Buscandome

Bienvenido(a), Visitante. Por favor, ingresa o regístrate.

Ingresar con nombre de usuario, contraseña y duración de la sesión

 


Traductor Google

 TEST SOBRE LA EMPATÍA



Agosto 30, 2012, 05:16:32 am
Leído 2454 veces

Desconectado elisa

  • Hero Member
  • *****

  • 714
    Mensajes

  • Karma: 1

TEST SOBRE LA EMPATÍA
« en: Agosto 30, 2012, 05:16:32 am »
TEST SOBRE EMPATÍA ¿AL RESCATE?
María Meilán Castro


LO QUE NO ES EMPATÍA

Situación: Encontró a alguien desprevenido expresando una emoción fuerte y dolorosa.

¿Escuchó con todo su cuerpo para averiguar lo que la otra persona realmente quería y necesitaba?

¿Fue capaz de permanecer callado, externa e internamente mientras esperaba una reacción física? ¿O se precipitó al rescate…?:

¿Ofreciendo un consejo improvisado?

¿Tratando de convencer a la persona de que “realmente no es para tanto”?

¿Diciendo a la persona que no debería sentirse de ese modo?

¿Haciendo una broma?

¿Cambiando de tema o sugiriendo una diversión?


Si su reacción instintiva fue hacer algo para impedir que la persona se sintiera de ese modo, la única persona a la trataba de rescatar era a sí misma. Esto no es empatía. Si su propio dolor era tan fuerte que no sabía que hacer para ayudar, probablemente nadaba en simpatía, no en empatía.


Test o Ejercicio: "RECIBÍ, ME FALTÓ"
Tomen una página y divídanla en dos columnas: una encabezada por “Recibí” y la otra por “Me faltó”.

En la primera columna, anoten todo lo que ustedes hayan recibido en sus casas de origen, y la segunda, todo lo que crean que les ha faltado.

Si yo tuviera que escribir esto para mí, diría que recibí mucho amor, cuidado, protección, estímulo, normas y conciencia de la importancia del trabajo, y diría que me faltó presencia, reconocimiento, caricias y juegos.

Esta es mi historia, como yo la cuento, la de ustedes será diferente.

Las cosas que he recibido y las cosas que me han faltado condicionaron mi manera de ser en el mundo.

Indudablemente, este que soy está claramente determinado por aquellas cosas que recibí y aquellas cosas que me faltaron.

Ahora bien, saquémosle el jugo al ejercicio.

Cuando yo salga de la casa de mis padres para ir al mundo a buscar mi propia vida, voy a tener tendencia (no condicionamiento absoluto) a elegir a alguien, o algunos, que en principio me puedan dar lo que me faltó. ¿Cómo podría no ir a buscar a aquellos que me den las cosas que me faltaron?

Y entonces, seguramente, yo, fui al mundo a buscar a alguien que estuviera siempre presente, que me valorara y me reconociera, que me diera las caricias que a veces me faltaron y que fuera capaz de jugar y de divertirse conmigo (lo que recuerdo que me faltó).

Cuando crecemos, en lugar de transformar esa falta en una acusación hacia los padres, salimos a buscar lo que sentimos que nos faltó.

Sin duda, nuestra manera de evaluar lo que nos faltó está condicionada por lo que somos, pero no se trata ya de mis padres, sino de mí.

Este juego está aquí para mostrar cómo mi historia puede condicionar mi libertad para elegir, pero también para establecer que esa libertad no puede evitarse.

Y si es cierto que salgo a buscar lo que me faltó, también es verdad que lo que más tengo para ofrecer es lo que recibí. Y entonces, aunque suene incoherente, a cambio de todas mis demandas, yo voy a tener tendencias a ofrecer, mi amor, mi cuidado, mi protección, mi estímulo, mis normas y mi conciencia de la importancia de trabajar.

Y esta es mi manera de ser en el mundo.

Salimos al mundo a buscar lo que nos faltó ofreciendo a cambio lo que recibimos.

A veces, la disparidad entre las cosas que pedimos y las que damos a cambio puede ser muy grande.

Por supuesto, uno puede elegir para dar a cambio otras cosas que las que recibió en casa de sus padres. Porque aunque la tendencia natural es a dar estas cosas, uno ha crecido, se ha nutrido, ha aprendido.

Una vez, en un grupo terapéutico, una mujer que estaba muy afectada y muy dolida, en una situación personal muy complicada, hizo el ejercicio delante del grupo. Pensó mucho tiempo y dijo: ¿Qué recibí? Y anotó: “Nada”. Y agregó: “Por lo tanto me faltó: Todo”.

Cuando hice la devolución, tuvo que darse cuenta que ella vivía en el mundo exigiendo “todo” a cambio de lo cual daba “nada”.

Y por supuesto que lloraba todo el tiempo sus carencias y su soledad.

Y por supuesto que se quejaba de la injusticia de que nadie le quisiera dar lo que ella necesitaba.

Porque estaba puesta en este lugar: buscaba a alguien que le diera “todo” a cambio de “nada”.

Puede suceder que en este ejercicio te encuentres sintiendo que aquello que te faltó, en realidad es lo que más das. A veces pasa...

Es que en el camino aprendo a dar lo que necesito.

Es una explosión muy interesante, una jugada maestra para tratar de obtener lo que quiero.

Por ejemplo, voy por el mundo mostrando que acepto a todos, no porque quiera aceptarlos, sino porque en realidad es lo que busco, alguien que me acepte incondicionalmente.

Un pequeño intento para ver si me vuelve lo mismo que yo estoy necesitando.


(El ejercicio es de Jorge Bucay)

 

TinyPortal 1.6.5 © 2005-2020