¿CÓMO SANAR LAS HERIDAS EMOCIONALES DE LA INFANCIA? 7 CONSEJOS PARA AFRONTARLAS.
Artículo revisado por el Comité de MundoPsicologos
¿Qué son las heridas emocionales y cómo pueden afectarnos? ¿Qué podemos hacer para detectarlas y sanarlas como es debido? Descubre cómo sanar las heridas emocionales de la infancia.
Cuando las personas se encuentran constantemente con los mismos traumas una y otra vez, así como sienten que las cosas no mejoran, quizá están enfrentándose a heridas emocionales que provienen de la infancia o de ciertos acontecimientos que realmente les han hecho un daño mental y psicológico. De este modo, las personas con estos sentimientos suelen sentirse atascadas y frustradas debido a que parece que la situación nunca mejora. Entonces, ¿cómo podemos detectar estas heridas emocionales y qué podemos hacer para sanarlas?
¿QUÉ SON LAS HERIDAS EMOCIONALES?
La mayoría de heridas emocionales suelen provenir de la infancia. De hecho, cada herida acaba teniendo síntomas conductuales diferentes, lo que puede ser difícil detectar aquello que nos está dificultando nuestra evolución personal. Cuando una persona sufre de una de estas heridas emocionales, suele experimentar angustia y un daño que acaba afectando a su bienestar psicológico.
¿CÓMO SABER SUFRO UNA HERIDA EMOCIONAL?
Algunos de los síntomas que pueden indicar que estamos padeciendo de ciertas heridas emocionales son los siguientes:
• Sentir que nuestra personalidad está fragmentada: Las personas pueden sentir que están viviendo sus vidas desde un ‘falso yo’, es decir, con una personalidad que no sienten que es realmente la suya.
• Miedo excesivo: El temor experimentado de manera excesiva puede ir acompañado de sentimientos de inferioridad, baja autoestima y culpabilidad.
• Falta de confianza: Las personas que tienen ciertas heridas emocionales pueden experimentar dificultades para confiar tanto en otras personas como en sí mismos/as. Esto puede llegar a hacerlos ‘cuestionar’ sus propios pensamientos, sentimientos, percepciones, opiniones y necesidades.
• Distorsión de la realidad: Haber padecido una herida emocional puede hacer que las personas acaben percibiendo situaciones de una manera distorsionada, como por ejemplo pensar que la pareja les será infiel (a pesar de que no hay pruebas que demuestren estos actos), entre otros.
• Dificultad para sentir emociones: En algunos casos, las personas con una herida emocional pueden tener dificultades tanto para sentir como para empatizar o amar a los demás.
En la mayoría de los casos, estas heridas emocionales suelen provenir de la infancia, haciendo que la búsqueda de tratarlas se enrede con el desafío de sanar a nuestro niño/a interior. Por este motivo, ante la presencia de uno de estos síntomas, es importante acudir a un psicólogo/a profesional.
TIPOS DE HERIDAS EMOCIONALES
Algunas de las heridas emocionales más comunes son las siguientes:
• Herida de abandono: Cuando los padres ‘abandonan’ emocionalmente a sus hijos/as esto puede comportar diferentes problemas para su desarrollo psicológico. Es decir, la ausencia de los padres y la falta de cuidados hacen que los niños/as puedan experimentar un sinfín de problemas emocionales.
• Rechazo: El rechazo puede presentarse de muchas formas, pero cuando este se experimenta durante la infancia, sus efectos pueden ser devastadores. De hecho, afecta tanto a nuestra autoestima como a nuestra autoconciencia. Cuando un niño/a experimenta el rechazo, puede acabar desarrollando problemas al abrirse y confiar en los demás.
• Injusticia: Esta herida emocional se puede formar bajo los cuidados de un padre o madre demasiado estricto con sus hijos/as. Esto puede llegar a afectar el ‘sentido de justicia’, resultando en que las personas acaben volviéndose muy rígidas y establecer estándares muy altos para ellos/as mismos/as y para los demás.
• Violencia: Los niños/as que son testigos de la violencia dentro de la familia pueden acabar internalizando este patrón violento. Como resultado, los niños/as pueden llegar a repetir este ciclo abusivo en su etapa adulta.
• Humillación: Cuando las personas se sienten continuamente humilladas, suelen desarrollar baja autoestima y ansiedad. Ya sea por situaciones de bullying en la escuela o por las opiniones que pueden decir los padres, esto puede crear una herida emocional.
¿CÓMO SANAR LAS HERIDAS EMOCIONALES DE LA INFANCIA?
Existen una serie de consejos que puedes seguir para sanar estas heridas emocionales:
1. Da pequeños pasos: Intentar un cambio radical de un día para otro puede ser contraproducente. De hecho, puedes llegar a sentirte abrumado/a o fracasado/a si estableces expectativas poco realistas. En realidad, es mejor realizar cambios que puedan ser manejables y graduales.
2. Sé paciente: Sanar heridas emocionales requiere de mucho trabajo y dedicación. Por lo tanto, es importante tener presente que aunque cometemos algún ‘fallo’, siempre podemos mejorarlo en otras oportunidades.
3. Establece expectativas realistas: Es probable que al intentar sanar nuestras heridas emocionales a veces creamos que estamos dando un paso para atrás. En muchas ocasiones el progreso no es constante, sino que suele ser irregular.
4. Considera los contratiempos como una oportunidad: Siempre tendremos ciertas dificultades en nuestra vida. De hecho, podemos aprender más de lo que no funciona de lo que sí funciona. Por lo tanto, en lugar de tratar de evitar contratiempos o recaídas, debes aceptar que todo ello es una parte del proceso.
5. Prioriza tu autocuidado: Si quieres afrontar estas heridas emocionales, necesitas cuidarte a ti mismo/a. La razón es que para prestar atención a nuestro lado emocional, requerimos tener más espacio para nosotros/as mismos/as.
6. Procesa los sentimientos sobre tu pasado: Tratar de evitar aquello que sucedió en tu pasado nunca funcionará. De hecho, para sanar tus heridas emocionales de la infancia es vital que aceptes estos sentimientos.
7. Acude a terapia: Aunque en muchas ocasiones es difícil pedir ayuda, ante las heridas emocionales es necesario hacerlo si estas están causando estragos y dificultades en tu día a día.
Las heridas emocionales pueden frenar nuestras oportunidades personales, profesionales y con los demás. Por este motivo, es importante poner el foco en detectarlas y sanarlas.
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