7 TIPOS DE EMOCIONES TRANQUILAS Y CÓMO ALCANZARLAS.
Calma, serenidad, equilibrio... En el tejido de nuestras emociones, aquellas que nos aportan sosiego resultan las más enriquecedoras y también las más sanadoras. Son nuestro mejor antídoto contra la ansiedad. ¿Te gustaría saber cómo alcanzarlas?
Un poco de excitación en nuestro día a día siempre viene bien. Tener ese punto justo y adecuado de activación nos permite dar impulso a la motivación, empuje a la capacidad de logro e ímpetu a la capacidad para afrontar dificultades. Sin embargo, el auténtico bienestar físico y psicológico se encuentra en ese estado dominado por la calma y el equilibrio.
La vida adquiere mayor sentido y trascendencia a través de una mente sosegada. Por ello, las emociones tranquilas orquestan, promueven y facilitan esa armonía desde la que la ansiedad no nos atormenta. Es ese refugio sereno desde el que mirar el mundo con una óptica más abierta, más centrada y relajada.
Si bien es cierto que nuestras mentes evolucionaron para facilitar la supervivencia y que la preocupación es el mecanismo que nos permite reaccionar ante los peligros, todo tiene un límite. Somos esos seres que, casi sin saber cómo, acaban viendo amenazas donde no las hay. Anticipamos fatalidades y cada vez nos sentimos más agotados, más angustiados.
¿Y si cambiamos esta dinámica? ¿Qué tal si aprendemos nuevos enfoques mentales para reducir esa hiper-vigilancia y estrés constante para abrazarnos a la calma y el sosiego? Veamos cómo lograrlo.
“Tómate las cosas con calma, porque si las comienzas a tomar demasiado en serio, llegan a su fin”.
-Jack Kerouac-
La mente en calma se siente más apta para tener un control auténtico de su vida.
TIPOS DE EMOCIONES TRANQUILAS Y CÓMO PROMOVERLAS EN TU VIDA
“Calma”. Solo con pronunciar esta palabra algo se enciende en nosotros. En esta realidad, a menudo caótica, hiperconectada y demandante, nos hemos acostumbrado a vivir con un exceso de ruido. Tanto externo como interno. A las notificaciones, los correos electrónicos y los infinitos objetivos que cumplir, se añaden el peso de la incertidumbre y el miedo a no saber qué sucederá mañana.
Una mente en calma no elude este tipo de realidades. Es un enfoque psicológico que hace frente a la efervescencia cotidiana con mejores herramientas. Es dejar de sentir que uno camina por la cuerda floja, para percibir que lleva un arnés, que avanza con mayor seguridad sin el peso excesivo de la ansiedad, de esas preocupaciones que nos hacen temblar y aumentan el riesgo de caída.
Un modo de lograr esa calma interna es mediante un tipo muy concreto de estado de ánimo. Las emociones tranquilas son aquellas que los expertos definen como “de baja energía”, las cuales, aportan sosiego físico y mental. Son también las que nos alejan de las turbulencias de la angustia. De este modo, un estudio de la Universidad de Michigan, por ejemplo, destaca algo importante.
Las emociones de valencia positiva amplían y mejoran nuestros repertorios cognitivos y conductuales. Así, en caso de lograr ese punto idóneo de serenidad interna, los pensamientos acelerados y la reactividad física se reducirían para permitirnos tener un mayor control sobre nosotros mismos y lo que nos envuelve. Veamos a continuación unos ejemplos de este tipo de estados.
Ten en cuenta el siguiente mantra para tu día a día: “exhalo tensión, miedo y preocupación, y respiro aire calmado y curativo”.
1. Serenidad, aceptar lo que no puedes controlar
La serenidad es un estado emocional poderoso. Esta sensación nos imprime quietud, satisfacción y conexión. La persona que actúa con serenidad es aquella que ve las cosas con mayor claridad, aceptación y calma, sabiendo lo que desea. Es justo lo opuesto a la mente ansiosa y acelerada, además del mejor antídoto contra el temor a la incertidumbre.
• El modo de lograr esta emoción es mediante el autoconocimiento y el autocontrol. Cuando sepas quién eres, cuáles son tus metas y asumas que no todo está bajo tu control, alcanzarás una adecuada serenidad.
2. Elevación emocional, cuando aprecias la belleza de la vida
Entre las emociones tranquilas más importantes está el concepto de elevación. Si bien es cierto que tiene un componente que se integra en lo espiritual, no deja de definir una experiencia que todos podemos alcanzar. Define esa sensación en la que algo nos genera una combinación mágica entre la admiración, la fascinación y la satisfacción. Es encontrar algo que nos dé sentido y trascendencia.
• Para lograr la elevación emocional, hay que buscar escenarios o prácticas que te hagan sentirte realizado. Puedes rozar esta sensación viendo un amanecer en el mar. También saliendo a pasear, trabajando por tus sueños o compartiendo tiempo con las personas que amas.
3. Calma, más que una emoción, una actitud
Tener calma, desarrollar una mirada del mundo más sosegada, entrenar a nuestro cuerpo para que reduzca las tensiones y nerviosismos. ¿No sería este tipo de experiencia la más idónea para alcanzar el bienestar?
Así es, la calma emocional es ante todo una actitud ante la vida, esa que nos permite ver nuestra realidad desde un filtro más relajado, razonado y ajustable.
• Para alcanzar la calma debemos entrenar el diálogo interno negativo, ese que nos trae tormentas, ansiedad y pensamientos catastróficos. Aceptemos que no todo puede estar bajo nuestro control.
La bondad es la más elevada y satisfactoria de las emociones sosegadas, esa que debería guiar nuestra vida.
4. Alivio, el fin de la angustia
El alivio es una de esas emociones tranquilas en las que deberíamos trabajar todos los días. No define más que esa sensación que nos abraza cuando resolvemos algo que nos inquieta, que nos preocupa y hace sombra a nuestro equilibrio personal.
Mitigar el sufrimiento es una estrategia que, en una parte importante, sí está en nuestras capacidades. Basta con saber responder a las dificultades con estrategias innovadoras y valientes.
• Todos podemos alcanzar el alivio emocional mediante adecuadas estrategias de resolución de problemas. También con técnicas para regular nuestras emociones incómodas, esas que incrementan la angustia y nos impiden tomar buenas decisiones.
5. Confianza, una emoción sanadora
La confianza es la emoción favorita del cerebro, esa que le permite afianzar mejor las relaciones y mirar el futuro sin temor. Pensemos que lo opuesto a la confianza es el miedo y que en ese túnel, apenas entra la luz. Por tanto, pocos estados psicoemocionales son tan catárticos y necesarios a su vez cómo este concepto.
• Para desarrollar la confianza emocional debemos entender que aunque no tengamos el control sobre el destino y sobre las personas, es bueno creer que lo que puedan aportarnos será bueno y enriquecedor. Estamos ante un acto de fe, ante un enfoque mental que requiere apertura, tranquilidad y seguridad.
Las emociones tranquilas son la clave para el bienestar físico y psicológico.
6. Gratitud, el arte del reconocimiento
Entre el abanico de emociones tranquilas más hermosas, está sin duda la capacidad de sentirnos agradecidos. Quien no conecta con este estado, quien no experimenta esta sensación, lo único que percibe es sentimiento de vacío y de carencia. También de frustración. Porque la gratitud es la capacidad de apreciar esos aspectos no materialistas de la vida y del ser humano capaces de aportarnos bienestar.
• Quien desee entrenar esta emoción debe retirar capas al egoísmo, peso a lo superficial para quedarse en la esencia de las cosas. Estamos ante un sentimiento de aprecio que exige, a su vez, tener un adecuado sistema de valores éticos.
7. La bondad, la más elevada de las emociones
La bondad es una emoción sosegada, pero poderosa. La capacidad de guiar nuestra conducta a través del prisma de la bondad no solo revierte en nuestro bienestar, sino que puede cambiar el mundo. Lo hace porque en ella se integran otras emociones igual de fulgurantes y maravillosas, como son la compasión, la ternura y la amabilidad.
• ¿Cómo lograr ser más bondadosos? Una vez más, se requiere arrancar de nuestros patrones todo atisbo de egoísmo, ese virus que todo lo enferma y recrudece. En nuestra mano está ser más sensibles a las realidades ajenas, más atentos a las necesidades del mundo y más proactivos para facilitar la ayuda que cualquier ser requiere.
Para concluir, las emociones tranquilas aquí descritas son un medio para un fin. El del bienestar, el de la armonía social y hasta el de la felicidad. ¿Por qué no trabajar en ellas?
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