EL PEOR DELITO CONTRA UNO MISMO ES EL AUTOENGAÑO.
En mi opinión, de los muchos pecados, atentados, imprudencias, injusticias, o incluso agresiones a la integridad que uno puede cometer contra sí mismo, el que me parece más cruel de todos ellos es el autoengaño.
Ni siquiera las mentiras piadosas se libran del perjuicio que causan aunque aparenten lo contrario. Un autoengaño parece que pretende evitar que una verdad innegable afecte a nuestro bienestar, a nuestra estabilidad emocional y/o nuestra autoestima. O sea, a lo que forma nuestra base personal.
VIVIR EN UNA IRREALIDAD O UNA MENTIRA ES CONTRAPRODUCENTE. Parece, sólo parece, que esa protección ante lo que nos incomoda nos pone a salvo de lo que pasa, pero eso no deja de ser un alivio –falso- y nunca es una solución. Cuando se pase el alivio de la mentira –falso- vuelve a aparecer la realidad con toda su verdad y podemos comprobar que no hemos adelantado nada, sólo hemos aplazado afrontar el problema y encontrar la solución.
Entiendo que no todas las mentes y las personas son tan fuertes como para afrontar, de frente y sin miedo, las cosas menos agradables de su vida; entiendo que uno busque cualquier cosa que le ayude a seguir sobreviviendo lo mejor posible, pero lo que no es correcto es engañarse, atentar contra sí mismo y perjudicarse, que suele ser el resultado del autoengaño.
Conozco a una persona cuyos padres han fallecido. No quiere asumir esa realidad y se dice a sí mismo que se han ido al pueblo y que ahora están viviendo allí; ¿es ético este autoengaño? Cada persona que opine lo que quiera. A él le sirve porque se evita el enfrentamiento con la verdad y con el duelo que eso conlleva, le alivia pensar que todavía están vivos aunque nunca les vea ni hable con ellos. Pero actuar así no cambia la realidad.
La sinceridad con uno mismo es imprescindible. LA INTROSPECCIÓN Y LA HONESTIDAD SON LOS MEJORES COLABORADORES PARA ENCONTRARSE CON LA VERDAD Y TAMBIÉN LO SON PARA ASIMILARLA, PARA APORTAR SOLUCIONES, PARA DAR ÁNIMOS Y FUERZAS PARA OPONERSE A LOS ESCAPISMOS, Y PARA SEGUIR EL PROPIO CAMINO DE PERFECCIONAMIENTO Y AUTOCONOCIMIENTO EN EL QUE HAN DE IMPERAR, A CUALQUIER PRECIO, LA HONRADEZ Y LA MORALIDAD.
Todo autoengaño lleva implícita una justificación –irreal- que vuelve a ser otro autoengaño más. El poder del autoengaño no tiene límites. Uno se queda con y en el autoengaño porque es la opción menos agresiva; valora y compara la realidad con el engaño y a corto plazo le es menos incómoda la mentira. Es un camino lateral y divergente, por lo que andarlo nos puede alejar aún más de nuestro objetivo. La realidad es dura a veces, es cierto, pero sólo la verdad es verdad, y si hay que resolver o cambiar algo es, precisamente, eso que estamos tratando de esconder. Esconder o negar no es resolver.
Quien se tome muy en serio su Proceso de Desarrollo Personal no admitirá nunca, y en ninguna condición, el autoengaño porque es consciente de su perjuicio. SÓLO CUANDO UNO ADMITE SUS IMPERFECCIONES O SUS ERRORES ES CUANDO PUEDE MODIFICARLOS. La zona de confort –falso- que proporciona el autoengaño nos aleja del Camino de Perfeccionamiento. Y si llegado el momento en que hay que tomar cualquier decisión importante la tomamos desde la premisa incierta del autoengaño, lógicamente va a ser una decisión que nace ya errónea y al final es muy posible que nos cause más daño que el propio dolor que tratábamos de evitar.
“Nos vendan los ojos en lugar de las heridas y nos creemos curados”. No hay que olvidar que es una trampa y aunque aparente ser inofensiva y ser una ayuda, es todo lo contrario. Ignorar no es solucionar. LA VERDAD PUEDE SER INCÓMODA, PERO LA MENTIRA ES PERJUDICIAL. La verdad, siempre. El autoengaño, nunca.
Te dejo con tus reflexiones…