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 LA CULPA: EL ENEMIGO INVISIBLE



Julio 09, 2012, 06:22:34 am
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LA CULPA: EL ENEMIGO INVISIBLE
« en: Julio 09, 2012, 06:22:34 am »
LA CULPA: EL ENEMIGO INVISIBLE
 
 
Escrito por Antonio Giménez, publicado en http://carlosdevilanova.blogspot.com
 
 
La culpa es inconsciente, es un sentimiento de auto condenación que nos hacemos, cuando nos creemos que hemos hecho algo mal, o cuando son otros quienes nos lo hacen creer. La culpa no tiene forma, no se ve y aunque la mayoría de personas cree que no siente culpa, o que no lleva culpa; si rascamos un poco en nuestra mente, honestamente veremos que está.
 
La culpa es un sentimiento doloroso muy extendido en nuestra sociedad y que va asociado al miedo y al ataque.
 
La culpa se entroniza en nuestra mente y se esconde en los recovecos más profundos de la conciencia, se tapa con diferentes situaciones (velos) para no verla. Es como si dijéramos un iceberg, que solo ves la punta, porque el dolor que produce muchas veces es irresistible, ya que creer en la «realidad» de la culpa es que hemos hecho cosas mal y que la consecuencia será el castigo.
 
Vamos como víctimas de víctimas de víctimas… pasándonos la culpa de generación en generación y parece que nadie se da cuenta, y aunque la sociedad ha evolucionado mucho tecnológicamente y en otros aspectos, este asunto de la culpa lo oyes por todos los sitios, todos los días.
 
“La culpa la tiene el gobierno”
“La culpa la tiene la ministra”
“La culpa la tienen los padres”
“La culpa la tienen los profesores”
 
... La culpa la tienen los médicos, la suegra, el árbitro, la juventud. Nos pasamos la vida en batallas que no llegan a ninguna parte.
 
Es tan doloroso y fuerte este enemigo que casi es el objetivo general de la sociedad (inconsciente) para maltratarnos los unos a los otros echándonos la culpa unos a otros, lo cual genera un clima de agresividad y violencia difícil de parar, puesto que nadie quiere tener la culpa.
 
Las personas que se sienten muy culpables suelen estar irascibles, se enfadan por todo, cualquier palabra les puede herir, están en constante tensión física y mental, parece que todo va con ellos, luchan por tener razón como si les fuera a aniquilar, en cualquier conversación están siempre a la defensiva esperando que les pase algo. Es como si la culpa atrajera más culpa, es como si la culpa necesitara alimentarse con más situaciones de lucha, es como si se sintonizara mentalmente. A veces suele suceder que personas que se sienten muy culpables, reciben ataques de otros en apariencia, sin haber hecho nada.
 
La culpa lleva, desde luego, una vibración emocional que atrae más situaciones, es un círculo vicioso que se mantiene en la oscuridad de la mente inconsciente y que el ego oculta con esmero para que no la encuentres.
 
Podríamos decir que la culpa tiene un historial. Desde antiguo pensadores, filósofos, hombres espirituales, psicólogos han buscado una respuesta para saber de dónde venía tanto sufrimiento en la tierra.
 
 
Algunos opinan que todos los que hemos nacido en la cultura judeo-cristiana ya «nacemos culpables».
 
En otras culturas antiguas de los pueblos asirios utilizaban el ritual del «pit pi» abrir la boca, eran oraciones para que sus dioses les perdonaran.
 
Los filósofos griegos (Aristóteles) tenían un nombre para sacar la culpa de la mente (catarsis), o limpieza mental.
 
Los judíos introducen en el muro de las lamentaciones sus pecados por escrito para que queden allí purificados.
 
En la cultura musulmana también hay muchos actos del simbolismo de la purificación, podríamos decir que todas las religiones y culturas tratan este asunto de sacar culpa.
 
En la etapa medieval hemos oído hablar del “chivo expiatorio” que paga por todos.
 
Esto nos indica que a lo largo de la historia, la culpa genera un sentimiento dentro de nosotros de ser “malos” que afecta en sí a toda persona y al concepto interior de cómo soy, sin tener en cuenta el país donde has nacido o la religión a la que pertenezcas, e incluso no te libras de la culpa siendo escéptico o ateo.
 
La culpa no puede repararse con la acción. Una vez que has aceptado la culpa, te sientes culpable, por más que hagas el bien no dejas de ser malo, por lo que en el pasado hiciste... en este mundo opera como un pago, es decir, tienes que sufrir, y aunque es inconsciente, el ego te recuerda constantemente lo que hiciste, o lo que dejaste de hacer y que tenías que haber hecho.
 
Es como una voz que llama desde dentro recordándote las relaciones que tuviste, lo que hiciste con tus padres, lo que hiciste con tus hijos, lo que hiciste con aquella infidelidad… lo que hiciste al maltratar a aquel…
 
La culpa se pasea por delante de tus narices todos los días de tu vida como un círculo vicioso del que parece que en tu sistema de pensamiento no puedes escapar.
 
   
El pensamiento obsesivo y compulsivo de la culpa no es fácil de parar. Te habla así o parecido:
 
¿Cómo me ha podido pasar esto a mí?
¿Cómo he podido yo hacer esto?
¿Qué clase de persona soy?
¿Qué van a pensar de mí ahora?
 
Este sentimiento de culpa te atormenta, tanto por lo que crees que has hecho (que tú has juzgado mal), como por cosas que has dejado de hacer. Es una voz tan insidiosa, llena de culpa y de miedo que tiene un efecto devastador en muchas personas (todos los que han pasado por una separación traumática conocen bien este sentimiento).
 
Estudios llevados a cabo en Alemania entre protestantes y católicos, apuntaban a que la «confesión» ha debido de ser un gran alivio para los creyentes en estas situaciones de dolor, ya que una persona con autoridad les perdonaba aquello por lo que se culpabilizaban.
 
Con el cuerpo tenemos un poco más de cuidado de todo lo que entra por nuestra boca y va a parar al estómago, pero con la mente le echamos muchos pensamientos y situaciones negativas que recreamos sin ningún filtro.
 
Psicológicamente hablando, sabemos que todas las emociones negativas que metemos en nuestra mente deben ventilarse. Todo lo que se ventila se liquida y todo lo que se oculta se pudre en nuestra mente y produce efectos. Realmente lo ocultamos porque creemos que está mal y “no vaya a ser que se enteren los demás”.
 
El tener personas de confianza a nuestro alrededor a los que podamos contar nuestras situaciones más dolorosas, sin regodearnos, nos ayudará a aligerar la culpa. ¿Quién no se ha desahogado alguna vez con un amigo?. “Vamos hombre, cuéntamelo todo”. Esto ayuda.
 
En las relaciones de pareja la culpa está en muchas conversaciones cotidianas, es inconsciente pero es muy frecuente, no hemos aprendido a hablar a los otros sin culpabilizar. Muchas relaciones de pareja están ahí para ver qué puedo sacar del otro… “te quiero si tú haces esto…” o “a cambio de que tú me des esto... lo otro”, etc. Y más que una relación es un engaño para proyectar la culpa sobre otro, el tiempo lo demuestra.
 
La culpa está por todas partes, sólo tienes que abrir un periódico y la ves, enchufas la televisión y está, en cualquier reunión... Todo nuestro sistema de pensamiento está basado en la culpa y el miedo, sólo tienes que ver cualquier libro de historia.
 
Es tanta la necesidad de quitarnos la culpa que por los años noventa se presentó un programa de TV en Antena 3, con el título de “CONFESIONES”. Personas voluntarias necesitaban confesar públicamente el infierno de sus vidas y ocultándose tras una mampara, contaban en TV todo lo que creían que habían hecho porque decían que así sentían una liberación, se quitaban un peso de encima.
 
Dos formas erróneas de quitarse la culpa
 
1.- HACIA AFUERA: LA PROYECCION DE LA CULPA.
 
Esta técnica es muy antigua y está generalizada en la sociedad, es un mecanismo de defensa muy pueril e inconsciente del ego que te dice que cuanto más culpa eches sobre los demás, menos llevas tú.
 
Se da en gran número de relaciones familiares o de trabajo, y en muchos casos la convivencia se hace imposible.
 
2.- LA CULPA HACIA DENTRO.
 
Muchas personas prefieren echarse la culpa o aceptarla de otros, y la integran en sus mentes proyectándola contra sus cuerpos o contra su vida. El cuerpo es neutro y acepta lo que la mente le dice. Esta inconsciencia hace aparecer muchas enfermedades corporales y mentales: depresiones, cáncer, etc., y otros tipos de sabotajes en las vidas de las personas muy culpabilizadas: accidentes, ruinas, negación de trabajo, etc.
 
Mantienen un sentimiento de «no merecer».
 
Tanto la PROYECCIÓN hacia dentro como hacia afuera, son dos formas erróneas inconscientes de cómo opera la culpa en este mundo y así no se sana la mente.
 
Sabemos que el tema no es fácil, pero para vivir una vida más plena y educar más en el AMOR, conviene dar algunos pasos importantes:
 
1.- Darnos cuenta que la CULPA es un sentimiento muy dañino para nuestra mente y para la mente de los demás, especialmente si son niños.
 
2.- Tener el deseo y el propósito de sanar y limpiar la mente de todo lo que le hemos echado.
 
3.- Perdonarse a sí mismo de los errores cometidos, reconciliarse con uno mismo, ya que cada uno lo hace lo mejor que sabe con el conocimiento que tiene en ese momento.
 
4.- Y por último, procurar echar menos culpas sobre los demás y sobre el mundo, pues, ya hay bastante y es un viaje a ninguna parte.


(http://www.liberatuser.es/laculpaelenemigoinvisible.html)

 

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