¿Quién elige tus metas?
¿Cómo caminas por la vida?
¿Sabes con claridad, hacia donde te diriges?
¿Hacia dónde te quieres dirigir?
¿O vas simplemente por el camino que marca la sociedad en la que vives, reaccionando y actuando de acuerdo a lo que se te presenta?
Las metas nos marcan el lugar al que queremos llegar.
Lo que queremos obtener.
Una meta es algo que no hemos logrado.
Por lo tanto, necesitamos trabajar para lograrlo.
Cuando tenemos metas en la vida, nos sentimos con energía, optimismo y esperanza.
Para lograr nuestras metas necesitamos:
AUTO-MOTIVACIÓN.
Es la energía que surge de nuestro interior. Está basada en nuestros deseos y valores más importantes.
COMPROMISO.
Es estar dispuestos a pagar el precio por alcanzar nuestras metas. Se refleja en nuestra conducta y en el trabajo que les dedicamos.
ADAPTACIÓN Y FLEXIBILIDAD.
El mundo cambia constantemente y no tenemos control sobre la conducta y sentimientos de la gente que nos rodea. Por lo tanto, cuando surgen imprevistos o las cosas no son como pensábamos, es necesario tener la capacidad de hacer los cambios que se requieran.
AUTO-CONTROL EMOCIONAL.
Las emociones son necesarias y son parte de todos nosotros. Pero es necesario distinguir cuándo tenemos que controlarlas, para actuar de acuerdo a la razón.
ORGANIZACIÓN.
No podemos hacer muchas cosas al mismo tiempo, ni tenemos un tiempo ilimitado. Por ello tenemos que llevar un orden en nuestra conducta y establecer las prioridades necesarias.
PASOS PARA TENER ÉXITO AL ESTABLECER NUESTRAS METAS.
Pregúntate: ¿qué es lo que quiero?
Para lograr nuestras metas es necesario distinguir entre nuestras necesidades y las planteadas por la cultura o la gente que nos rodea.
Es importante reconocer las necesidades de los demás.
Pero reconocerlas y respetarlas no significa que tenemos que hacerlas nuestras.
Muchas veces sabemos lo que no queremos, pero no siempre sabemos claramente que si queremos.
Pero podemos averiguarlo.
PREGÚNTATE:
¿Por qué o para qué lo quiero?
¿En qué me perjudica ahora, el no tener o hacer…?
¿En que va a cambiar mi vida, relación, persona, etc., cuando logre mi meta?
ESCRIBE LAS RESPUESTAS.
Recuerda que es importante ser realista en la meta y en los beneficios.
FORTALECE TU CONFIANZA.
Para tener éxito, es necesario que tengamos fe en nosotros, que confiemos en que lo podemos lograr.
Piensa en todas las veces que sí has logrado lo que te has propuesto, aunque creas que son logros que no valen la pena.
No los califiques de acuerdo a su importancia o magnitud.
Considéralos sólo como una muestra de que sí hay cosas que puedes lograr y por lo tanto, lo que no sabes o no has podido, lo puedes aprender.
Escríbelo para que te lo recuerdes, cuando te sientas desmotivado o cometas algún error.
Haz que la frase: "Si no lo he logrado, puedo aprender a hacerlo" sea parte de tu vida diaria.
Si has intentado hacer algo varias veces y no has tenido éxito, quizás necesitas hacerlo de forma diferente o tal vez necesitas ayuda.
¡Búscala!
ESTABLECE UN COMPROMISO CONTIGO MISMO.
Describe las consecuencias positivas que vas a obtener y lo que necesitas hacer para lograrlo.
Pregúntate si vale la pena el esfuerzo que tienes que hacer.
Si no estamos dispuestos a esforzarnos, nuestra meta no es realmente nuestra o está basada en algo en lo que no creemos o que no deseamos con el corazón.
Ponte metas que realmente te motiven.
Que tu corazón y tu mente estén involucrados.
ACEPTA TU RESPONSABILIDAD.
Para tener éxito en nuestras metas y en nuestra vida, es necesario reconocer que una gran parte de lo que nos sucede, es el resultado de nuestras decisiones y conductas.
Cuando no lo aceptamos y culpamos a los demás, a la vida, la suerte, etc., no resolvemos los problemas y nos sentimos víctimas, incapaces y vulnerables.
Esta actitud nos paraliza o nos lleva a tomar decisiones equivocadas.
Reconocer que cometimos un error, es un acto de valor y honestidad.
Nos da la posibilidad de corregir y aprender.
Negarlo, no elimina el error, sólo lo aumenta.
Recuerda que somos humanos y por lo tanto falibles.
No somos, ni vamos a ser perfectos, pero siempre podemos mejorar. Siempre podemos aceptar nuestra responsabilidad.
ESCRIBE TU META.
Cuando no escribimos una meta, puede quedarse como simple fantasía.
Al escribirla, podemos ver nuestros objetivos con mayor claridad y podemos comprometernos con nosotros mismos.
Escribirla de manera clara y específica, nos permite ver nuestros logros y lo que necesitamos hacer para llegar al final.
Es importante escribirla en forma positiva: lo que sí vamos a hacer y no lo que queremos dejar de hacer.
Es mejor decir:
Voy a organizar mi tiempo, que decir ya no voy a ser impuntual.
Nuestra manera de hablar y de pensar, influye en la programación de nuestro subconsciente.
ANALÍZALA.
¿Depende de ti?
¿Es alcanzable?
¿Está planteada de acuerdo a las características de una meta bien planteada?
Exprésala en voz alta cada día, al levantarte y al acostarte.
Mientras más veces la recuerdes y la expreses, de preferencia en voz alta, más cerca estás de ella.
Es importante que pongas en ciertos lugares alguna frase, dibujo, adorno, etc. que te la recuerde constantemente.
Esto no sólo te ayuda a recordarla, sino que tu subconsciente trabaja en ella.
Pregúntate con frecuencia:
"¿Lo que estoy haciendo me ayuda a lograr mi meta?"
Si no es así, revisa tu meta y tu plan de acción.
ANALIZA TU SITUACIÓN ACTUAL.
Necesitas saber cuál es tu punto de partida, para saber hacia dónde dirigirte y cómo hacerlo.
No es igual llegar a Acapulco desde Cuernavaca que desde Canadá.
Divide la meta en pequeñas metas a corto y mediano plazo o en pequeños pasos, que te vayan acercando a la meta final.
Por ejemplo:
Si quieres compartir más tiempo con una persona, para mejorar la relación con ella, puedes decir:
Le voy a hablar diario por teléfono.
Una vez al mes o a la semana, voy a planear una mañana o un par de horas, para que hagamos algo juntos.
Para dentro de 6 meses o a fin de año, voy a planear lo necesario para irnos juntos de vacaciones.
Esto se aplica a cualquier tipo de metas: de salud, negocios, personales, etc., aunque el tiempo y actividades pueden ir variando, de acuerdo a tu meta y a tus necesidades.
Si es una meta que incluye a otra persona, debes tomar en cuenta sus deseos, tiempos y necesidades.
Pon una fecha límite para la meta final y fechas intermedias para ir checando objetivamente los progresos y corregir si es necesario.
Cuando no hay un plazo, vamos dejando las cosas para después y no las hacemos.
Cuando decimos: "quisiera, algún día yo… en el futuro voy a…", no actuamos.
Poner una fecha nos "obliga".
Una de las principales diferencias entre un sueño y una meta realizable, es que ésta tiene una fecha límite.
PLANTEA LOS POSIBLES OBSTÁCULOS:
Tiempo, malos hábitos, falta de información o conocimientos, situaciones específicas, etc.
Uno de los mayores obstáculos son nuestras ideas y creencias, forma de pensar, conductas y sentimientos negativos.
Es necesario reconocerlos y modificarlos.
Una situación nueva puede generarnos angustia.
Recuerda que esa angustia es pasajera.
A medida que vayas avanzando en tus logros, sentirás mayor confianza y satisfacción.
Todo principio es difícil hasta que aprendemos.
Otras áreas de nuestra vida y las emociones que las acompañan pueden, también, obstaculizar nuestras metas.
No olvides que nuestra vida está compuesta por diferentes situaciones, actividades y personas y no debemos permitir que éstas se interpongan con nuestros objetivos.
Pero no permitas que tus metas te hagan olvidar a las personas y actividades importantes en tu vida.
Aprende a darle un tiempo a cada situación o relación importante.
Otro obstáculo es enfocarte en el problema y quedarte allí.
Enfócate en la solución y en cómo llegar a ella.
Identifica las habilidades y conocimientos que necesitas para vencer los obstáculos y para lograr tus metas:
Recursos materiales, apoyo emocional, tiempo, información, ayuda de otras personas, etc.
Pregúntate:
¿Cuáles son mis puntos fuertes o habilidades que me pueden ayudar?
¿Necesito ayuda?
¿De quién?
Pide la ayuda que necesitas.
Aprende lo que necesitas aprender o búscalo en otras personas.
Recuerda que es imposible que sepas todo y que seas experto en todo.
DESARROLLA UN PLAN DE ACCIÓN, DETALLADO Y CLARO.
Haz un primer esbozo y ve agregando o modificando lo que sea necesario, a medida que vayas trabajando en él.
Visualiza los resultados, constantemente.
Relájate e imagínate haciendo ciertas cosas que son el resultado de haber obtenido la meta y disfrutando de lo obtenido.
Velo en tu imaginación, con todos los detalles posibles.
Imagina y piensa en cómo te vas a sentir.
Mientras más lo practiques, más fácil te ve a ser.
Esta es una manera comprobada de facilitar el trabajo del cerebro.
Pero enfócate en lo positivo.
Si al principio te cuesta trabajo relajarte o visualizar, recurre a una persona que tenga experiencia y te pueda ayudar.
De preferencia, alguien que lo haga a nivel profesional.
COMPARTE TU META CON ALGUIEN IMPORTANTE PARA TI.
Hacerlo, nos ayuda a comprometernos y nos da la oportunidad de tener alguien que nos ayude, cuando lo necesitamos o nos escuche cuando queremos expresar nuestras dudas o sentimientos.
Pero es importante escoger a la persona adecuada:
Alguien que tenga interés en ti.
Que no te critique, ataque o se burle de ti, aunque si puede expresar su desacuerdo sobre algunas de tus conductas.
Revisa tu meta constantemente, para evaluar y reconocer tus avances y corregir cuando sea necesario.
A medida que trabajamos en una meta, ésta puede cambiar o podemos darnos cuenta que los pasos que pensábamos dar, no son los más adecuadas.
Corrige todas las veces que sea necesario.
Corregir no significa haber fracasado.
Significa haber aprendido algo nuevo, que cambió mis necesidades, expectativas, forma de pensar o de percibir.
Aprovecha los nuevos conocimientos.
Reconoce en voz alta tus logros aunque sean pequeños.
No importa el tamaño o importancia de los logros o avances.
Éstos no son valiosos por "cuánto" avanzamos, sino porque nos acercan a la meta y porque demuestran nuestro esfuerzo y deseo de logro.
Realiza por lo menos una acción diaria.
Aun cuando nuestra meta sea a largo plazo, todos los días podemos hacer algo al respecto:
Recordar nuestro propósito o nuestros planes.
Reconocer nuestros logros.
Revisar nuestros planes.
Visualizar el éxito.
Etc.
Recuerda que el futuro es el resultado de cada instante presente, que es el que realmente podemos vivir.
Empieza hoy.
(Psicóloga Silvia Russek)
Lic. En Psicología Clínica.
Maestría en Terapia de Pareja.
Terapia individual y de pareja.
Citas:
Tel. 044 55 1924 9863 (Ciudad de México).
e-mail: bienestar.e@gmail.com