EL ARTE DE NEGOCIAR EFICAZMENTE CON LA VIDA
Las emociones se sienten y viven en el cuerpo.
Identificar esas señales nos permite saber qué cosas nos enojan, nos frustran, nos dan miedo, nos provocan estrés y, así, enfrentar de una forma distinta las situaciones de siempre.
ALGUNOS CONSEJOS PARA ANIMARTE A PONER EN MARCHA UN NUEVO PLAN.
¿Cuántas veces, dejándote llevar por lo que sentís, te prometes una y otra vez no decirle tal o cual cosa y es lo primero que le decís cuando lo ves? O, al contrario, necesitabas decirle tantas cosas… Pero lo ves y te paralizas.
Después te llenas de bronca, ansiedad, tristeza.
Las dos cosas duelen, las dos cosas nos alejan de nuestra seguridad, confianza y autocontrol.
Las emociones se sienten y viven en el cuerpo, están en la caricia que recibimos, en las palabras, en los recuerdos. Es como una fuerza que nos indica hacia dónde ir, pero, como son nuestras, también es nuestro el manejo de su destino.
Los seres humanos tenemos una capacidad única: poder poner en palabras nuestros sentimientos.
Identificar esas señales nos permite saber qué cosas nos enojan, nos frustran, nos dan miedo, nos provocan estrés y, así, enfrentar de una forma distinta las situaciones de siempre.
Frente a esto, tenemos dos posibilidades: el plan “A”, esperar que él, si me quiere, cambie, sepa lo que necesito y me lo dé, que mi jefe me valore y me deé el aumento de sueldo que merezco, que mis hijos adolescentes me traten bien, que se den cuenta que quiero lo mejor para ellos, que mi amiga esté cuando la necesito como yo estoy siempre…
O usar el plan “S”, que es el que armes vos, desde un lugar proactivo. Es el plan de tu seguridad, del autoconocimiento, donde sos vos quién sale a “negociar con la vida”.
Estos tips te ayudarán a poner en marcha tu plan “S”:
* La negociación es la herramienta más poderosa que tenemos y utilizamos muchas veces sin ser conscientes durante todo el día, en el trabajo, con la familia o amigos. Aprende a aprovecharla, anímate a decir lo que sentís en el momento justo, aunque sea con tu jefe o alguien que sentís que te paraliza.
* La fórmula de una negociación eficaz es “ganar-ganar”. Por eso es importante buscar puntos en común entre las partes y crear juntas diferentes alternativas de soluciones, abriendo la posibilidad de diálogo.
* Tratá de ser lo mas paciente y flexible posible. Elegí el mejor momento para plantear tu postura y tratá de evitar las frases como “siempre lo mismo”, “no te importa nada de mí” o, una de las más famosas, “sabés que, al final, siempre tengo razón”.
Comunicándote desde el lugar de la culpa o la bronca, sin darte cuenta, generas en el otro la necesidad de defenderse, de justificarse, pero no de negociar.
* Las situaciones conflictivas se generan tanto por lo que hicimos, como por lo que no. Planteártelo desde este lugar te ayudará a reconocerte en la contribución del conflicto y, por lo tanto, en su resolución junto a la otra parte (a la par).
* Sí logras no interrumpir en la negociación, expresar lo que sentís y lo que opinas no como una verdad “absoluta”, sino como “tu verdad” y si pones atención en la palabra, en la actitud del otro, entendiendo porque el otro “dice lo que dice y hace lo que hace”, aunque no lo compartas, sí podrás enfocarte en el problema que los une y no en la conducta de la persona.
Así tendrás una carta importante en mano, que es la “escucha activa”.
A lo largo de nuestra vida afrontamos infinidad de conflictos y no es porque tengamos mala suerte. Éstos forman parte del crecimiento, y por eso, es fundamental una buena estrategia a la hora de negociar.
Muchas veces pasa que no es el conflicto en sí lo que nos angustia o nos duele, sino que el lugar desde el que lo interpretamos despierta en nosotras miedos e inseguridades. Pero a pesar de esto debemos salir a negociar con la vida, creyendo en nosotras.
¿Te preguntaste alguna vez desde que lugar querés vivir tu vida?
(Lic. Adriana Waisman, psicóloga especialista en conductas adictivas y trastornos de ansiedad.)
