El YOGA es una disciplina que nos llega de Oriente, sobre todo de la India. Se practica desde hace milenios, desconociéndose sus orígenes, pues allí es muy habitual, estando totalmente ligada a la religión.
YOGA significa UNIÓN.
Unión de todas nuestras partes... mental, emocional y espiritual, no es que estemos "desunidos" pero así lo sentimos o lo percibimos. Cuando esta UNIÓN es CONSCIENTE entonces hemos alcanzado nuestro objetivo.
Para ello comenzamos haciendo "ashanas" (posturas), "pranayama" (respiraciones) y la relajación.
Cuando hacemos una ashana trabajamos la flexibilidad del cuerpo, los órganos, y la energía que pueda estar bloqueada. Cada movimiento va acompañado de la respiración y por lo tanto la atención está siempre en el presente.
Cuando hacemos pranayama limpiamos nuestros "nadys" (recorridos internos de la energía), equilibramos nuestra mente y un sin número de beneficios físicos que se logran al respirar adecuadamente, sobre todo la relajación que se consigue cuando se hace la respiración de forma consciente en cualquier situación de nuestra vida.
Es importante terminar haciendo una relajación, donde se vuelve a asentar nuestro cuerpo, se aquieten las emociones y se serenen los pensamientos.
Si practicamos esta disciplina durante un tiempo lo beneficios están asegurados, iremos notando poco a poco más vitalidad, más flexibilidad, el ánimo va cambiando a mejor, y LA PAZ INTERIOR va instalándose cada día con más fuerza en nosotros; la salud se ve mejorada, es más difícil que te entren las enfermedades, y mentalmente todo se ve con más claridad.
Con todo esto conseguido, y si nos atrevemos a profundizar un poco más, llegamos a la meditación, que debe ser diaria y a la misma hora. Con su práctica vamos incrementando, construyendo LA PAZ INTERNA, para con ella llegar al SILENCIO en el que los pensamientos son aquietados y así poder ver, sentir, nuestra esencia, EL SER que realmente somos.
Hasta aquí un poco la parte "técnica" del YOGA, ahora trataré de describir cómo lo siento yo que llevo unos años con su práctica.
Cuando comencé con él, algo indefinido me atraía; no sabría con exactitud qué fue, pero sabía desde los 16 años que quería hacer YOGA.
A los 23 años ya estaba con las ashanas y meditaciones, y desde ese momento es parte de mí, de mi vida; es mi forma de vivir la vida: a través del YOGA.
Al respirar practico YOGA, al caminar, al reír, al conducir, si me relaciono, es parte de esa charla, de ese caudal de energía que se establece cuando estoy con los demás; está presente en mi presente, en todos mis actos.
Y esto me aporta el ser consciente de mis pensamientos, y por lo tanto de las emociones que éstos me producen, llevándome a conocerme cada día un poco mejor, para ir sintiéndome con más amplitud y profundidad y así ir haciendo los cambios que me están trayendo más bienestar y más PAZ con la que poder sentirme a gusto conmigo mismo, aceptándome, queriéndome, mimándome.
Os lo recomiendo a todos, a todas las edades, si se comienza con ilusión en poco tiempo se notan los progresos y los beneficios físicos, al principio, y de ánimo, un poquito después.
No hay disculpa para no intentarlo; ahora tenemos centros de YOGA en cada barrio formando parte de algo cercano y sencillo de alcanzar.
(Laureano Fernández)
