CRITERIOS PARA SABER QUÉ ARTÍCULOS Y LIBROS CONVIENE LEER O NO
En mi opinión, y después de muchos años leyendo artículos y libros, he observado que hay una serie de criterios que conviene conocer y tener en cuenta, porque leer todo los que cae en nuestras manos -y peor aún: creérselo todo- nos puede perjudicar más que beneficiar.
Escribir un libro o un artículo, que siempre se hacen generalizando puesto que no se conoce a quien lo va a leer, es un riesgo para el autor y para el lector. Por eso no es necesario que te preocupes si al leer tienes la sensación de que no está dirigido a ti. Si es así, déjalo y no hagas caso al artículo o al libro y así queda el asunto resuelto. Aprende a distinguir entre lo que resuena bien en tu interior –aunque de momento no termines de integrarlo-, porque eso sí es válido, y aquello que te rechina y en tu interior se rechaza, y si es así no intentes aceptarlo sin más ni te obligues a creerlo.
Personalmente, evito:
LOS QUE PROHIBEN
Me molesta que alguien se tome la autoridad de decirme lo que no debo hacer, que alguien coarte o impida mi libertad. Agradezco las sugerencias que pretendan ayudarme o evitarme un mal, pero tienen que respetar mi derecho a equivocarme o aprender equivocándome. Ya me encargo yo de prohibirme lo que crea que tengo que prohibirme.
LOS DOGMÁTICOS
Los que no me dejan opción de decisión o me impiden tener mi criterio propio, esos los evito, y también aquellos que son irrebatibles, férreos, imperativos, demasiado sólidos… me inquietan.
También me alarman aquellos que abusan de palabras como: “siempre, jamás, único, nadie, todos…” porque es muy arriesgado generalizar, y es delicado asegurar algo con una rotundidad y una firmeza que no deje espacio a otras posibilidades. Los autores buenos exponen y no imponen.
LOS QUE HABLAN EN NOMBRE DE OTROS
Tengo mucha precaución con los que dicen que hablan en nombre de un Dios o de los Ángeles, que su texto es de inspiración celestial, o que se los ha dictado un extraterrestre. Sólo respeto las cositas que entren dentro de los criterios que yo acepto.
LOS CONTRADICTORIOS O FARRAGOSOS
Buuuuuuuuuufffffff… ¡no me líen, por favor! Si no los veo trasparentes o si veo que son poco comprensibles, imprecisos, o que dejan demasiadas cosas en el aire y sin concretar, no me interesan.
LOS QUE ESTÁN CARGADOS DE ÓRDENES
“Tienes que…”, “Debes hacer…”, “Haz…”
Acepto la utilización de estas palabras en casos lógicos. Por ejemplo, si me explican cómo meditar y dicen: “tienes que buscar una postura cómoda” entonces no me parece mal, por supuesto. Aunque ese “tienes” puede ser sustituido por un “es muy conveniente”.
Si me dicen: “tienes que hacer esto o lo otro” y en alguna parte detecto que lleva implícito “porque lo digo yo”, siento un gran rechazo.
LOS QUE SE QUEDAN FUERA INTENCIONADAMENTE
Aquellos que dicen “vosotros…” o “tú…” y ellos se quedan fuera, dejando entender que ellos son perfectos, están evolucionados, por encima de ti, y son de otra dimensión. “Vosotros tenéis un problema, yo estoy bien”, parecen decir. Suelen ser artículos escritos por egos orondos y no por Seres Humanos.
LOS QUE DAN A ENTENDER QUE YA HAN LLEGADO
Y se dirigen a mí en un tono de superioridad desde su imaginario trono de sabiduría. La humildad y la modestia son los auténticos signos de grandeza humana. El que es grande no lo dice: lo demuestra.
LOS QUE DESPRECIAN, MENOSPRECIAN, INSULTAN…
No los tolero. No soporto las descalificaciones. Creo que hay que respetar que otros tengan otras opiniones.
LOS QUE SE INCLUYEN EN EL ARTÍCULO COMO UN VALOR AÑADIDO Y SIN HUMILDAD
“Yo…”, “en mi caso…”, “afirmo que…”
LOS QUE USAN UNA JERGA INCOMPRENSIBLE
Para exhibir unos conocimientos mentales, pero a cambio no aportan nada; los que recurren a lenguajes rebuscados; los que sueltan una monserga enigmática e impenetrable; los que hablan como en clave cifrada y el lector tiene que poner de su parte lo que no es capaz de poner el escritor.
Tampoco me gustan los que no dicen, escudándose en que el lector no está preparado, o los que recurren continuamente a citas célebres y a otros autores porque no son capaces de aportar cosas propias.
ME GUSTAN:
LOS QUE EXPONEN SU OPINIÓN y me crean un cierto interés por investigar más por mi cuenta, los que me hacen reflexionar, los que me aportan ideas nuevas o puntos de vista distintos de los que utilizo habitualmente.
LOS QUE SON CLARAMENTE HONRADOS
Dicen que “suponen”, que “les parece”, que “es sólo mi opinión”, o los que aportan sus textos como principios de elaboraciones personales que me invitan a mi propia reflexión.
LOS QUE ME APORTAN
Esos que, cuando termino de leer, me dejan una sensación agradable, de haber aprendido o descubierto algo, de haberme reconectado con alguna parte…
LOS QUE PONEN EJEMPLOS
A veces es difícil de explicar algo sólo con palabras teóricas y es más entendible si ponen un ejemplo acertado.
LOS QUE ME HABLAN COMO HABLO CON MIS AMIGOS
Porque es el lenguaje coloquial que entiendo. Si el autor se pone grandilocuente, me da la sensación de que trata de mostrar y demostrar su jerarquía superior y entonces me recuerda a ese amigo pedante y pretencioso que tanto me molesta.
LOS QUE ME HABLAN DESDE LA PERSONA Y COMPARTEN SUS COSAS PERSONALES
O sea: sus inquietudes y dudas, su camino, sus experiencias…
LOS QUE SÓLO OPINAN
Y me dejan la opción de tomar mis propias decisiones, de utilizar mis ideas. Prefiero leer aquello que diga “lo que yo opino…”, “creo yo…”, “me parece…”, “supongo…”, “por lo que he podido comprobar…”
El hecho de que una persona haya escrito un artículo no es garantía de que sepa lo que dice, ni que sea cierto lo que ha escrito, ni que haya que acatarlo sin oposición.
Y esto mismo que opino sobre los artículos y libros se puede llevar a otros ámbitos, como las charlas, las entrevistas, y las conferencias.
Sobre todo al comienzo del Camino Personal, cuando todo es nuevo y todo sorprende, cuando el desconocimiento aliado con la buena voluntad y la fe en los otros nos hacen “presas fáciles”, es conveniente saber discernir, y es mejor prestar atención al que trata de alumbrar que al que pretende deslumbrar.
Te dejo con tus reflexiones…