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 SIGUE LOS DICTADOS DE TU CORAZÓN (primera parte)



Julio 10, 2012, 02:49:13 pm
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SIGUE LOS DICTADOS DE TU CORAZÓN (primera parte)
« en: Julio 10, 2012, 02:49:13 pm »
SIGUE LOS DICTADOS DE TU CORAZÓN
(Andrew Matthews)


ENSEÑANZAS

En la vida, llegamos al momento en que estamos dispuestos a asimilar nueva información. Antes de eso no lo veremos aunque la tengamos delante de las narices.

Somos animales de costumbres. Seguimos con lo que estábamos haciendo hasta que nos obligan a cambiar.

Así pues, ¿la vida es una sucesión de desastres dolorosos? No necesariamente. El universo siempre envía señales amables. Cuando no hacemos caso de ellas, nos hace la señal con un mazo. El progreso duele más cuando nos resistimos.

Determinadas personas reciben determinadas enseñanzas. Mi vida es una sucesión de enseñanzas que yo necesitaba, y que se suceden en perfecto orden. Recibimos enseñanzas continuamente. Pero si no las aprendemos, tendremos que repetir curso una y otra vez… y otra vez… y otra. Cuando nos sentimos desgraciados siete días a la semana, seguramente nos hemos saltado una lección.

VIVIR Y APRENDER

A este  mundo no vinimos a castigarnos sino a educarnos. Todo lo que sucede nos ofrece una oportunidad de transformación y los grandes desastres pueden transformar incluso nuestra mentalidad. Actúa como si cada suceso tuviese una finalidad, y tu vida tendrá finalidad. Averigua por qué te hacía falta esa experiencia, domínala, y ya no volverá a serte necesaria.

Cuando tú cambias, tu situación cambia. Es axiomático. No hace falta que te pares a pensar cómo ocurrirá. Tu transformación modifica tu circunstancia. Pero el cambio ha de ser auténtico. Antes de cambiar la dirección, intenta cambiarte los esquemas.

Al miedo sólo se le vence enfrentándonos a él. Como atraemos constantemente las enseñanzas que necesitamos, muchas veces atraemos las experiencias que tememos. Cada uno de nosotros es una causa. Nuestros pensamientos atraen las circunstancias y las crean. Si cambiamos, creamos circunstancias diferentes.

No es imprescindible que la vida sea siempre dolorosa, pero el dolor sigue siendo la razón principal que nos mueve a cambiar. Mientras no nos duela nada, podremos consentir que nuestro ego siga diciendo “voy bien”.

Cada uno de los sujetos que aparecen en tu vida es un maestro. Aunque nos vuelvan tarumbas, aprendemos, porque nos enseñan dónde están nuestros límites. Que sean nuestros maestros no significa que tengamos que amarlos.

La vida es como una escalera. Para subir, antes hay que sentarse bien en el peldaño donde estamos, sea el trabajo, las relaciones, el dinero o cualquier otro. Hecho esto, podremos avanzar al peldaño siguiente.

Cuando las cosas se ponen demasiado fáciles, nos buscamos los problemas nosotros mismos. Nunca digas: “No podré descansar y disfrutar hasta que…” Descansa y disfruta mientras te ocupas de tus asuntos.
Aunque nosotros estemos preparados para recibir la información, los demás no lo están necesariamente. Si no te preguntan, por lo general significa que no quieren la información.

El universo es un maestro paciente y perseverante. Dedica tu atención a las señales y todo transcurrirá con relativa facilidad.

LEY DE LA SEMILLA

Tu éxito y tu felicidad dependen de leyes y principios naturales… y de cómo los aproveches.
La enseñanza de la semilla es: Recogerás la cosecha cuando hayas hecho el trabajo. Hay que cavar la tierra y regar la semilla (esfuerzo), esperar un tiempo (paciencia) y sólo entonces puedes recoger tus alubias. Esfuerzo + paciencia= resultados.

Primero el esfuerzo, después la cosecha. Ése es el principio. No se puede invertir el proceso.
Otra enseñanza: Aunque plantes una docena de semillas no vas a tener una docena de plantas (algunas salen, otras se agotan, otras se las comió el pájaro)… así es la vida.

La vida es un sistema energético. Si nada te sale bien, tuya es la culpa. Cuando te hayas dado cuenta de que lo que aportas configura tus circunstancias, dejarás de ser una víctima. La vida suele darnos lo que le pedimos.

Si somos sinceros con nosotros mismos recordaremos casi todo lo que nos ha ocurrido… y cómo hemos contribuido a que ocurriese. No hagas caso de lo que las leyes del universo disponen para tu vecino. Ocúpate del funcionamiento de la causa y efecto en tu propia vida: en tus relaciones, tus triunfos y tus decepciones. Será mejor para tu paz mental.

El universo premia el esfuerzo, no las excusas.

Empieza por donde puedas. Entrégate de lleno a lo que hagas, y la oportunidad empezará a buscarte. Es lo que se llama crearse una reputación. Es lo que se llama “una cosa lleva a la otra”.

DISCIPLINA

Ten disciplina para hacer las pequeñas cosas que no te gustan, y podrás pasar la vida haciendo las grandes cosas que sí te gustan.

La clave de la autodisciplina no está en tener una voluntad de hierro. Sino en saber por qué deseamos tal o cual cosa. Te resultará más fácil ahorrar si realmente sabes por qué quieres vivir libre de deudas. Es más fácil ponerse a estudiar si tiene uno claro por qué necesita sacar mejores calificaciones.

Si quieres que tus negocios prosperen, necesitas tener método. Si quieres que tu vida florezca, debes poner orden. Y observarás una cosa más: Lo que está dentro, también está fuera. Tu entorno refleja tu mentalidad. Por lo general, el que tiene su casa en un caos suele tener la vida en las mismas condiciones.

Ningún esfuerzo se desperdicia. Es posible invertir mucha energía en algo, sin que suceda nada a primera vista. En realidad, tu energía ya está produciendo cambios, sólo que no se ven. Sigue invirtiendo energía y verás sin duda una transformación. Recuerda el principio… no te asustes, y no desesperes.

SABER ADAPTARSE

Te adaptas o desapareces. Una enseñanza de la vida: Hay que saber adaptarse.

Lo que es cierto hoy, puede no serlo mañana. Lo que ha dado resultados hoy, quizás no los dará mañana. Lo único permanente es el cambio.

Las personas felices no se limitan a asumir el cambio, lo adoptan como una cosa propia. Son las personas que dicen: ¿Para qué iba a querer que los próximos cinco años de mi vida sean exactamente como los cinco pasados?

Cuando cambias tus creencias más íntimas acerca del mundo, tu vida cambia en consonancia con ellas.

Tú no eres tu historia, y además a nadie le importa. Eres un ser humano que tiene una serie de experiencias.

Algunos andan empeñados en que todo el mundo se entere de lo ricos que son, o cuántos títulos ostentan. Si te empeñas en que los demás te crean importante, sufrirás, porque tu felicidad queda en manos ajenas. Déjate de ser importante, es demasiado fatigoso. Tan pronto como prescindas de la necesidad de “ser importante” podrás descansar. Los demás te lo reconocerán aunque no te esfuerces.

LAS CREENCIAS

Entonces ¿De cuál de mis creencias debo prescindir?
De todas las que te atrapan y te hacen infeliz. Si no te sirven de ayuda, ¡fuera con ellas! No porque las juzguemos de equivocadas, sino porque no nos sirven. Para empezar, cuidado con las creencias que se expresan con un “debería”:

Las personas deberían devolver los favores.
La gente debería reconocer mis méritos.
Si llevo bien la casa mi marido debería darse cuenta.
Mis allegados deberían corresponder a mi afecto.
La gente debería ser más considerada.
Las personas deberían ser más agradecidas.

Las creencias del tipo “debería” no sirven, porque la realidad no entiende de “deberías”. Las cosas son como son. Cuando criticas la realidad, ella siempre sale ganando.

Algunas personas no esperan que los demás se comporten de una manera determinada. Eso les permite gozar de una mayor tranquilidad mental. La próxima vez que te enfades procura recordar que no son tanto las personas lo que te irrita como tus propias creencias. Los pensamientos, aunque duelan, no son más que pensamientos. Tú puedes cambiarlos.

COMO GANAR DINERO

Para lograr la prosperidad necesitas adueñarte de tu propia mente… sin importar lo que digan los vecinos o el periódico. Estés a sueldo o no, tus creencias determinan tu prosperidad. Si no tengo el dinero que necesito, o estoy perdiéndolo, alguna razón debe de haber… y no hay que buscarla en el mundo exterior sino en mi mundo interior.

Tus pensamientos controlan tu vida, no ninguna circunstancia externa.

Si quieres tener algo en la vida y conservarlo, tienes que sentirte a gusto con ello. Para tener dinero y conservarlo, es menester que te halles a gusto con el dinero.

Para prosperar no es necesario despojar a otros. Al contrario, te pone en situación de ayudar. Tu casa también influye sobre eso. Procura crear un espacio que te levante la moral tan pronto entres. Comunícale tu personalidad.

Cuando nos sentimos prósperos llamamos a la prosperidad. Para conocer el éxito hay que empezar por vivirlo y sentirlo desde ahora.

La prosperidad no es necesariamente cuestión de dinero, sino de estilo de vida.

El desafío cotidiano consiste en tomar situaciones infelices, planes que no salen bien, accidentes de coche, divorcios, personal desatento… y transformarlas en sucesos positivos. Cuando dejas de reaccionar con espanto frente a lo inesperado, te conviertes en una persona más equilibrada y estás en una posición más fuerte de cara a lo que pueda sobrevenir. Mientras te lo tomes como un desastre, se manifestará como un desastre permanente.

En el mismo instante en que cambias de creencias en cuanto a la situación, esa diferencia de mentalidad atraerá otra clase de personas y otra categoría de oportunidades.

Cada desastre en tu vida no es tanto un desastre como una situación que te invita a cambiar tu manera de pensar.

Dedica tiempo a hacer cosas que sean divertidas, y sólo por eso. Trabajar hasta el agotamiento sólo tiende a corroborar que “la vida es una continua lucha”. Pero ten paciencia contigo, se necesita práctica para todo, hasta para disfrutar de la vida. Cuando ésta te ofrezca su cara sonriente y oigas dentro de ti esa vocecilla que te dice “esto no puede durar”, contéstate: “Será que no va a tardar en mejorar”.

Cuando el interés o el apego emocional a una transacción o un acontecimiento alcanzan la desesperación, los estorbamos. Pero este principio tiene un reverso positivo: tómalo con tranquilidad y… ¡bingo!

La vida no tiene por qué ser una lucha permanente. Deja correr las cosas. Esto no es indiferencia, es no empeñarse en forzar los acontecimientos.

Si quieres algo, ¡regálalo! ¿No parece absurdo? Consigues más de aquello que quieres dando un poco de lo que tienes. “Pero yo no he hecho más que dar, toda mi vida, y nunca he recibido nada a cambio”.Yo no creo que esas personas hayan dado, en realidad, si no fue con intención de pasar factura, y eso es muy diferente.
Si tienes una fortuna depositada en Suiza y no la utilizas para nada, ese dinero no te ha enriquecido. Teóricamente es tuyo, pero no “recibes” nada de él. No disfrutas de más prosperidad y, de hecho, es como si el dinero perteneciese a otra persona. De manera que se mantiene el principio de que hay que dar para recibir.
Amar a una persona significa dejarla en libertad de ser quien ella decida. Amar es dejar que forme parte de tu vida si ella así lo elige. Otra vez estamos hablando de un equilibrio. Para tener algo, o a alguien, déjalo suelto.

“No podemos cambiar nada que no hayamos aceptado previamente”.
De nada sirve enfadarse ni obstinarse. Para superar lo que no te gusta, empieza por asumirlo, sin obstinación, y luego podrás reemplazarlo por otra cosa positiva.

La persona de mentalidad positiva se fija en lo posible, y al concentrarse en lo posible, consigue que las cosas se hagan.

COMO EL PENSAMIENTO POSITIVO CONFIGURA EL SUBCONSCIENTE

Nuestra mente subconsciente es una recopilación de todo lo que pensamos. Y los pensamientos más corrientes crean los comportamientos subconscientes más arraigados.

Todo pensamiento consciente repetido durante una temporada se convierte en un programa. Conforme te pones a disciplinar tu mente, los nuevos pensamientos conscientes crean nuevos programas subconscientes. Del mismo modo que implantas una pauta subconsciente para conducir sin esfuerzo un coche, también es posible desarrollar una pauta subconsciente que te encamine al triunfo. Pero se necesita pensar de manera disciplinada… y dedicar algún tiempo a ello.

Si deseas chequear tu pensamiento, chequea tu vida. Tu prosperidad, tu felicidad, la calidad de tus relaciones e incluso tu salud reflejan tus pensamientos conscientes más habituales.

Si hay algo en tu vida que no te gusta, deja de pensar en ello y deja de hablar de ello a todas horas. Ese algo se mantiene vivo gracias a la energía que le dedicas. Quítasela y desaparecerá.

Si conviertes tu vida en una campaña contra las cosas, aquello que combates no dejará de crecer. Más vale decir a favor de qué estamos.

NOSOTROS ELEGIMOS COMO TOMAMOS A LA GENTE

Cuando deseamos enfadarnos con alguien, nos fijamos en sus defectos. No es la conducta de la otra persona lo que determina nuestros sentimientos hacia ella: es nuestra actitud.

Las personas que eligen fijarse en lo negativo suelen justificarse diciendo: “No hago más que ser realista”. Pero es mucho más cierto que nosotros creamos nuestra realidad. Tú eliges como ves a tu madre, y lo mismo a todos los demás.

En la vida recibimos de aquello que ocupa nuestro pensamiento. Al expresar nuestra gratitud por lo que tenemos, nos enriquecemos y por lo mismo recibimos más.

HAZ LO QUE AMES

“No vayas por ahí diciendo que el mundo te debe esto y aquello. El mundo no te debe nada. Él estaba aquí antes”.

Tú eliges tu actitud: Si quieres puedes pasarlo bien casi en cualquier puesto de trabajo y si trabajas en algo que te guste, serás más feliz, tendrás más posibilidades de triunfar y seguramente ganarás más dinero.
Cuando no te gusta tu empleo, tienes dos opciones: cambiar de actitud o cambiar de empleo.

Las personas que disfrutan con su trabajo se levantan por la mañana diciendo: “Hoy voy a poner más eficacia y más atención que ayer”.

Tú no trabajas para tu jefe, trabajas para ti mismo. Tus patronos distarán mucho de ser perfectos, y tus compañeros serán todos unos vagos, pero cuando firmas para un empleo tu obligación es dar lo mejor, no pasar el rato poniendo verde al que te firma los cheques. Cuando no dedicas más que un cincuenta por ciento de esfuerzo, tú pierdes más que tu patrono. Él sólo pierde un puñado de dinero. Tú pierdes tu entusiasmo, tu autoestima y un buen pedazo de tu vida.

Disfrutar con el trabajo es una elección que tomamos. Te conviene dar lo mejor y no sólo para crear una buena impresión. Lo harás porque es la única manera de disfrutar con lo que haces.

Hacer lo que amamos no es cobrar por vivir tumbados en una playa tropical. Es vivir una pasión por algo, y poner en ello todo nuestro amor, nuestra energía y nuestra creatividad. Es correr riesgos, ¡y por lo general es tener que hacerlo para comer!

He aquí las sensaciones que produce el hacer realmente lo que a uno le gusta:
Por las mañanas resulta más fácil dejar la cama y en todo el día no se nota la necesidad de tomarse un descanso.
Olvidas la hora y te olvidas de ti mismo.
El esfuerzo pasa a ser una consideración secundaria. Podrías hablar de lo tuyo durante horas… ¡y generalmente lo haces!

Muchas personas no saben lo que quieren… y luego se enfadan porque no lo consiguen. Si no sabes exactamente lo que quieres, trata de imaginar lo que más se parezca: es un punto de partida.

No compares tus facultades con las de otros. Haz lo que sepas. Aprende a reconocer tu talento. Se alcanza la plenitud desarrollando nuestras cualidades, no aspirando a poseer las de otra persona.

Si hay una cualidad que se destaca en los grandes artistas, científicos, ases del deporte, benefactores de la humanidad y magnates en los negocios, no es el talento, sino la dedicación.       

APROVECHA TU TIEMPO LIBRE

“El trabajo es amor hecho visible” Kahlil Gibran

Es posible ganarse la vida haciendo lo que a uno le gusta.
El mundo es un gran mercado. Cuando hayas adquirido una aptitud, los demás te pagarán por utilizarla.

Si quieres ganarte la vida haciendo lo que te gusta, tu afición podría ser una fuente de ingresos. De donde resulta cuando no rellenas tu ocio con nada, te autolimitas.

La mayoría de nosotros nos hemos visto en el trance de tener que decidir sobre nuestra futura profesión cuando éramos unos adolescentes inexpertos. Si escogiste tu primera carrera a los diecisiete, quizás sería hora de volver a elegir. Considera la posibilidad de tener más de una carrera en tu vida. Si te sacrificas por complacer a tus padres, atrasas tu progreso personal y el suyo. No venimos al mundo para realizar las fantasías de unos progenitores insatisfechos. No importa que hayas pasado cuatro años siendo ingeniero, ¿quieres seguir cuarenta años más haciendo lo que no te agrada? Es malo para tu moral, es malo para tu salud, y además te condena a la mediocridad.

 

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