LOS PATITOS FEOS PUEDEN CONVERTIRSE EN CISNES (Resiliencia)
El concepto de RESILIENCIA es aun muy nuevo en la psicología. No se debe confundir con la de recuperación, que implica un retorno gradual a la normalidad...
"La resiliencia no es una capacidad estática ya que puede varias con el tiempo."
""Una infancia traumática no determina el resto de nuestra vida. Los niños sometidos a malos tratos y abusos, a guerras, terremotos, pueden llevar una vida normal gracias a los vínculos que tienen con el mundo y consigo mismos, una especie de reserva biopsíquica que les permite sacar fuerzas de flaqueza. Esa capacidad de hacer frente a una experiencia traumática e incluso extraer beneficios de ello, se denomina RESILIENCIA. Este concepto esta basado en una corriente de psicología positiva de fomento de la salud mental.
Contempla por que los niños que han vivido situaciones desgraciadas y traumáticas, no solo salen a flote de ellas, sino que salen fortalecidos de ellas. Se emplea la experiencia traumática para el crecimiento personal. Se saca lo mejor de uno en contexto adverso.
Como en el cuento de Andersen: ""El patito feo"", los niños maltratados por personas o por la vida (accidentes), son capaces muchas veces de superar su infancia infeliz y llevar una vida normal.
Esto es lo que proponen los neuropsiquiatras Boris Cyrulnik, autor del libro ""Los patitos feos"" (Editorial Gredisa), y Stanislaw Tomkiewicz, dos de los mayores investigadores en resiliencia. Y lo saben además por experiencia, ya que ambos sufrieron en primera persona una infancia traumática en los campos de concentración nazis. Sus propias vidas demuestran que los que han sufrido una infancia infeliz, también pueden llevar una vida normal. Hay muchas personas conocidas que sufrieron una infancia dura y han sabido sacar provecho de esas situaciones: Ana Frank, Rigoberta Menchu, y tantas personas no conocidas que extraen cualidades positivas ante un hecho ingrato para su desarrollo personal.
La resiliencia no es una capacidad estática ya que pueden varias con el tiempo y las circunstancias. ""Es el resultado de un equilibrio entre factores de riesgo protectores y la personalidad del ser humano"".
Muchos ninos y adultos han pasado y pasan por situaciones de guerras, catástrofes, acoso escolar, maltrato, abusos sexuales, o simplemente tuvieron una infancia infeliz, pero han contado con los mecanismos suficientes para saber salir de ahí y llevar una vida normal. Estos hechos rebaten la idea de que los ninos maltratados están condenados a convertirse en maltratadores, delincuentes o en adultos fracasados. Según esto, ningún daño es irreversible, y el ""patito feo"" siempre se puede convertir en un ""cisne"".
Los niños o adultos maltratados no tienen que ser necesariamente maltratadores, sino que muchas veces desarrollan una empatía especial y pueden ser más optimistas y resolutivos. Muchos de ellos, el 90 o 95%, se volverán resilientes. A menudo llegan a ser educadores, asistentes sociales, psiquiatras, psicólogos. Haber sido victimas, les permite identificarse con el otro herido y respetarlo.
El sentirse querido por si mismo o por los demás, favorece las conductas resilientes.
Este artículo viene a confirmar lo que desde algunos ámbitos de la psicología ya se sabía, como la psicología transpersonal (ver ""La tormentosa búsqueda del ser"", de Cristina y Stanislav Grof) que nos dice que las crisis nos ayudan, si están bien planteadas a nivel cognitivo, a crecer, a mejorarnos, a limpiar aspectos interiores, lo cual permite que en poco tiempo la personalidad renazca de sus cenizas, como el Ave Fénix (otro mito ancestral relacionado con la resiliencia).
A menudo se descubren conceptos que ya se conocían antiguamente, pero es bueno que se les de un aire mas científico y comprobado por las investigaciones de campo, etc., para que las personas los aceptemos como válidos.
Pero eso no significa que los niños necesariamente deben sufrir y padecer malos tratos para posteriormente crecer psicológicamente más y mejor, ni mucho menos, porque está comprobado que esos sufrimientos dejan huella en todos. Los cisnes, debajo de sus plumas blancas, tienen cicatrices, muy bien curadas, pero a fin de cuentas, tuvieron heridas cuando fueron patitos feos castigados por la vida. Y esas cicatrices les han aportados experiencias que han sabido digerir y transmutar en escalones de crecimiento interior. Y a partir de ahí, han adquirido confianza en sí mismos, positivismo mental, libertad de pensamiento, gran empatía y una gran capacidad para ayudarse a si mismos y a los demás.
Pero recordemos, como nos dicen los investigadores, que no todos los patitos feos llegan a ser cisnes, parece que solo lo consigue un 30%. Y puede ser que esa resiliencia venga ya con el temperamento innato, es decir, que este grabada en el código genético (como lo está el color de ojos), aportando al resiliente una capacidad de superación (con un sistema nervioso mas fuerte, mas inteligencia emocional, social, etc.), cualidades estas que todavía están por demostrar en la resiliencia, y más aun, que sean genéticas o medioambientales, es decir, que vengamos al mundo con ellas, o que las aprendamos de nuestro mundo circundante. Y ahí nos topamos con el eterno debate: herencia o medio ambiente.
En resumen, como no sabemos qué niños son resilientes y quiénes no, pues eso se saben con los años, debemos procurar que los niños tengan una infancia feliz, sin maltrato, sin abuso, con cariño, pero también con normas, deberes, obligaciones, para que adquieran un autocontrol desde pequeños. Porque las situaciones de un maltrato, de un accidente, de unas pérdidas afectivas a edad temprana, de un gran trauma, dejan huella toda la vida, y aunque se cicatricen, el sufrimiento pasado por ese niño está todavía ahí, en su inconsciente, como nos recuerda el psicoanálisis (Ver ""El drama del niño dotado"", de Alice Miller)
Este artículo nos demuestra que la psicología constantemente esta ayudando a muchísimas personas a superar antiguos traumas, como les ocurrió a los investigadores de la resiliencia, y que gracias a sus conocimientos, pudieron sobreponerse a las grandísimas torturas y desgracias infringidas en su infancia.
Una vez más constatamos que solo haremos una buena psicología en la medida que integremos a todas sus orientaciones (cognitiva, conductual, psicoanálisis, transpersonal, sistémica, etc.), pues todas ellas y otras que no son tan ortodoxas nos ayudan a comprender más y mejor a esa maravilla que llamamos ser humano, del que constantemente descubrimos nuevos aspectos, algunos de ellos tan viejos como el propio hombre, pero que ahora estamos ""redescubriendo"".
http://www.psicologiaintegral.es/noticia-7-psicologia-los-patitos-feos-pueden-convertirse-en-cisnes-resiliencia-.html