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 CÓMO AFRONTAR EL MIEDO A LA ENFERMEDAD.



Abril 06, 2024, 05:45:26 am
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CÓMO AFRONTAR EL MIEDO A LA ENFERMEDAD.
« en: Abril 06, 2024, 05:45:26 am »
CÓMO AFRONTAR EL MIEDO A LA ENFERMEDAD.
PATRICIA RAMÍREZ

El otro día me comentaban en una terapia en grupo que uno de los mayores miedos que estaban teniendo en el momento actual era el miedo al contagio. Miedo a que la COVID se manifieste de forma agresiva. Miedo a la muerte y a la enfermedad de sus personas queridas y a la propia muerte y enfermedad. E incluso una de las personas asistentes me dijo que su hija de 9 años estaba paralizada, que no quería salir a jugar al parque, que solo deseaba estar en casa y todo por miedo al contagio.

El miedo a la enfermedad se llama hipocondría y lo padece entre un 15 y 20 por ciento de la población. En tiempos de Coronavirus, este porcentaje se ha incrementado. La hipocondría es el temor a enfermar de algo grave, a sufrir por una enfermedad, miedo al dolor, al propio y al de tus seres queridos. Miedo sobre todo al diagnostico de cáncer o de enfermedades vinculadas a la muerte.
"Tengo un dolor aquí, en el pecho, que me tiene preocupada. Me he metido en Google y puede ser lo peor, desde una cardiopatía a un tumor en el pulmón. Oye, que dice mi médico que no es nada, que soy una hipocondriaca, pero es que a mí me duele. Que será ansiedad. Pero yo he consultado muchas fuentes y no dicen que sea ansiedad. Dicen lo peor. Los médicos me tratan como si fuera una loca que se inventa los síntomas. Sí, un poquito obsesiva si soy. Porque siempre pienso que voy a tener lo más grave, que voy a enfermar y que me voy a morir. No sabes qué sufrimiento, chica, ya quisiera yo no pensar así. Me siento fatal, porque incluso me siento una estafadora, disponiendo de recursos y robando tiempo a otros pacientes en la seguridad social. Me he hecho hasta un seguro privado para que me puedan atender con más agilidad. Pero es que para mí es un sufrimiento. No se me va de la cabeza. En mis cuarenta años yo ya creo he sufrido mentalmente el sida, un tumor en el pecho, otro en la cabeza y ahora en el pulmón, esclerosis múltiple y Alzheimer. Y no te quiero contar cuando mis hijos se ponen enfermos. Nunca tienen un catarro, tienen una leucemia. Tengo pavor a contagiarles mis miedos y que se vuelvan tan raritos como yo. Y ya te imaginas cómo estoy desde hace un año, con el Coronavirus. No quería que
Un día nos vamos a caer en el autobús porque no dejo que se agarren a la barra de sujeción. Es que debe estar llena de gérmenes y el Coronavirus anda por todos lados. Lavar las latas del supermercado y todo lo que compramos se ha convertido para mí en una angustia. Pierdo muchísimo tiempo con esta tarea."
Las personas hipocondriacas sufren por ellas y por todos los suyos. Limitan sus vidas con tal de no exponerse a un germen, consultan fuentes no fiables para encontrar un significado a sus síntomas, se convierten en modelos de miedo a la enfermedad para sus parejas, padres, madres e hijos. Se realizan multitud de pruebas médicas que no consiguen descartar lo que no existe, visitan a varios médicos de la misma especialidad esperando encontrar un diagnóstico que les deje tranquilas. Incluso muchas de las personas hipocondriacas evitan chequeos médicos y consultas de preventivas con tal de que no les detecten algo malo.
Las personas hipocondriacas también se sienten muy incomprendidas. Cuando se les dice que todo es psicológico, en realidad se les está diciendo que todo es cuento. Pero para ellos los procesos psicológicos tienen una realidad total en el cuerpo y el dolor, la angustia y las enfermedades psicosomáticas son completamente reales, aunque los procesos que las desencadenen sean psicológicos y no correspondan a una enfermedad física.
Si te sientes identificada con este trastorno, atenta a estos consejos que te pueden servir. Son los que suelo dar en mis sesiones de terapia:

La seguridad no está en seguir buscando ¿Miras internet continuamente, consultas guías médicas, sigues los consejos en redes sociales? ¿Te sientes abducida por la información sobre enfermedades, síntomas, pruebas diagnóstico, medicamentos? ¿Cuando acudes al especialista crees saber más sobre la enfermedad que el propio médico? Puede que incluso te atrevas a corregirlo y cuestionarlo.

Estar informada, aunque sea híper informada o mal informada te da seguridad. Quien tiene información tiene el poder. Pero la dificultad aquí estriba en que la información que tienes no te es útil porque no sueles tener esas enfermedades que crees tener. Tu cerebro está más atento a lo catastrófico que a lo sencillo y banal, y no siempre es información rigurosa, sino que procede de portales de todo tipo.

Si eres familiar o amigo de una persona con hipocondría, no le sigas la conversación.
La persona hipocondriaca busca seguridad preguntado a los suyos o a los sanitarios si lo que tiene es grave. Esa respuesta de "tranquila, mujer, si no será nada, no es un tumor, eso es un ganglio, a mí me pasa con cada menstruación", aparentemente la serena. Aunque es una serenidad engañosa, porque al rato vuelve otra vez a consultar. Puede llegar a tener conversaciones intensas y cansinas sobre síntomas y enfermedades.

Darle una respuesta que la calme provoca todo lo contrario, reforzar su comportamiento. Lo mejor es cambiarle de tema y aunque te insistan en lo mismo, dile "sobre este tema no vamos a hablar".

Establece unos hábitos de vida saludables que tú puedas controlar: la práctica de ejercicio físico comer de forma saludable, descansar, reír, rodearte de gente, meditar...

Síntomas de consulta: Marca con tu médico de cabecera o con algún médico próximo a ti, una lista de síntomas por los que deberías consultar: fiebre alta, una mancha en la piel, un bulto, etc. Todo lo que se salga de aquí, no debería ser muy importante.

Chequeos necesarios, ni uno más ni uno menos: Cuida tus chequeos, como la cita anual con el ginecólogo o los protocolos que hay para hombres y mujeres en función de su edad y situaciones específicas.

La incertidumbre existe: Aprende a vivir con ella y a aceptar, que por muy sano que sea tu estilo de vida, todos podemos enfermar. Aceptar significa dejar de rumiar, dialogar, anticipar todo lo negativo que puede pasar. Lo que tenga que ser, será. Sí, sí, preocuparte no lo va a evitar.

Pide ayuda profesional: Consulta con un psicólogo la manera de aliviar tus pensamientos rumiantes u obsesivos. Estos pueden generar tal nivel de ansiedad, que te lleven a debilitarte, a sentir síntomas de ansiedad que se confunden con otras enfermedades.

En casa eres modelo de conducta: Los mismos consejos que sirven para ti, sirven para tus hijos. Cuidado con lo que verbalizas en casa porque puede transmitir angustia. Reacciona con serenidad ante la tos, el vómito o una caída de tus hijos. No salgas corriendo a urgencias si no lo necesitas, no le preguntes doscientas veces cómo se encuentra, no le tomes la temperatura más que lo que te indique tu pediatra... Y habla a tus hijos siempre desde la confianza en la medicina y en los médicos.
Recuerda, somos amor, somos fuerza y somos serenidad. No permitas que una angustia que tiene tratamiento limite tu vida.

https://www.telva.com/bienestar/psicologia/2021/05/07/6093ca4301a2f10f428b4666.html


 

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