Es obvio que las mentiras más comunes de la vida cotidiana perjudican la autoestima: "No, no comí una tercera porción de tarta de fresas"; "No, no me acosté con fulano"; "No, no cogí ese dinero": "No, no falseé los resulta dos de la prueba", etcétera. La conclusión es siempre que la verdad es vergonzosa. O peor que vergonzosa. Ese es el mensaje que nos transmitimos a nosotros mismos cuando decimos mentiras semejantes. Pero éste es el nivel de deshonestidad más obvio. Aquí debemos considerar una clase de deshonestidad mucho más profunda. Tan íntimamente vinculada (así es como lo sentimos) a nuestra super vivencia que renunciar a ella suele ser un desafío de mucha más envergadura.
Para evitar una posible mala interpretación, digamos que vivir auténticamente no significa practicar una sinceridad compulsiva. No significa anunciar cada pensamiento, sentimiento o acción posibles, sin tener en cuenta si el contexto es apropiado o no. o su relevancia. No significa confesar verdades de manera indiscriminada. No significa dar opiniones que no nos han pedido sobre el aspecto de otras personas, ni formular necesariamente críticas exhaustivas, aunque nos las hayan pedido. No significa ofrecerse a brindar información a un ladrón sobre unas joyas escondidas.
Por otro lado, debemos reconocer que la mayoría de nosotros hemos sido educados casi desde el mismo día en que nacimos, para no saber qué es vivir auténticamente.
La mayoría de nosotros fuimos criados y educados de modo que nos era sumamente difícil apreciar la autenticidad. Desde muy temprano aprendimos a negar lo que sentíamos, a usar una máscara, y en definitiva a perder el contacto con muchos aspectos de nuestros sí-mismos interiores. Nos volvimos inconscientes de gran parte de nuestros sí-mismos interiores, en nombre de la adaptación al mundo que nos rodea.
Nuestros mayores nos empujaron a rechazar el miedo, la ira y el dolor, porque tales sentimientos los incomodaban. A menudo no sabían cómo responder cuando se rompía la supuesta armonía familiar. Muchos de nosotros fuimos obligados también a ocultar y por último a eliminar) nuestra excitación. Les ponía nerviosos. Nuestros mayores se volvían desagradablemente conscientes de algo que habían olvidado mucho tiempo atrás. La excitación altera la rutina.
Los padres emocionalmente distantes e inhibidos tienden a educar hijos emocionalmente distantes e inhibidos, no sólo mediante sus mensajes explícitos 'sino median te su propia conducta, que indica al hijo qué es lo correcto, lo adecuado y lo socialmente aceptable.
Además, puesto que en la infancia existen muchas cosas temibles, inquietantes, dolorosas y frustrantes, aprendemos a emplear la represión emocional como un mecanismo de defensa, como un medio de hacer la vida más tolerable. Aprendemos con demasiada rapidez a evitar las pesadillas. Para sobrevivir, aprendemos a "hacernos los indiferentes", como si estuviéramos muertos.
Una de las experiencias más dolorosas y desorientado ras de la infancia, que la gente se siente impulsada a reprimir, es el descubrimiento de que la mayoría de los adultos miente. Esto también puede convertirse en una barrera para la comprensión y la valoración de la autenticidad.
Al ser auténticos, no sólo nos honramos a nosotros mismos: a menudo es como un regalo para cualquier persona con la que tratemos.
III
CÓMO SE DESARROLLA LA AUTOESTIMA
El concepto del Yo y de la Autoestima se desarrolla gradualmente durante toda la vida, empezando en la infancia y pasando por diversas etapas de progresiva complejidad. Cada etapa aporta impresiones, sentimientos e incluso, complicados razonamientos sobre el Yo. El resultado es un sentimiento generalizado de valía o de incapacidad.
Para desarrollar la Autoestima en todos los niveles de la actividad desde un estudiante, pasando por el escritor, el profesional, el obrero, el ejecutivo, etc. Se necesita tener una actitud de confianza frente sí mismo y actuar con seguridad frente a terceros, ser abiertos y flexible, valorar a los demás y aceptarlos como son; ser capaz de ser autónomo en sus decisiones, tener comunicación clara y directa, tener una actitud empática, es decir, capaz de conectarse con las necesidades de sus congéneres, asumir actitudes de compromiso, ser optimista en sus actividades.
Otra estrategia para desarrollar la Autoestima es cuando una persona se equivoca y es capaz de reconocer y enmendar sus errores, no limitarse a autoculparse, ni culpar a los otros. Tener actitud creativa y ser capaz de asumir los riesgos que implica una nueva tarea, evitar la critica.
También tenemos que evitar la frecuencia muy alta del mensaje, encontrar los datos positivos de otras personas, conectarse con emociones positivas del pasado, ampliar el conocimiento de si mismo con mayor sinceridad, tener tabla de valores y respetarla, desarrollar el sentido del humor e infundirlo.
La autoestima se construye diariamente con el espíritu alerta y la interacción con las personas que nos rodean, con las que tratamos o tenemos que dirigir. La autoestima es muy útil para enfrentar la vida con seguridad y confianza.
Un aspecto central para el desarrollo dela Autoestima, es el conocimiento de nosotros mismo. Cuanto mas conocemos, es más posible querer y aceptar nuestros valores. Si bien las metas son básicas para darle un sentido a la vida, ellas tienen costos en esfuerzo, fatiga, desgaste, frustración, pero también en maduración, logros y satisfacción personal.
Cuando se tiene contacto con personas equilibradas, constructivas, honestas y constantes, es más probable que se desarrolle una personalidad sana, de actitudes positivas que permitan desarrollarse con mayores posibilidades de éxito, aumentando la autoestima.
3.1 DESARROLLAR LA AUTOESTIMA DE LOS DEMAS
Aunque cada uno de nosotros es el responsable último de su autoestima, tenemos la oportunidad de apoyar o atacar la autoconfianza y el autorespeto de cualquier persona que tratemos, así como los demás también tiene la misma opción en sus relaciones con nosotros.
Probablemente todos recordemos ocasiones en que alguien nos trató de un modo que reconocía tanto nuestra dignidad como la suya. Y también podemos recordar ocasiones en que alguien nos trató como si el concepto de dignidad humana no existiera. Sabemos bien qué diferente sensación nos dejan estas dos clases de experiencia.
Cuando nuestras relaciones humanas tienen dignidad, las gozamos más: y cuando nosotros manifestamos dignidad, nos gustamos más a nosotros mismos.
Cuando nos comportamos de tal manera que acabamos elevando la autoestima de los otros, también estamos aumentando la nuestra.
3.2 El Impacto de la Autoestima
¿Cómo desarrollamos la autoestima? Resumamos algunos puntos clave.
* Debemos recordar que la autoestima no viene determinada por el éxito social, el aspecto físico. La popularidad o cualquier otro valor que no se halle directamente bajo el control de nuestra voluntad. Al contrario, depende de nuestra racionalidad, honestidad e integridad, que son procesos volitivos, operaciones de la mente de las cuales somos responsables.
* Ya que la autoestima positiva es el sentimiento, la experiencia y la convicción
De ser apto para la vida y sus desafíos, y ya que la mente es nuestra herramienta básica de supervivencia, el pilar central de una autoestima saludable es la política de vivir conscientemente (lo cual incluye racionalidad, honestidad e integridad). Vivir conscientemente es vivir responsablemernte la realidad, respetando los hechos, el conocimiento y la verdad, con la intención de generar un nivel de conocimiento apropiado a nuestras acciones.
• La autoaceptación es un rechazo a negar o desestimar cualquier aspecto del sí-mismo: nuestros pensamientos, emociones, recuerdos, atributos físicos, subpersonalidades o acciones. La autoaceptación es la negativa a mantener una relación de rivalidad con nuestra propia experiencia. Es la base de todo desarrollo y de todo cambio. Es, en su sentido último, el coraje de ser para nosotros mismos. El nivel de nuestra autoestima no puede ser más alto que el nivel de nuestra autoaceptación.
* Para proteger nuestra autoestima, es necesario que sepamos evaluar nuestra conducta de la manera apropia da. Esto incluye, primero, tener la certeza de que los pará metros con los cuales juzgamos son verdaderamente nuestros, no los valores de los demás, con los cuales nos sentimos obligados a aparentar que estamos de acuerdo. Segundo, necesitamos efectuar nuestras evaluaciones con una actitud no sólo de honestidad sino de compasión, una voluntad de tener en cuenta el contexto y las circunstancias de nuestras acciones, así como las opciones o alternativas que percibimos como accesibles. En aquellos asuntos en los que nos sintamos verdadera y justificadamente culpables, es preciso que tomemos las medidas específicas para eliminar la culpa en lugar de limitarnos a sufrir pasivamente.
* Debemos aprender a no disculparnos nunca por nuestras virtudes, ni hacernos reproches por ellas, ni tratar de rechazarlas. Debemos tener el coraje de reconocer nuestros puntos fuertes y nuestros aciertos. De otro modo, inevitablemente traicionaremos a nuestra autoestima.
* Es necesario que reconozcamos a nuestros sub-sí- mismos o subpersonalidades. que intimemos con ellos, dialoguemos con ellos y, en definitiva, que los admitamos, para poder sentirnos completos, no divididos, sino integrados.
• Necesitamos vivir activa y no pasivamente, asumir la responsabilidad de nuestras elecciones, sentimientos, acciones y bienestar -asumir la responsabilidad del cumplimiento de nuestros deseos- para así hacernos responsables de nuestra propia existencia. Como la independencia, la productividad es una virtud básica de la autoestima, y el trabajo es una de las formas prácticas de manifestar la autorresponsabilidad.
* La autoconfianza y el autorespeto se obtienen viviendo auténticamente. En esto consiste el coraje de ser quienes somos, preservando la coherencia entre nuestro si-mismo interior y el sí-mismo que presentamos al mundo. En sentido literal, significa vivir autoafirmativamente: que manifestamos al mundo aquello que pensamos, valoramos y sentimos. Que no nos entregamos al submundo de lo inexpresado y de lo no vivido.
* Al apoyar la autoestima de los otros, apoyamos la nuestra. Así, el hecho de vivir con benevolencia es necesario para la autoestima.
Si trato a los demás con respeto y benevolencia,..
* Necesitamos comprender que, como ideal ético-psico lógico, la autoestima implica y presupone el supremo valor de una vida individual. Descansa sobre una visión moral que ve en cada persona un fin en sí misma y -en oposición a la doctrina de la autorrenuncia y el autosacrificio defiende como principio rector el interés racional por uno mismo.
Esto proporciona grandes recompensas, pero también exige afrontar desafíos. Cualquiera que sea su nivel actual de autoestima y la vida que haya creado para reflejarlo, quizás en este mismo momento usted esté experimentando la comodidad de lo familiar -la comodidad de lo conocido- y quizá sienta intuitivamente que desarrollar la autoestima es abandonar esa zona confortable y entrar en lo desconocido.
3.3 A medida que se desarrolla su autoestima:
* Su rostro, sus gestos y su manera de hablar y de moverse tenderán naturalmente a proyectar el placer que le causa estar vivo.
* En algún momento notará que es más capaz de hablar de sus logros o de sus imperfecciones de manera directa y sincera, puesto que mantendrá una buena relación con los hechos.
* Quizá descubra que se siente más cómodo al hacer y recibir elogios, expresiones de afecto, aprecio, etc...
* Estará más abierto a la crítica y a sentirse bien al reconocer sus equivocaciones, pues su autoestima no estará ligada a una imagen de "perfección".
* Sus palabras y movimientos tenderán a ser desenvueltos y espontáneos. ya que no estará en guerra con usted mismo.
* Habrá cada vez más armonía entre lo que usted diga y haga. y su aspecto, su modo de hablar y de moverse.
157• Descubrirá que tiene una actitud cada vez más abierta y curiosa hacia las Ideas y experiencias nuevas, las nuevas posibilidades que le ofrece la vida, puesto que para usted ésta se ha convertido en una aventura.
* Los sentimientos de angustia o inseguridad, si se presentan, tendrán menos posibilidades de intimidarlo o abrumarlo, ya que controlarlos y superarlos le parecerá más fácil.
Es muy probable que descubra que disfruta de los aspectos más alegres de la vida, tanto en usted como en los otros.
* Será más flexible al responder a situaciones y desafíos, movido por un espíritu de inventiva e incluso una capacidad lúdica, ya que confiará en su mente y no verá la vida como una fatalidad o una derrota.
* Se sentirá más cómodo con una conducta enérgica (aunque no beligerante): será más rápido para defenderse y hablar por usted mismo.
* Tenderá a preservar la armonía y la dignidad en situaciones de estrés, ya que cada vez le resultará más natural sentirse equilibrado.
IV
AUTOESTIMA Y SOCIEDAD
La seguridad en sí mismo es algo vital para el ser humano, porque gracias a ella puede crecer intelectualmente, reforzar sus lazos afectivos, ser una persona sana mentalmente y sobre todo, ser alguien que a pesar de todas las dificultades que enfrenta diariamente, tiene confianza en sí mismo, ganas de ser mejor que los demás y demostrarse que es capaz de todo, que no existe barrera.
Durante la adolescencia se define el carácter y es cuando se presentan por primera vez estos estados de desinterés e indiferencia.
Superarse, es ser mejor como persona, es decir conocer nuestros errores , nuestros miedos, nuestros traumas, fobias y frivolidades, conocer su origen, aceptar sus consecuencias, admitir que existen , liberarlos manteniéndolos en niveles normales para que así, tengamos más seguridad en nosotros mismos.
La inseguridad es la madre de casi todos los problemas de la sociedad actual. Inseguro somos casi todos: los machistas, feministas, racistas, histéricos, neuróticos, la gente que vemos, todos sin excepción. Y esto es muy normal, de hecho, el miedo, es uno de los pocos instintos que todavía nos queda de los animales.
La violencia intrafamiliar, la guerra, la pobreza, han hecho del hombre un ser sumiso y obediente, con ganas de gritar, con ganas de matar. Obviamente hay personas más inseguras que otras, y el conjunto de todas (sociedad) es un completo desastre, porque todos desconfiamos de todos y queremos siempre sacar ventaja.
La seguridad personal es algo vital para una persona, porque gracias a ella esa persona puede ser útil e indispensable para que las teorías de modelos sociales, no sean sólo teorías y se pongan en práctica con buenos resultados.
V
BAJA AUTOESTIMA
Una autoestima baja desvirtúa todo cuanto se presenta ante nosotros, aumenta lo errores y empequeñece los logros. Aun mas, una autoestima deprimida se ensaña en los puntos débiles, en la zona más vulnerable de cada cual. Si usted aprecia la inteligencia como uno de los atributos más valiosos del ser humano, su baja autoestima pondrá constantemente en tela de juicio sus logros y hasta su capacidad intelectual. Usted podrá conseguir avances objetivos y notables en este ámbito pero no los valorará en su verdadera dimensión, porque maltrecha autoestima le impedirá disfrutar sanamente de ellos...
Las personas con una baja autoestima interpretan con suspicacia los cumplidos, halagos y reconocimientos que alguien les pueda hacer, porque no creen ser dignas de merecerlos. Así pues, niegan cualquier tipo de refuerzo positivo ya que no se corresponde con su autoconcepto de baja autoestima, y aceptan la crítica, el correctivo y la amonestación como resultados lógicos de su poca valía personal. Además rechazan cualquier circunstancia positiva, como puede ser un piropo, por miedo a despertar su propia vanidad y descubrir un resquicio de amor hacia sí mismas. La idea de que pueda despertarse su vanidad las sume en una mezcla de vergüenza, culpa y temor.
Estas personas con baja autoestima creen que si dejas que su vanidad reciba un dulce baño después serán castigadas, y que la dureza de la pena será superior a los beneficios que obtendrían si dejaran actuar a su vanidad, ante esto pone en marcha mecanismo de autodefensa como la incredulidad, la suspicacia, la desviación, la justificación o la desvirtualizacion.
Asimismo hay personas con baja autoestima que actúan justo de modo contrario. No solo no rechazan los halagos sino que dependen totalmente de ellos para reafirmarse. Literalmente, los necesitan para encontrar un sentido a sus vidas. Se trata de personas que no cuentan con una autoestima autónoma sino que la forjan a partir de los demás.
Ciertamente, todos los seres humanos retroalimentamos nuestra autoimagen a partir de nuestras interacción con los demás. Sin embargo, existe una diferencia sustancial entre las personas que no se respetan a sí mismas y las que sí lo hacen: mientras que las primeras subordinan su autoconcepto a la opinión que tienen las demás de ellas, las segundas no.
Otra característica de las personas con una autoestima deprimida es que acaban convenciendo a los demás de que el concepto negativo que tienen de sí mismas se corresponde a la realidad.
Las personas que experimenta la Baja Autoestima suele ser un ser que no tienen plena confianza en las posibilidades propias, bien sea por experiencias que así se lo han hecho sentir o por la respuesta espectacular de sus otros significativos, es decir, de las personas importantes en la vida del sujeto que mediante mensajes de confirmación o desconfirmacion refuerzan el sí mismo o lo denigra.
Los mensajes que recibimos desde pequeños se hacen carne. Nuestro sí mismo se va conformando por lo que los demás piensan que soy (y que me lo transmiten mediante palabras y actitudes), lo que yo creo que los demás piensan quien soy (implica la elaboración subjetiva de tales mensajes) y lo que en realidad yo mismo creo que soy (se instaura aquí una perspectiva personal que está en estrecha vinculación con las anteriores).
La Baja Autoestima se relaciona también con la vivencia del tiempo. Quien padece de baja autoestima suele desarrollar en falso self que lo protege ilusionariamente de la confusión y desorientación que le provoca la vergüenza internalizada. Al sentirse incapaz y desvalorizado empieza a encubrir lo que verdaderamente siente como estrategia.