conflicto, que reflejan la tendencia interna a clasificarlo todo como bueno o malo. Al comer el fruto del árbol prohibido te expulsas a ti mismo del paraíso.

Compartiré contigo un hermoso cuento sufí que servirá para ilustrar este pensamiento.



EL CABALLO PERDIDO

Hace muchos, muchos años, en una  pobre aldea china, vivía un labrador con su hijo. Su única posesión, aparte de la tierra y de la pequeña casa de paja, era un caballo que había  heredado de su padre.

Un día el caballo se escapó, quedándose el hombre sin  animal para arar la tierra. Sus vecinos –que lo respetaban mucho debido a su honestidad y diligencia– acudieron a su casa para decirle cuanto lamentaban lo ocurrido. Él les agradeció la visita, pero preguntó:

     - ¿Cómo podéis saber que lo que ocurrió ha sido una desgracia?

Alguien comentó en voz baja con un amigo: “Él no quiere aceptar la realidad, dejemos que piense lo que quiera, con tal que no se entristezca por lo ocurrido”. Y los vecinos se marcharon, fingiendo estar de acuerdo con lo que habían escuchado.

Una semana después, el caballo retornó al establo, pero no venía solo: traía una hermosa yegua como compañía. Al enterarse de esto, los habitantes de la aldea -alborozados, porque solo  ahora entendían la respuesta que el hombre les había dado–, retornaron a casa del  labrador, para felicitarlo por su suerte.

     - Antes tenías sólo un caballo, y ahora tienes dos. ¡Felicitaciones!– dijeron.

     - Muchas gracias por la visita y por vuestra solidaridad –respondió el labrador- ¿Pero cómo podéis saber que lo que ocurrió es una bendición en mi vida?

Desconcertados, y pensando que el hombre se estaba volviendo loco, los vecinos se marcharon, comentando por el camino “¿será posible que este hombre no entienda que Dios le ha enviado un regalo?”

Pasado un mes, el hijo del labrador, decidió domesticar la yegua. Pero el animal saltó de una manera inesperada, y el muchacho tuvo una mala caída, rompiéndose una pierna. Los vecinos retornaron a  la casa del labrador, llevando obsequios para el joven herido. El alcalde de la aldea, solemnemente, presentó sus condolencias al padre, diciendo que todos estaban muy tristes por lo que había sucedido. El hombre agradeció la visita y el cariño de todos. Pero preguntó:

     - ¿Cómo podéis vosotros saber  si lo ocurrido ha sido una desgracia en mi vida?

Esta frase dejó a todos estupefactos, pues nadie puede tener la menor duda de que un accidente con un hijo es una verdadera tragedia. Al salir de la casa del labrador, comentaban entre sí: “realmente se ha vuelto loco; su único hijo se puede quedar cojo para siempre y aún tiene dudas que lo ocurrido sea una desgracia”.

Transcurrieron algunos meses y el Japón declaró la guerra a China. Los emisarios del emperador recorrieron todo el país en busca de jóvenes saludables para ser enviados al frente de batalla. Al llegar a la aldea, reclutaron a todos los jóvenes excepto al hijo del labrador, que estaba con la pierna rota. Ninguno de los muchachos retornó vivo. El hijo se recuperó, los dos animales dieron crías que fueron vendidas y rindieron un buen dinero. El labrador pasó a visitar a sus vecinos para consolarlos y ayudarlos, ya que se habían mostrado solidarios con él en todos los momentos. Siempre que alguno de ellos se quejaba, el labrador decía: “¿cómo sabes si esto es una desgracia?”. Si alguien se alegraba mucho, él preguntaba: “¿Cómo sabes si eso es una bendición?” Y los hombres de aquella aldea entendieron que, más allá de las apariencias, la vida tiene otros significados.

"Ni bueno ni malo, sólo Dios lo sabe."


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