MUEVE MONTAÑAS.
Se enfrentó a su destino
y le hizo cambiar todos sus planes,
incluso los inamovibles;
desobedeció al porvenir
que quedó desconcertado
porque era la primera vez
que alguien le contradecía;
obligó al futuro
a desmontar los proyectos
en los que estaba prevista su intervención;
sólo aceptó lo que era benevolente
y lo que olía a jazmín.
Creó un descalabro tal
que tuvieron que intervenir el Creador
y el responsable de Grandes Proyectos
para tapiar los caminos que le habían previsto,
redirigir los inconvenientes,
repintar los días de luto
y desmontar eventos y desencuentros.
Es lo que tiene la fe en uno mismo:
que mueve montañas de problemas evitables.
Francisco de Sales