Para alcanzar la ILUMINACIÓN, muchas cosas tendrás que dejar; mas sin embargo, no tienes que renunciar a nada. Esas cosas que “te sobran” se irán quedando en el camino. Tendrás que limpiarte internamente, purificarte, si quieres llamarlo así, ir liberando tu conciencia, rescatándola del olvido, recordando.
Tendrás que eliminar tus “defectos psicológicos”, tu Ego. Dejar esa parte de ti mismo que, sin embargo, no eres tú. Es cierto que tenemos Ego (Ira, Envidia, Codicia, Celos, etc., etc.) pero no somos eso, somos CONCIENCIA.
El Ego es conocido en todas las religiones y culturas con diferentes nombres: En el cristianismo se le llamó “Pecados Capitales”, en la India era los “enemigos de
Arjuna”, en el budismo “agregados a la Psiquis”, en Egipto los “demonios rojos de Seth”, etc., etc.; en definitiva, lo que llamamos Ego y que todos tenemos. Pero hay una diferencia entre SER y Tener.
Somos Conciencia y tenemos Ego, y es la Conciencia que somos la que se tendrá que encargar de “matar” al Ego. Y para ello, tendrás que basarte en un trabajo de auto-conciencia, de auto-observación interna para, primero, descubrir esos defectos, y luego, una vez que realmente los hayamos comprendido, sean eliminados por tu “Ser Interno”, tu Padre-Madre.
Aunque ahora puedes diferenciar y hablar de ti y de tu Ser Interno como dos cosas distintas, y tendrías razón; también la tendrías si afirmaras que sois la misma cosa, separadas únicamente por ignorancia, por “olvido” y que a ti te corresponde volver a unir.
Eso quiere decir que la parte de ti que está “arriba” y que es muy superior a cualquier defecto, dará el “visto bueno” para que un determinado ego, yo, pecado, o como tú quieras llamarlo, desaparezca, cuando la parte de ti que está “abajo” la haya comprendido. Por tanto, todo el proceso de “muerte”, “eliminación”, “desintegración”, o como te guste llamarlo, se basa en la Comprensión.
Ahora te propondré algo: Que le des forma a la Comprensión.
Tómate el tiempo que necesites, piensa en algo que hayas comprendido, en el “sabor interno” que te dejó esa Comprensión, qué sentías, cómo la sentías, y con ese recuerdo y sabiendo (más o menos) lo que es la Comprensión, dale una forma, un rostro, un cuerpo..., convierte a la Comprensión (materia prima del AMOR) en un “Ser Viviente” para que, cuando pienses en la Comprensión, puedas hablar con ella, contarle cosas, hacerle preguntas.
No sigas la lectura hasta que no tengas claramente en tu mente, en tu corazón, la imagen de ese Ser que se llama COMPRENSIÓN.
...Tómate tiempo...
...Te espero...
¿Ya estás de vuelta?
¿Tienes ya la imagen de la Comprensión?
Si es así, podemos seguir.
...Te daré una ayuda: Cierra los ojos, piensa en el Cristo..., clavado en el madero. Imagina, dentro de lo posible, que eres Él, pero de verdad, trata de sentirte en su lugar..., siente los clavos..., las heridas..., las personas que te rodean y di:
“PADRE, PERDÓNALOS...,
PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”.
...Es la máxima expresión de la COMPRENSIÓN, siéntela.
Ahora te diré algo, aún a riesgo de equivocarme... ¿Por qué le diste a la Comprensión forma femenina? (Si no es tu caso, me alegro, porque no estás entre la mayoría).
Piensa en la imagen que diste a la Comprensión... ¿Te imaginas a ese Ser, con esa forma que le has dado, con ese rostro..., “matando”, eliminando, destruyendo, desintegrando? ¿Aunque sean defectos, ego, yoes, pecados, etc. lo que tenga que “matar”?
Apuesto a que te costaría trabajo ver a ese Ser haciendo cualquiera de esas cosas, ¿no es cierto?
La Comprensión no mata, no destruye, no elimina, no desintegra,... la Comprensión INTEGRA.
La Comprensión no es muerte, ni destrucción..., es Comprensión, es Amor. Cuando te encuentras ante un defecto que no comprendes, existen dos cosas: Tú y el defecto.
(Revista El Despertador)