LA NECESIDAD DE COMPLACER A LOS DEMÁS
Verificado Redactado por Elena Martinez.
La necesidad de agradar a los demás es una conducta común y natural en nuestra búsqueda por sentirnos aceptados y amados.
Sentirnos amados y aceptados por los demás forma parte de nuestra naturaleza social. Es por ello a veces llevamos a cabo conductas completamente diseñadas para gustar a otros. Esto es algo completamente normal y no hay nada de lo que preocuparse. Desde usar perfume antes de salir, hasta alabar el gusto estético de alguien que difiere mucho del nuestro, muchos de nuestros actos cotidianos forman parte de una inofensiva “estrategia” dirigida a conseguir una mejor convivencia y a sentir el cálido aprecio de aquellos a las que amamos o admiramos. Sin embargo, algunas personas llevan esta búsqueda de aceptación hacia límites que menoscaban su propio bienestar. Son las personas que sienten la necesidad de complacer constantemente a otros, llegando a adoptar patrones de comportamientos poco saludables.
CAUSAS DE LA NECESIDAD DE COMPLACENCIA
Algunas personas no son capaces de decir no. Siempre están dispuestas a ayudar y a complacer a los demás. Son esas personas a las que siempre suelen pedírseles favores y que aceptan llevar a su cargo un peso familiar, social o laboral que realmente no les corresponde. Esto parece algo positivo y deseable en cualquier ser humano, sin embargo, estas actitudes son muy poco saludables psicológicamente.
El tiempo de su vida, sus planes del día y todos sus cuidados giran en torno a los demás, a sus familiares, parejas, amigos, jefes y hacia cualquier persona o causa que requiera su atención. Son personas que temen fallar a los demás y ser rechazadas, incluso por sí mismas, debido a la culpabilidad que pueden llegar a sentir si no lo dan todo por los otros.
Estas pueden haber sido actitudes aprendidas o incluso imitadas, así como formas en las que las personas han aprendido a desenvolverse para sentirse valiosos y amados por sus seres queridos. Existe también un componente moral educativo en el que la persona puede justificar sus actos afirmando que este es el comportamiento correcto y llenándose de culpa y remordimiento si no lo cumplen.
Rasgos de las personas extremadamente complacientes:
• Las personas extremadamente complacientes tratan por todos los medios de no decepcionar a los demás, incluso en los pequeños detalles
• Sus vidas, planes y deseos quedan relegados a un segundo plano ante las necesidades de otros
• Sienten ansiedad y culpabilidad ante la idea de no hacer todo lo que pueden por los demás
• Sienten una gran compasión por otras personas
• Se sienten valiosos siendo el soporte de otros
• A veces pueden tener una baja autoestima
CONSECUENCIAS DE VIVIR COMPLACIENDO A LOS DEMÁS
Esta actitud, por más que descanse en principios muy bondadosos, es muy perjudicial a largo plazo para las personas. Algunas de las consecuencias de vivir para otros pueden recaer tanto en la salud física como psicológica:
1. Son negligentes consigo mismos
El tiempo y los cuidados a uno mismo quedan relegados a un segundo plano cuando la vida gira en torno a los demás. Esto conlleva un gran desgaste de energía y ciertas consecuencias en la propia salud de la persona, tanto psicológica como física. Es común que estas personas sientan un gran estrés y ansiedad, llegando a veces a estados depresivos y padeciendo problemas en su calidad de vida. En la constante preocupación por los demás llegan a despreocuparse tanto por sí mismos que las consecuencias en su salud pueden ser muy negativas.
2. Pérdida de identidad
La falta de tiempo para las propias necesidades y la auto negación ante los deseos de otros hace que las personas terminen olvidando sus aspiraciones, sus pasiones e incluso su propia identidad. Además, las personas extremadamente complacientes pueden terminar actuando de forma diferente según el ambiente en el que se encuentren, con tal de adaptarse y complacer a los demás. Aunque la adaptación a diferentes contextos es algo saludable y útil, a menudo estas personas se comportan de forma completamente alejada de si mismas, debido a que prefieren ser aceptadas antes que imponer su propia voz, sus particularidades y todo aquello que las hace realmente especiales y diferentes.
3. Sentir que otros se aprovechan
Las personas que siempre dicen “sí” aunque estén sobrecargadas de trabajo o estrés son una presa muy fácil para aquellos que suelen explotar y manipular a otros. Pero no solo para este tipo de personas, sino para cualquier conocido que simplemente no sepa de sus circunstancias tenderá a pedirles favores, ya que no conocen sus límites. Esto hace que muchos puedan aprovecharse de esta actitud e incluso enojarse si en algún momento la persona complaciente dice que no. Dejar la culpabilidad a un lado y aprender a decir no, de forma rotunda, es necesario para ahuyentar personas tóxicas y relaciones sociales superficiales basadas en la ventaja de unos sobre otros.
4. Pueden llegar a sentir resentimiento
A pesar de su afán por complacer a otros, un estilo de vida en el que uno se posiciona en segundo lugar crea una sensación de disconformidad que puede ir aumentando con el paso del tiempo. Esto puede dar lugar a enfados y cierta ira que puede tratar de reprimirse para no preocupar a otros, una ira que puede ir transformándose en pasivo agresividad. Esta actitud pasivo agresiva da lugar a un resentimiento que emana en cualquier relación cotidiana a través de comentarios sutiles o acciones que van mermando las relaciones con los demás. En su necesidad por complacer y ser aceptados, tristemente las personas pueden llegar a conseguir todo lo contrario.
Ser amables, bondadosos y cuidar de otros es una magnifica cualidad. Sin embargo, olvidarse de uno mismo para servir a los demás puede tener consecuencias muy negativas. De hecho, quienes no cuidan de sí mismos y dedican tiempo a sus deseos y prioridades, sufren un desgaste de energía y fuerza que no les permite cuidar de los demás de forma saludable. Buscar el correcto equilibrio entre una actitud y otra es la clave para poder llevar una vida plena y saludable. Todos merecemos cuidar de nosotros mismos y aprender a decir no en algunas circunstancias es un primer paso para la liberación de esta pesada carga.
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