EJERCICIO PARA ENTRAR AL GRAN SILENCIO. POR EL MAESTRO KOOT HUMMI
(De Metafísica Mendoza)
PRIMERO: Encuentra un lugar donde no tengas distracciones. Las interrupciones constantes son dañinas para el sistema nervioso. Mientras más bello, calmo y armónico sea tu lugar de contemplación, tus sentidos cooperarán más con tu tarea. La frecuencia de la aspiración en el mismo lugar también produce una atmósfera de santidad y en cada esfuerzo sucesivo se complementa con las energías que fueron dedicadas de la misma manera anteriormente. Es por eso que en las catedrales, templos y hogares de corrientes de vida santas, es fácil alcanzar la altura de conciencia que revela la Presencia Eterna.
SEGUNDO: Coloca tu cuerpo físico en posición cómoda. Recuerda, en todo esfuerzo espiritual, mientras más cooperación tengas de tus vehículos, será más fácil tu logro. Entrar al Silencio, sin embargo, es una actividad positiva. Por lo tanto, es mejor sentarse con la columna vertebral derecha, debido a que estar acostado conduce al letargo (por supuesto, esto está sujeto a modificaciones en caso de enfermedad u otra circunstancia donde la persona no pueda realizar sus adoraciones en la privacidad de su propio santuario).
Permíteme decir aquí, que discriminación y sabiduría son necesarias para transitar el sendero espiritual, y que el sentido común, no una ciega aceptación de la letra de la ley, es un requisito para alcanzar un desarrollo espiritual más allá de lo común.
Por ejemplo, para abordar la pregunta específica acerca de realizar contemplaciones en la "oscuridad”. Permíteme aclarar esto de una vez por todas: Crear deliberadamente una atmósfera de oscuridad y luego intentar comunicarse con lo desconocido, va en contra de la Ley espiritual.
Sin embargo, en la vida diaria, muchos buenos estudiantes se despiertan en la mitad de la noche, y no siempre se pueden permitir la suficiente privacidad como para crear luz artificial. Estas buenas personas están por supuesto protegidas por el aura de su buena aspiración y puede muy bien utilizar el tiempo con perfecta seguridad cuando no puedan, por una razón u otra, procurar luz artificial durante la aplicación y contemplación espiritual.
TERCERO: Relájate. La mayoría de las personas están tan tensas que no permiten que fluya la Gracia. Cultiva el estado de "tranquilo en acción", tan esencial para vivir con equilibrio y compostura. El uso de la respiración rítmica conduce a estar relajado, alerta y con compostura.
CUARTO: Determina en tu interior qué Ser o qué actividad del corazón de Dios tu deseas contemplar. Examina tu motivo imparcialmente, con sabiduría y discriminación. Si existe algún deseo de búsqueda personal, fenoménica, por satisfacer la curiosidad, anularás tu propósito.
Toda la meta de la contemplación activa es ingresar en la Presencia de Dios y el corazón de Sus mensajeros cuando uno es impulsado por el Amor Divino a Ellos y al progreso del esquema universal de creación.
QUINTO: Conscientemente, siéntete envuelto por la Luz de Dios, Su Presencia, Su Amor.
SEXTO: Esfuérzate por mantener tus procesos mentales y de sentimientos en un punto al derramar tu amor y bendiciones a Dios y Su Universo (al comienzo cinco minutos de concentración serán más que suficiente).
SÉPTIMO: Esfuérzate por controlar las demandas de tu cuerpo físico durante ese momento.
OCTAVO: De ser necesario, utiliza alguna lectura espiritual que eleve tu mente y sentimientos consientes: poemas, prosas o escucha alguna melodía inspiradora.
NOVENO: No temas a ninguna fuerza del mal. Cuando estás amando a Dios, los Ángeles o la Hueste Ascendida, la vibración natural de tus vehículos forman un muro de luz a tu alrededor, un magneto que atrae buenas influencias y corrientes hacia ti, y una vibración natural que repele todo tipo de mal.
DÉCIMO: Disfruta de amar a tu Presencia. Cuando el sentimiento de Paz llena tu alma, sabrás que estás allí. Descansa en esa Paz y atrae las corrientes de Luz y Poder que necesitarás para tu trabajo en el mundo de la forma.
UNDÉCIMO: Conscientemente, toma la determinación en tu interior de brindar algo de tu irradiante Paz a tus semejantes.
DUODÉCIMO: La eficacia de los ejercicios espirituales está determinada por el ritmo de aplicación. Cinco minutos por día a la misma hora es mejor que dos horas un día y nada al siguiente.
(Del libro "El gurú y el chela”)
