Dicen los grandes sabios que ser honestos es lo más grande que se puede alcanzar a ser, pues el que es honesto puede mirar a los ojos del que tiene enfrente y no tiene que dejarse llevar por la corriente de la sociedad.
Cuando no tienes que ocultar tienes mucho ganado, porque puedes expresar lo que sientes y actuar como debes sin ninguna represión ni dejándote influir por aquello que no merece la pena.
Cuando tienes claro el rumbo que has de tomar, aunque te puedas equivocar, no importa si los demás lo aceptan o no: es tu rumbo y es el que has elegido y no más; lo que digan o dejen de decir, si lo entienden o no, no es el problema de uno mismo, es el de la otra persona que no va mas allá de lo que se ve.
Cuántas cosas dejamos de hacer por el miedo, cuántos sentimientos sin expresar por no pasar por tontos o por raros, cuántos momentos perdidos por no ser honestos con nosotros mismos y saber decir, sin dañar, todo lo que se piensa.
Los seres humanos tenemos grandes dones, somos seres excepcionales porque tenemos una gran inteligencia y un gran corazón con cabida para todo, pero a veces nos pierden cosas que nunca merecerán la pena, que solo obstaculizan el camino y que no llevan a ninguna parte.
Pero todos somos capaces de superarnos, todos somos capaces de sacar fuerzas de donde no las hay y resurgir a la luz de una gran oscuridad, porque entre todos podemos cambiar aquello que no está bien, porque poniendo de nuestra parte podemos hacerlo de una forma honesta, sin vacilar, sin remordimientos, haciendo todo con un sentido aunque cueste, buscando soluciones y buscando los medios para poder llegar a ese rumbo aunque haya tormentas, nubes, chaparrones, diluvios, porque solo hay que querer, hay que buscar el camino, la luz, no dejarnos llevar por el mundo de los hombres de negro que van comiendo terreno y no nos dejan avanzar.
Tenemos la posibilidad de ser honestos, de enfrentarnos a las adversidades sabiendo que no son fáciles, que nos va a costar, pero… ¿qué no cuesta en esta vida?, podemos aprender a superarnos, a no tirar la toalla, pues eso es a veces mas sencillo que resistir los golpes, pero que no te lleva a salir a flote, porque con llorar por llorar no se consigue nunca nada; busca el mal menor, busca la forma de hacer coherentemente lo que te dicta el corazón, lo que tu inteligencia te dice que hagas, y sigue caminando con los pies en la tierra pero sigue teniendo manos pies, cabeza para hacerlo.
Ser coherentes es ser tolerantes. Es quererse a uno mismo. Es ser como se es e intentar superarse cada día. Es saber que siempre hay un camino por muy duro que sea. Es saber que la vida tiene muchos colores y sentirte privilegiado porque tú no estás tan mal como parece. Es ser como somos y dar lo mejor.
Hoy lo intentaremos, que no es poco, y todo irá bien aunque haya zancadillas.
EstheR SO, sé feliz.
(Esther Sánchez Orantos)