La sabia naturaleza nos regala cientos de aromas para disfrutar y equilibrar el cuerpo y el alma. Conozca las propiedades de los aromas, sus características botánicas y terapéuticas.
Al acercar una rosa a la nariz, al pasar cerca de una planta de lavanda o al cortar el césped, cientos de partículas suspendidas en el aire estimulan nuestros centros nerviosos para que percibamos su aroma. Estas partículas son los aceites esenciales.
No sabemos exactamente por qué las plantas producen estos aceites, pero sí que los alquimistas veían en ellos la materialización del “alma” de la planta.
Al utilizar aceites esenciales, podemos mejorar nuestro estado de ánimo y superar barreras internas. Para elegir los aromas más adecuados a nuestras necesidades, debemos tener en cuenta cuatro factores: la propiedad del aroma; nuestra historia personal; el agrado y la comodidad al percibir esa fragancia; las costumbres cotidianas.
Para aromatizar un ambiente se pueden recurrir a hornillos, anillos aromáticos, potpurrí o almohadillas perfumadas.
En cuanto al cuerpo, es importante no aplicar los aceites directamente sobre la piel, sino siempre diluidos a partir de aceites vehiculares.
Los aceites esenciales pueden clasificarse en siete grupos:
Flores blancas:
Están vinculadas al relax. La medicina antigua consideraba que poseían poderes mágicos. Sus aromas mejorarán notablemente el clima en el hogar, la oficina y los negocios. Darán una sensación de bienvenida y calidez. Además, son relajantes naturales y contribuyen a conciliar el sueño.
Bosques perfumados:
Los aromas de este grupo corresponden a grandes árboles, aromáticos y poderosos, con aromas profundamente masculinos. Representan la fuerza, la lealtad, los ideales y la independencia.
Este tipo de fragancias llegarán con la ayuda que necesitamos en problemas puntuales y se retirarán rápidamente, permitiéndonos una respiración libre y profunda.
Hierbas del campo:
Los aromas de este grupo permiten mantener el equilibrio en momentos difíciles y de angustia. Ayudan a mantener la mente alerta y el cuerpo relajado, evitando el estrés y las contracturas. Son acompañantes ideales para momentos de cambio, crisis y procesos de crecimiento. Además, su aplicación cosmética es muy amplia. En el hogar, estas fragancias aportarán calma, equilibrio y fortaleza para toda la familia.
Aromas frutales:
Las frutas con consideradas los hijos preciosos de las plantas y el sol. Sus colores, aromas y jugos representar una fuente de energía muy especial.
Los aromas frutales mejoran las defensas y estimulan el optimismo. Los cítricos, son los púnicos frutos de los cuales se pueden extraer los aceites esenciales.
Maderas, resinas y cortezas: Los aromas de este grupo provienen de longevos árboles y se caracterizan por ser sofisticados, profundos y persistentes. Sus aceites esenciales son utilizados como base de exquisitos perfumes y se consideran sagrados en numerosas formas de culto a lo largo y ancho del planeta.
Plantas aromáticas:
En este grupo, encontramos muchos de los elementos que solemos utilizar en la cocina. Sus aromas influyen directamente sobre la autoestima. Son estimulantes de nuestras virtudes y ayudan a mejorar la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Flores de color:
Están conectadas con la sensualidad. Muchos de los perfumes femeninos se elaboran a partir de sus aceites. Poseen características refinadas, definidas e inconfundibles. Se considera que dentro de ellas están los principios de la vida.
Ana Cejas