LA VIDA ES AHORA
El tiempo es la causa de los sufrimientos y los problemas.
El pasado y el futuro son sólo ilusiones, imaginaciones.
La clave es: Acabar con la ilusión del tiempo.
Tiempo y mente son inseparables; estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo.
Vives de forma compulsiva y mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro y una falta de disposición de reconocer el momento presente, y admitir que sea.
La compulsión surge porque el pasado te da una entidad y el futuro contiene una promesa de salvación de alguna realización de algún tipo. Ambas son ilusiones (imaginaciones).
Cuanto más te enfocas en el tiempo, pasado y futuro, más pierdes el ahora (lo más precioso que hay).
El ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único acceso al reino del Ser.
El futuro suele imaginarse mejor o peor que el presente; Si el futuro imaginario es mejor, eso te da esperanza o expectativas placenteras, pero si es peor, eso crea ansiedad. Ambas son ilusiones.
Pasado y futuro son ilusiones, imaginaciones, lo único que es real es el ahora.
Nada ocurrió en el pasado, ocurrió ahora. Nada ocurrirá en el futuro, ocurrirá ahora.
Alcanzar la iluminación significa elevarse por encima del pensamiento.
En el estado de iluminación sigues usando la mente cuando la necesitas pero de un modo mucho más enfocado y eficaz que antes. La empleas principalmente con fines prácticos pero eres libre del diálogo interno involuntario y vives en la quietud interior.
Cuando empleas la mente, vas oscilando durante pocos minutos entre la mente y la quietud, la mente y la no mente.
La no mente es conciencia sin pensamiento. Y solo la no mente permite pensar creativamente porque da al pensamiento un poder real.
El pensamiento por sí solo, desconectado del campo de la conciencia, se convierte rápidamente en algo estéril, insano, destructivo.
Para poder estar solo en el ahora hemos de observar la mente desde afuera.
En el momento de darte cuenta de que no estás presente, estás presente.
En cuanto eres capaz de observar tu mente, ya no estás atrapado en ella.
Ha entrado otro factor que no es mental: “La presencia del testigo”. Mantente presente como observador de tu mente, tus pensamientos y emociones, así como de tus reacciones a las diversas situaciones.
Cuando dejas de observar tu mente, y piensas en el pasado, te vuelves inconsciente y se apodera de ti la emoción, te conviertes en ella, eres el actor que la representa: te justificas, acusas al otro, atacas, te defiendes… pero no eres tú, es una pauta reactiva de la mente (el ego) en su modalidad habitual de supervivencia.
La identificación con la mente, crea más tiempo, la observación de la mente te abre a las dimensiones intemporales, la energía retirada de la mente se convierte en presencia.
Si te marcas un objetivo y avanzas hacia él, estás usando el tiempo del reloj. Eres consciente de a dónde quieres ir pero valoras y das la máxima atención al paso que estás dando en este momento.
Si te centras excesivamente en el objetivo, quizás porque estás buscando la felicidad, la realización o completar tu sentido de identidad, dejas de honrar el ahora. Entonces el tiempo del reloj se convierte en tiempo psicológico; tu camino de vida deja de ser una aventura y se reduce a una necesidad obsesiva de llegar, alcanzar, de lograrlo. Dejas de interesarte por las cosas que hay en el ahora, porque estás pensando en el futuro, tratando de llegar a otro lugar distinto al de dónde estás, y la mayoría de las acciones son un medio para conseguir un fin. Estás siempre pensando en conseguir algo que te hará sentir más realizado, más feliz, y esto es todo una ilusión, está en tu imaginación…
Automáticamente, la mente crea una obsesión en la que el futuro sirve para escapar de un presente insatisfactorio. Pensar en el futuro, en conseguir un objetivo, no te permite estar en el ahora.
Así pues el tiempo es la causa de tus sufrimientos y tus problemas.
(Eckhart Tolle)