Cuántos sueños sin realizar, cuántas palabras no dichas a tiempo, cuántas desilusiones provocadas por aquellos del mundo de las tinieblas, cuántas cosas inútiles que no van a ninguna parte nunca, pues solo llevan a las tormentas de las que no se terminan nunca, pero cuánta fuerza tiene el corazón humano, que aun así sigue adelante y lucha por vencer a todo ello sin quebrantar a nadie , pues nunca merecerá la pena hacerlo.
Cuánta hipocresía gratuita, cuánta falsedad mal ganada, cuánto destierro a lo tonto, cuántas trabas sin pensar, qué de sonrisas insatisfechas, cuántos golpes de los que no son más que seres sin vida, pero cuánto coraje salen de las lágrimas, de la impotencia de los seres humanos cuando se sabe el rumbo y el fin que tienes para hacer de la vida algo digno y no indiferente, cuando dentro de ti resurge cada día la luz del sol a pesar de las nubes y caminas el sendero sabiendo que todo tiene un sentido y que por ti misma lo puedes conseguir, cuando sabes que lo que tiene que pasar pasa, quieras o no, y que tú tienes que tener la suficiente cabeza y corazón para no dejar nunca de ser lo que eres, para que la tristeza no anide en tu cabeza y puedas aportar algo más de lo que se ve y se siente.
Cuántos recovecos absurdos nos ponemos por fanatismos, por aparentar lo que no somos, por religiones no entendidas, por motivos que son más superfluos que reales , pues siempre hay una vía para buscar las tinieblas del corazón, pero lo difícil es ampliar horizontes cambiando el rumbo de la vida y respetando, dialogando, y mostrando lo que sientes, sin tener que utilizar la violencia, la intolerancia , el ridiculizar las cosas, pues no hay nada más bello que el respeto hacia todo lo que te rodea te guste o no, pues lo que te puede gustar a ti no le puede gustar al otro, pero para eso está el diálogo, para eso está el amor, para eso está la vida, la no imposición de lo que uno piense o deje de pensar, pues más bello que la religión en sí es el saber que ésta te puede ayudar a aprender comportamientos, que no importa cómo se llame tu Dios ,porque todos conllevan al mismo camino, que es ensalzar al ser humano, no a crear guerras, ni fanatismos absurdos, ni faltas de respetos, sino a ser lo que somos en el más amplio de los sentidos.
Cuántas envidias, cuánto rencor, cuánto odio, cuánto desastre injustificado, cuántos malos pasos por no buscar la conciliación, por no mirar mas allá de lo que se ve, y no tratar de ir contra la corriente de lo que es lo normal, cuántos caminos rotos, corazones… ¿ y todo para qué ? para sanar a unos cuantos.
Cuántas quejas absurdas sin poner solución solo por no querer caminar, ni andar, ni aportar, solo justificar lo injustificable, pero el ser humano tiene posibilidades infinitas de salir adelante , de hacer las cosas bellas, de no ser solo materialista y solo consumir y competir por algo que no merece la pena, pues hay que competir para ser mejores personas, no para ganar más y tener más cosas, qué pena que el mundo sea solo de un color, en el que los que creen tener poder pueden todo y los que no creen tenerlo ni luchan por mejorar, porque se cree todo lo que dicen unos cuantos, pero la vida es como es y nos la complicamos nosotros; hacemos de esto un cielo o un infierno porque tenemos lo suficiente para las dos cosas.
Cuántos cuantos hay en la vida que tienen solución, que tienen posibilidades, que tienen forma de cambiar, que pueden dar ternura, que pueden dar amor, que se pueden expresar, que se pueden solucionar , que tienen un sentido y que no se actúa en vano, pues las barreras las pones tú y no más; las pones al cerrar puertas a la vida, las pones al no encontrar la luz de tu vida y seguirla cueste lo que cueste, pues todos somos seres especiales y grandes, todos somos únicos, todos somos lo que somos y nuestras circunstancias, pero todos estamos y lo contamos.
Y hoy a pesar del los cuántos lo hemos hecho, hemos estado y somos, y es lo que nos llevamos en este día.
EstheR., sé feliz.
Esther Sánchez Orantos