PARÁLISIS POR ANÁLISIS: CUANDO EL EXCESO DE PLANIFICACIÓN NOS BLOQUEA.
¿Llevas tiempo dándole vueltas a una idea? ¿Has pensado mil veces como realizar ese proyecto que tanto te ilusiona?
Deseas que todo salga perfecto, y para ello: analizas una y otra vez los pros y los contras, buscas información por todas partes, pides opiniones, realizas cursos para estar más preparado…
Sin embargo, sigues deshojando la margarita, ya que pospones algo muy importante: ACTUAR.
Analizar es una habilidad muy positiva y necesaria; lo hacemos para ser más eficaces a la hora de tomar decisiones.
Trazar un plan nos aporta coherencia y orden, buscar información hace que se multipliquen nuestras opciones, la preparación y el análisis del proceso nos proporciona confianza, tranquilidad y seguridad.
Pero, como todo en la vida: los excesos siempre son malos.
Cuando necesitamos tener todo medido y organizado antes de comenzar a actuar, es más que probable que ese exceso de análisis y control nos bloquee.
Nos sentimos tan abrumados, que es posible que terminemos moviéndonos en círculos, sin tener clara ninguna dirección.
En definitiva, nos quedamos estancados elaborando, sopesando e imaginando las distintas opciones y situaciones, sin pasar nunca a la acción o sin tomar una decisión real, y permitiendo que nuestro proyecto se posponga esperando el momento ideal.
Este círculo vicioso es lo que se conoce en psicología como parálisis por análisis.
Se trata de la situación en la que alguien queda inmerso imaginando opciones posibles pero sin llegar a utilizar ninguna de ellas y sin materializar ningún plan de acción.
Este continuo análisis nos mantiene inmóviles. Nada cambia, nuestros proyectos siguen sin progresar y permanecemos en el mundo de las ideas y de los deseos, en lugar de movernos y actuar.
Pararse a analizar algo durante demasiado tiempo nos priva no sólo de una gran cantidad de tiempo, esfuerzo y energía, sino de la posibilidad de aprender basándonos en nuestra propia experiencia.
A través del ensayo y el error conoceremos que acciones, de las que hayamos decidido emprender, nos acercan o nos alejan de nuestros objetivos. Por tanto, actuar debe de ser una prioridad frente al análisis.
La parálisis por análisis además de hacernos perder el aprendizaje que nos aporta la experiencia, hace que perdamos el foco, desviándonos de nuestro objetivo, e incrementando nuestras dudas y miedos, lo que se traduce en una pérdida de creatividad y capacidad de improvisación.
Además la falta de acción o de toma de decisiones puede provocarnos sentimientos de frustración tanto por la sensación de que «nunca pasa nada» como por la comparación con otras personas que sí están donde a nosotros nos gustaría.
La parálisis por análisis puede tener su origen en varios factores, aunque los más frecuentes son: el miedo al fracaso y un exceso de perfeccionismo.
Ante un proyecto importante, es normal que intentemos dar lo mejor de nosotros mismos, pero es imposible que estemos cien por cien seguros de nuestras decisiones, siempre existirá un riesgo, de nosotros depende si lo asumimos o no.
Si pretendemos eliminar la incertidumbre que supone embarcarse en un nuevo proyecto, y pasamos a intentar controlar cada aspecto de él en busca de la seguridad absoluta, el resultado será justo el contrario: aparecerán nuevas dudas, inseguridades, y por qué no, nuevas excusas, que nos permitan seguir en la zona de confort, desperdiciando así valiosas oportunidades en nuestra vida.
Si de verdad, te has decidido y quieres empezar a ponerte en movimiento, deja de justificar tu inacción esperando a que el momento, las circunstancias, tu estado de ánimo… sean ideales para empezar a hacerlo.
DESPUÉS DE HABER PASADO LA FASE DEL ANÁLISIS, PASA A LA ACCIÓN.
¿De qué te sirve haber analizado y definido tu proyecto, concretar objetivos, diseñar planes de acción, si luego no los llevas a la práctica?
Ahora es el momento de dar el primer paso y de poner todas tus energías para lograrlo. Comprométete contigo mismo y con tu objetivo.
En vez de atascarte analizando un problema en busca de la mejor solución, utiliza tu tiempo y energía en desarrollar un plan concreto, que te permita realizar pequeñas acciones para que tu decisión, al final, tenga éxito.
Recuerda que pararnos todo el tiempo en “analizar” no sólo nos impide la experiencia de vivir, sino sobre todo el aprendizaje que proporciona el ensayo y error.
Aléjate de la parálisis por análisis asumiendo que las soluciones perfectas ni la seguridad absoluta existen cuando se decide emprender un nuevo camino; acepta que el miedo a equivocarte puede ser tu compañero de viaje, pero sigue actuando aún a pesar de él, y continua moviéndote en la dirección elegida.
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