Zarakiel Esa
¡PADRE MÍO!, ¡SEÑOR MÍO!, ¡DIOS MIO!
Suplico por:
La fuerza requerida para poder trascender las pruebas cotidianas y aquella que se avecinan.
¡Padre!, ¡Padre!, ¡Padre…..!
Os ruego:
Dadme el valor para continuar mi camino; no permitas que pierda la fe, ya fue mucho tiempo lejos de tu regazo.
Os imploro:
Por aprender a amarte con la intensidad con que tu me amas.
Luz de mis Ojos…
Dadme:
Lo que requiero y anhelo para dejar atrás los fardos que estancan mi paso hacia ti.
Permíteme ser partícipe del torrente de amor y sabiduría que emana por todos los universos.
Luz de mis ojos ayúdame a ver la sabiduría y así eliminar la ignorancia que lacera mi corazón.
Padre mio, las cosas ya no son como antes…
En cada árbol que se mece al ritmo del viento escucho sus alabanzas.
En la risa de un niño veo la alegría de tu creación.
En el pan que llevo a mi boca, el tiempo y cuidado para que así sea.
A cada momento te pienso y te alabo.
En cada gota de lluvia siento tu rostro.
Con el calor del sol ahora tengo el abrigo de tu presencia.
¡PADRE MÍO!, ¡SEÑOR MÍO!, ¡DIOS MIO!
Ruego escuches mi súplica.
¡PADRE, PADRE, PADRE…!
Por el amor que le tienes a tu humanidad creada,
Por el Amor a tu hijo el Bienamado.
Ruego escuches mi súplica.
Señor, señor, Señor luz de todas las luces…
Mira como me encuentro.
A la izquierda solo hay inmundicia y muerte.
A mi derecha solo polvo del olvido.
Padre es ahora que ruego por tu perdón.
¡Escúchame…! Mira que la luz del día se apaga.
La noche se acerca, ruego, suplico e imploro humildemente por estar a tu lado.
Ya no más rebeldía, añoro tu presencia, mi corazón te anhela.
¡Oh! ¡Padre¡ mis ojos lamentan no ver tu luz.
Permíteme tomar el sendero, el camino, verdad y la vida.
Mi alma extraña a su amada, la bella Helena.
Dadme la inspiración para así escribir mi poema de amor y redención en el libro de mi vida.
