¿Por qué es tan difícil llegar al orgasmo?
Las cifras nos demuestran que existe un elevado número de mujeres que ya no lo pueden experimentar o que no lo han hecho en su vida. ¿Por qué? Existen varias causas, vamos a ver cuáles son. Se calcula que en el 95 por ciento de los casos, hay que buscar causas puramente psicológicas.
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En la gran mayoría de los casos, la anorgasmia es el resultado de combinar una educación estricta (sobre todo desde el punto de vista religioso) con el desconocimiento del propio cuerpo y de las sensaciones que se producen como consecuencia del deseo sexual.
Otra de las grandes causas que debemos reseñar es una estimulación inadecuada por parte del varón: las mujeres no siempre se excitan con el mismo estímulo, ni en el mismo lugar ni en la misma posición. Y no siempre se excitan como el hombre cree que lo hacen.
Algunos sexólogos (como Reibstein y Richards) insisten en que las mujeres que empezaron a masturbarse pronto o que tuvieron experiencias sexuales muy agradables desde el inicio, pueden experimentar orgasmos con más facilidad. Es decir, si acumulan experiencias positivas es más fácil que tengan orgasmos regulares. La anorgasmia, por lo tanto, en algunos casos está vinculada a un pasado sexual insatisfactorio provocado por algún tipo de miedo.
La ansiedad por llegar al orgasmo también está vinculada a la anorgasmia. Al centrar la atención en el orgasmo, en muchos casos sólo se logra inhibirlo.
En este sentido, uno de los motivos que puede llevar a la mujer a quedarse fuera de las sensaciones orgásmicas puede ser la dejadez del hombre. Aunque parezca increíble, aún existen varones que consideran que el orgasmo de su compañera no es tan importante.
Tampoco el extremo opuesto es aconsejable: si el hombre se obsesiona con la idea de que su compañera debe disfrutar de un buen orgasmo (porque de lo contrario su virilidad queda en duda), puede llegar a bloquear a su amante. Además, son muchos los hombres que creen que su mujer debe llegar al orgasmo simplemente con la penetración, pero ya hemos visto que no es así. Esto puede dar lugar a una consecuencia no deseada (sobre todo si ella no tiene la información suficiente), que es el hecho de que la mujer se centre en no frustrar a su pareja, más que en su propio disfrute. Por eso se habla tanto de los orgasmos fingidos (más adelante hablaremos de ellos).
Pero algunas mujeres, aun de manera inconsciente, albergan sentimientos de vergüenza o de culpa con respecto a su propio placer, y esa situación les impide llegar al orgasmo.
Esto suele ser fruto de una educación excesivamente machista o muy rígida (en la que se enseña a la mujer a evitar sus genitales y cualquier tipo de relación, porque se considera algo inmoral o sucio), de falta de información o de creencias erróneas. Todavía existen mujeres acomplejadas con su propio cuerpo y con ideas muy trasnochadas sobre su sexualidad.
La teoría del psicoanálisis también tiene algo que decir: más que del complejo de Edipo, se suele hablar del complejo de Venus, quien desterró a su hija Psique a una montaña solitaria porque ésta se estaba haciendo muy bella e iba a conquistar el amor de Cupido.
Algunos especialistas creen que la causa de la anorgasmia de algunas mujeres se debe a una excesiva presión de los padres, en este caso de la madre: o bien sufrieron los rigores de una madre que nunca disfrutó ni obtuvo placer con el sexo, sino que se entregó a él de manera resignada, o bien todo lo contrario, una madre con una amplia y rica experiencia sexual. En el primer caso, la madre intentará prevenir a su hija, alejándola de todo aquello que tenga que ver con el sexo y advirtiéndola del peligro de los hombres. En el segundo, pensará inconscientemente que su hija no debe ser mejor que ella en el terreno sexual ni superar sus logros, por eso intentará inhibir su deseo. En ambos casos lo único que se consigue es que la mujer asocie sexualidad con peligro e inhiba el placer.
La falta de comunicación también puede desembocar en falta de orgasmo. Habla con tu pareja sin tapujos. En caso contrario, puede ocurrir que deis todo por sentado y que ambos os quedéis bloqueados ante un problema.
Quizá habéis tenido problemas últimamente y eso ha afectado directamente a vuestra vida sexual.
Solucionar esos problemas pasa por sentarse a hablar de ellos.
Una disfunción sexual puede originar anorgasmia, ya que si él padece impotencia o eyaculación precoz, por ejemplo, será muy difícil alcanzar el orgasmo, al menos durante el coito.
El miedo al éxito
Quizá te sorprenda saber que existen mujeres que son incapaces de llegar al orgasmo por el miedo a conseguirlo. Es una paradoja, pero hay mujeres que (incluso habiendo experimentado orgasmos en el pasado, y disfrutando de ellos), han desarrollado la idea errónea de que el orgasmo equivale al pecado, al descontrol o a la pérdida de la razón.
En realidad se trata de uno de los aspectos que acabamos de mencionar: los sentimientos de vergüenza o culpa. Por las consultas de los sexólogos pasan muchas mujeres que, en un momento dado, dejaron de tener orgasmos por miedo a ser mal consideradas, a que su pareja las tomara como a una cualquiera o incluso a entregarse demasiado y quedar sometidas al hombre.
Aunque son poco frecuentes, la anorgasmia puede aparecer por causas fisiológicas, como por ejemplo la antidepresivos, sedantes, etc.).
El escaso tono muscular o la fibrosis de los músculos de la vagina también pueden dificultar el orgasmo, así como algunos trastornos circulatorios de la región pélvica y las condiciones que afectan los nervios de la misma (como la esclerosis múltiple, los tumores o traumas de la médula espinal, o la neuropatía diabética). También se incluyen las infecciones, traumatismos o desgarros de origen quirúrgico.
La anorgasmia, ¿cuestión de genes?
En el hospital londinense de Saint Thomas se ha llevado a cabo un experimento curioso. ¿Determinan los genes la anorgasmia? Si no puedo alcanzar el orgasmo, ¿se debe a mi herencia genética? Los científicos estudiaron a 1.397 pares de gemelas y los resultados fueron bastante sorprendentes.
«Descubrimos que entre el 34 y el 45 por ciento de las diferencias en la capacidad para el orgasmo pueden explicarse por una variación genética», concluyó Tim Spector, uno de los miembros de la unidad de investigación.
Para este investigador «existe una influencia biológica subyacente que no puede ser atribuida sólo a la educación, la religión o la raza». Los científicos deberán ahora descubrir qué genes están involucrados en el proceso del orgasmo.
Si logran hacerlo, y sus teorías se confirman, se podrían abrir nuevos caminos para futuras terapias con mujeres que no llegan al orgasmo.
¿Qué es el punto G?
- ¿Cuántas veces has oído hablar del punto G? Seguro que en infinidad de ocasiones.
Pues bien, se trata de una protuberancia (bautizada así en honor del ginecólogo que la descubrió, Ernst Graffenburg) apreciable mediante el tacto, que está en la pared anterior de la vagina, entre dos y cuatro centímetros hacia su interior.
- Durante la excitación sexual, el punto G parece erguirse y hacerse mayor, como el clítoris.
- La idea de que la estimulación del punto G proporciona un placer inigualable está muy extendida, pero no todos los especialistas la comparten, porque estas zonas hipersensibles varían de una mujer a otra.
- Para estimular el punto G, lo mejor es que te tiendas boca arriba y flexionando por completo las rodillas. Introdúcete dos dedos en la vagina y busca en la cara anterior, la que se aproxima al vientre.
- A tres o cuatro centímetros notarás una pequeña protuberancia en la piel, algo menor que un céntimo de euro. Si lo presionas con decisión pero sin fuerza, notarás que sucede algo parecido a una erección: se pone un poco más duro y parece que se hincha.
- Este tipo de caricia requiere mucho tacto ya que el hombre puede acelerar o ralentizar, aumentar o reducir la presión y con ello hacer variar el grado de excitación de su pareja.
- Se recomienda que para efectuar este tipo de caricias las manos estén completamente limpias y las uñas bien cortadas y limpias.
¿Sabías que…?
La higrofilia afecta a las personas que sólo se excitan cuando están en el agua, o aquellas que se excitan con sus propias secreciones (sudor, orina, sangre, etc.) o las de su pareja.
Durante la menopausia se produce una disminución diabetes avanzada, el hipotiroidismo, en la producción de progesterona, la hormona la existencia de un tumor o incluso sexual femenina, asociada a los estrógenos, y el la ingesta de fármacos (narcóticos, cese del período menstrual.
Biblioteca práctica de la salud. Vol. Sexo y salud