UN POCO DE AUTOCONOCIMIENTO
Cuando era pequeña pensaba que cada persona era, y sería para siempre, como había tenido la suerte o la desdicha de haber nacido.
En ese momento no sabía de cambios ni de descubrimientos, sólo de resignación por lo que había tocado.
Recuerdo de siempre un sentimiento de culpa muy fuerte, incluso hasta por aquellos hechos en los que me era imposible influir.
Debido a ello, me era muy difícil saber si lo que hacía lo hacía por voluntad propia o por culpabilidad.
Todo esto me ha llevado a una insatisfacción personal grande que, indudablemente, me ha hecho mirar hacia dentro.
Empezar a observarme en el día a día, ha sido la clave de grandes descubrimientos.
Descubrí que me juzgaba y criticaba muy severamente, y que mi vida era lo más parecido a vivir con el enemigo dentro, y lo primero que tuve que hacer fue limar asperezas con todas esas partes de mi que no soportaba.
Ha sido, y sigue siendo, un importante proceso.
Al empezar día a día a ser más “mi amiga”, he logrado observarme sin juzgarme, ni culparme implacablemente (aunque a veces esto reaparece esporádicamente, pero no con tanta intensidad).
Ahora no me conformo con el sentir por sentir, sino que, si por alguna razón tengo un momento de rabia, me pongo a escudriñar para saber de dónde viene. A veces lo encuentro y a veces lo intuyo.
Todavía ese darme cuenta es mucho más lento que mis emociones y si, por ejemplo, me he encontrado con un amigo y en ese momento no me he percatado de lo importante que ha sido el encuentro, pasados unos instantes me entero de lo que siento y
lo expreso.
De esta manera y poco a poco, he logrado irme conociendo en cada detalle, en cada reacción, en cada emoción.
He podido enterarme de lo que me gusta y lo que me molesta, siendo sincera con mis emociones y escuchándolas.
Ellas siempre habían estado allí, expresándose a su manera, pero yo no estaba atenta.
Al tener más claro lo que siento me ha sido más fácil expresarle a los demás mi sentir.
Dicho de otra manera: el ser sincera conmigo misma me ha permitido ser más sincera con los demás y esto ha mejorado indudablemente mis relaciones personales además de haber fortalecido mi autonomía y mi autoestima, me ha permitido tener una relación más amable y cariñosa conmigo misma y con el entorno.
