¿MANIPULAS O TE MANIPULAN?
AVERÍGUALO.
Todos hemos utilizado la manipulación en algún momento.
En la infancia es cuando más se usa esta estrategia de autodefensa o autoprotección.
Pero no siempre es fácil ser consciente de que estás siendo víctima de una personalidad manipuladora o de que estás manipulando, a pesar de lo común en nuestra sociedad.
Carlos confiaba en la aparente amistad de Jesús, pero cuando se negó a obedecer sus dictados, la actitud de su compañero cambió, le convirtió en el blanco de su sarcasmo y de sus bromas de mal gusto, y empezó una campaña de descalificación contra él que propició la ruptura de la relación.
Detectar una manipulación y liberarse de ella es complicado. Se requiere en primer lugar una observación de las propias sensaciones. Cómo te hace sentir esa persona, es la clave para averiguar si estás siendo su víctima o si pretende que lo seas.
A pesar de lo que pueda parecer, la personalidad manipuladora es muy dependiente, por ello intenta provocar dependencia también en los demás. Esta dependencia está solapada por su carácter generalmente abierto, aunque no siempre es así, y siempre se trata de una persona inadaptada e inflexible que no acepta bien los cambios.
Pero existe otro tipo de manipulador-seductor totalmente diferente. Este consigue sus propósitos gracias su gran poder de seducción que, sabe muy bien como utilizar, y a las alabanzas exageradas que dice de los demás. Así es como crea la dependencia. A todos nos gusta que nos halaguen y no estamos demasiado acostumbrados a escuchar cosas positivas, por ello, librarte de alguien que te trata como si fueses lo más importante, puede convertirse en un gran reto.
A muchas personas les cuesta negarse a los requerimientos de los demás. Decir “no” es más difícil que asentir porque implica dar unos motivos que, esperamos que el otro considere razonables y se convenza con nuestra explicación, sin reaccionar negativamente. Esto no suele ocurrir porque a nadie le gusta recibir un "no" por respuesta.
Observa la reacción de las personas cuando te niegas a hacer algo que te proponen. Si te sientes mal después, es posible que sea por culpa de esa reacción, puedes estar tratando con una auténtica personalidad manipuladora que siempre consigue hacerte sentir culpable de tus decisiones, si son contrarias a las suyas.
Pero, ¿qué ocurre cuando eres tú quien manipula?
Seguramente ni eres consciente de estar haciéndolo.
Ser independiente psicológica y emocionalmente, tener una buena autoestima y actuar de forma coherente con tus pensamientos, es totalmente contrario a la necesidad de manipulación.
Las personas que se sienten igual de capaces que los demás, no necesitan controlar las acciones y pensamientos de los otros, sino sólo dirigir los suyos. Permiten que la libertad que poseen, también la utilicen otras personas, sin sentirse ofendidos por este motivo.
No tomarse las cosas de un modo personal, creer que el mundo no gira en torno a ti nada más, y permitir que cada uno haga uso de su decisión, te guste o no, es la forma más rápida de corregir cualquier instinto manipulador que puedas tener.
Mar Cantero Sánchez
Escritora y coach (asesora) literaria
www.marcanterosanchez.com 
