LO QUE APRENDI DE LOS QUECHUAS- JULIO MONSALVO
Se llama Julio Monsalvo y es argentino.
Alguna vez fue pediatra y médico sanitarista, pero su encuentro "casi fortuito" con los pueblos originarios y campesinos del norte de su país natal, 31 años atrás, le fue librando de a poco de la carga reduccionista, fragmentaria y funcionalista de la medicina a la occidental.
A todo esto, uno de sus grandes méritos es haber llevado aquella sabiduría inefable a los centros académicos de varios países, en su calidad de catedrático universitario y autor de numerosos textos.
Hoy, a sus 69 años, Julio es un hombre-niño, dedicado por entero a luchar, pelear, educar, aprender y desaprender por la salud y la Vida, desde una perspectiva que él mismo nos va a explicar en la siguiente entrevista.
- Usted es un enamorado de la sabiduría de los Pueblos Originarios y Campesinos, y ha convivido con ellos. ¿Podemos pedirle que comparta con nosotros la mayor de las enseñanzas recibidas?
Lo más maravilloso que me ha sucedido es haberme encontrado con esa sabiduría que me llevó a descubrir el sentido de pertenencia a la Vida. Gracias a ese descubrimiento, comencé a desaprender el paradigma antropocéntrico, en el cual nací y me crie, y al mismo tiempo, aprender el paradigma biocéntrico, propio de los Pueblos Originarios y del mundo campesino.
- ¿Cuál es el problema con el paradigma antropocéntrico?
- El paradigma antropocéntrico, que tiene como centro al ser humano, hace que éste se coloque fuera de la Naturaleza y crea ser el dueño de todo y que todo está a su disposición como una fuente de recursos. El utilitarismo y la competitividad son valores propios de este paradigma.
- En tanto, el biocéntrico…
- En cambio, el paradigma biocéntrico tiene como centro a la Vida misma. Todo ser tiene un valor intrínseco, no utilitario. La solidaridad y la cooperación son valores de este paradigma. Esto es fundamental porque si sentimos que pertenecemos a la Vida, se genera otra ética.
- El concepto Salud de los Ecosistemas, propuesto por usted mismo el siglo pasado, ¿cómo está relacionado con la concepción biocéntrica?
- Esta visión de la salud que hemos llamado Salud de los Ecosistemas, ¡surge desde este sentimiento de pertenencia a la Naturaleza! ¡Es que la salud es una sola, es un proceso vital! La salud de los ecosistemas no es la suma de la salud de cada uno de sus componentes, sino la salud de las relaciones entre ellos y de cada uno de ellos con el todo. Esto también es una constatación científica.
- ¿Y qué viene a ser, desde esta visión, la enfermedad?
- De la medicina quechua aprendí que existe una sola enfermedad: la pérdida del ánimo. Y que todo ese listado de alrededor de mil enfermedades son síntomas de esa única enfermedad. Me explico: la pérdida del ánimo se produce cuando rompemos la armonía de los ecosistemas. Talar un bosque, contaminar el suelo, el agua y el aire y otras acciones humanas agresivas con nuestro entorno, son tan generadoras de no-salud como las relaciones de explotación laboral, la corrupción, los engaños, las violencias, las guerras, etc.
- ¿Cómo se siente usted ante el modelo dominante que nos oprime y acaba con la Naturaleza?
- A pesar de ser plenamente consciente de que el modelo dominante nos oprime, me siento entusiasmado y esperanzado ante el maravilloso desafío y la magnífica oportunidad de ser protagonista de una era de cambio.
Pienso que el siglo XX será recordado en un futuro, si es que nuestra especie sobrevive, como el siglo de oro de la estupidez humana. Este tiempo histórico bien podría llamarse la Era Antibiótica, ya que se caracteriza por la imposición de una moral capitalista genocida, etnocida y ecocida. La alarmante desaparición de especies vivas, la pérdida de biodiversidad, es uno de tantos indicadores que evidencian lo alienante que es este modelo.
- ¿Pero…?
- Sin embargo, percibo que hay una revolución mundial en marcha por el cambio del paradigma antropocéntrico al biocéntrico. La inmensa mayoría de la humanidad, que quiere vivir, genera millones de propuestas y acciones concretas por ese "otro mundo posible" que ya está en construcción. La magnífica oportunidad a la que me refería, es justamente vivir este tiempo planetario ante el desafío de ser partícipe de esta revolución mundial.
- El panorama es incierto. ¿Sobreviviremos a esta época?
- Si la humanidad sobrevive, seguramente evolucionará y viviremos con lo esencial, con lo que la sencilla y profunda sabiduría campesina nos propone.
- ¿Y qué es lo esencial?
- Lo esencialmente básico son lo que hemos llamado “las A’s de la Esperanza": Aire, Agua, Alimento, Albergue, Amor, Arte, Aprendizaje, para vivir saludablemente con Alegremia (literalmente, alegría en la sangre; este es un concepto elaborado por Julio Monsalvo, a partir de la sabiduría recogida en reuniones de trabajo, principalmente con mujeres campesinas) y en relación saludable con la Naturaleza, desde nuestro ecosistema local.
- ¿Qué quisiera de la Vida… o de la humanidad?
- Quisiera que en todas las familias, comunidades y escuelas del mundo, se reflexione acerca de la inviabilidad de la continuidad de la Vida de la especie humana si seguimos con nuestro modelo civilizatorio. Quisiera que se aprenda de las culturas que vivencian el paradigma biocéntrico. Quisiera que se genere una nueva ética, quisiera que toda la Humanidad viva la Era de la Alegremia.