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 SIGUE LOS DICTADOS DE TU CORAZÓN - 2ª parte



Octubre 17, 2012, 05:16:55 am
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SIGUE LOS DICTADOS DE TU CORAZÓN - 2ª parte
« en: Octubre 17, 2012, 05:16:55 am »

TRABAJAR POR DINERO

“Muchos se pasan la vida pescando sin darse cuenta de que no es el pez lo que buscan”

Cuando amas realmente lo que haces, el apego al dinero disminuye, y entonces descubres que éste viene solo. Ganar dinero es un juego. Se gana prestando atención a la partida, no permaneciendo angustiosamente pendiente al marcador.

Lo que haces para ganarte la vida es un vehículo para conectar con otras personas. Sentirte realizado o no, es cosa que depende de cómo sirves a las personas. No es lo que haces sino cómo lo haces.

La felicidad está en hacer lo tuyo… y esforzarte porque quieres, no por obligación.

A personas diferentes, ocupaciones diferentes. Todos nos movemos en distintas direcciones, a diferentes velocidades. Cuando tú cambies para dedicarte a lo que prefieres, otro correrá tu lugar.

Si me pongo a hacer lo que me gusta, ¿tendré menos problemas?
¡NO! Tu misión en la vida no es quitarte problemas, sino vivir con entusiasmo.

Hacer lo que te gusta no es una receta de vida fácil, sino una receta de vida interesante. ¡Probablemente asumirás más responsabilidades y vas a tener más problemas!

SER FELIZ

Cuando te interesa lo que haces, el entusiasmo te ayuda a sobrellevarlo todo. Si te lo tomas con pasión, no hará falta que nadie te motive. La vitalidad deriva de un designio. Hacer lo que nos entusiasma es un deber para con nosotros mismos y para con los demás. Realizar nuestro sueño no es ninguna garantía de vida fácil. Al contrario, el reto puede ser incluso mayor. Pero te embarcas en un viaje exterior que pone en marcha el viaje interior, tienes la oportunidad de florecer, de llegar a averiguar quién eres en realidad.

Si tienes un sueño no realizado, analiza tus excusas. Por lo general no somos demasiado sinceros con nosotros mismos. Decimos que es imposible de lo que no es más que muy incómodo.

¡Cuántos juran que no pueden cambiar de actividad hasta que un infarto los convence de lo contrario! O bailamos a nuestro propio son o tendremos que bailar al que toquen otros.

Siempre hay elección. Si no haces una cosa es porque has invertido tus energías en otra. La pregunta no consiste en “¿Por qué es esto posible?” sino en “¿qué es lo que no estoy dispuesto, o dispuesta, a hacer?”

“El que tiene conocimiento vive para la acción, no para pensar sobre la acción”

“No ganas reputación con lo que piensas hacer”

El movimiento se demuestra andando. La energía es el resultado de nuestro compromiso. El secreto consiste en lanzarse.

Nos motivamos haciendo las cosas, no pensando en ellas. La acción invoca al entusiasmo; la acción revela oportunidades. Lánzate.

No te comprometas nunca a nada, si no tienes la seguridad de cumplir. Si es necesario, no hagas tantas promesas ni asumas tantos compromisos, pero si has dicho que vas a hacer una cosa, hazla. Poco a poco tu palabra se convertirá en ley para ti. Entonces es cuando realmente crees en ti mismo, o en ti misma.

VALOR

Se valora demasiado la comodidad, y ahora no me refiero a la comodidad económica, sino a la de “situación”. En buena parte nuestro estrés proviene de la adicción a la comodidad: los aviones siempre han de salir puntuales, la carga de trabajo siempre ha de ser fácil, el saldo negativo de la cuenta ha de ser llevadero, etc. ¡Demasiada comodidad aburre! El cerebro se encoge. A menos leyes de cómo debería ser tu vida y cómo quieres sentirte, más fácil la adaptación ante cualquier eventualidad.

El valor no consiste en la falta de miedo, sino en actuar frente al miedo. Los que no hacen nada con su vida tienen el mismo miedo que quienes se arriesgan a fondo: sólo que los primeros se asustan de cosas pequeñas ¿No sería mejor tener miedo  de algo importante?

Sería excesivamente fatigoso tratar de caer bien a todo el mundo, o conseguir que todo el mundo esté de acuerdo con uno. A fin de cuentas, ni caes bien, ni tú mismo sabes quién eres. En último término sólo puedes confiar en tu guía interior, o dicho de otro modo, seguir los dictados de tu corazón.

“Si haces lo que siempre hiciste, tendrás lo que siempre tuviste”

EL SECRETO DEL PODER

Vivir el momento presente. A veces se piensa demasiado. Derribarás todos los bolos y darás tu mejor raquetazo cuando no estés tan pendiente del marcador. Cuanto menos te preocupes por ganar y por lo que piensen los demás, mejor te resultará.

Querer forzar los acontecimientos nunca es bueno. Hay que estar relajado para poder dirigir bien el esfuerzo. ¡Intenta aproximar la pelota de golf al green usando la fuerza bruta! Eres mejor cuando no te empeñas en demostrarlo. Lo mismo sucede cuando hay que dirigir a personas.

Sangre fría. De nada sirve enfadarse. ¿Cuándo has visto a un jugador de golf enfadado? No habrá ido muy lejos. ¿Los boxeadores que pierden la compostura? ¿Los automovilistas que se pican? Unos perdedores. Lo mismo rige para ser padre o ser maestro.

No odies a tu adversario: céntrate en mejorar tu propio rendimiento. Odiar las cosas o a las personas disipa energías y distrae tu mente de lo que importa.

Si piensas que todo el mundo va contra ti, entonces es verdad. Echar la culpa a los demás no sirve de nada. Si te empeñas en creer que todo va a salir mal, que los árbitros, el público, el viento y la pelota están contra ti, acertarás en eso. Los atletas triunfadores son como otras muchas personas eficaces; asumen la responsabilidad máxima. No echan la culpa a sus padres.

En el deporte y en la vida tienes que concentrarte en lo que quieres, no en lo que no quieres que ocurra.

A todos los niños debería dárseles oportunidad de practicar algún deporte, no para que llenen la casa de trofeos, sino para que aprendan. La enseñanza principal es: no importa dónde empiezas, sino cómo terminas.

Nadie nace con un permiso especial para triunfar. Dios no baja de la nube para decir: ¡Te toca ahora! Ni tampoco dice “tú puedes” o “tú no puedes”. ¡Tú puedes!

Cuando decidimos hacer algo, los medios se presentarán.

LA SUERTE

Mientras que tu creas que todo va a ir mal, irá mal. Nada puede funcionar desde el momento en que te pasas la jornada pataleando y quejándote. Pero tan pronto como cambias tu punto de vista, todo cambia.

Si quieres tener más paz, deja de etiquetar como buenas o malas todas las cosas que te pasan.

PENSAMIENTOS

Simplificando al máximo, hay dos maneras de considerar al mundo:
El mundo es un desastre
El mundo está bien como está.

Se necesita mucha energía para encontrar defectos a todo y preocuparse porque algunos mienten o roban, o porque hay gente poco trabajadora, o porque hay quien come demasiado o gasta demasiado, y unos comen caviar y otros alubias. Además, la crítica incesante deprime el ánimo. Si quieres marcar la diferencia, hacer algo al respecto, el caso sería distinto. Pero limitarse a expresar preocupación no ayuda a nadie. Las madres Teresa de este mundo no se preocupan, actúan.
La otra opción consiste en aceptar el mundo tal como es. Las cosas son como son. Podemos aceptarlo tal como es sin dejar de asumir nuestra parte de responsabilidad en el mejoramiento de las cosas.

Enfadarse no es inevitable. Hay alternativas: lo fascinante, lo divertido. No tengas tantas leyes de cómo debería ser la vida o cómo deberían comportarse las personas. Te resultará más fácil ser feliz.

¿POR QUÉ ME CONVIENE APRENDER A CONTROLAR MIS PENSAMIENTOS?

Por dos razones:
No tienes control sobre tu entorno, el tiempo que hace ni lo que opinan acerca de ti los demás. Lo único que controlas totalmente, y lo más importante, son tus propios pensamientos.
Lo externo a nosotros no hace la felicidad.
Recuerda un incidente que hayas tenido la semana pasada. Date cuenta que el incidente en sí no tenía nada que te afectase directamente, pero sí tu reacción mental. Toda la vida se nos ha condicionado para que veamos determinados hechos de determinada manera. Nuestros pensamientos nos hacen infelices. Pero podemos cambiarlos.

Tu calidad de vida mejora si modificas tus pensamientos, ya que éstos afectan a tus sensaciones.




LA PAZ MENTAL

Estar en paz significa ponerse en armonía con las propias fuerzas en vez de oponerse a ellas. Significa ver el panorama general y no dejar que nos distraigan los detalles. Así pues, ¿cómo te enfrentarás a las incertidumbres de la vida? Aceptándolas. Disfrutándolas. Diciéndote que “la mitad de la diversión consiste en saber que puede pasar cualquier cosa en cualquier momento”. Y estableciendo este compromiso contigo misma, o contigo mismo: “Pase lo que pase, sabré desempeñarme”. Contempla los temores de frente.
En parte depende de nuestra actitud, y en parte de un hábito diario de relajación mental que debe practicarse.

En el mundo occidental se nos educa para que “hagamos” cosas. No tengo nada que objetar. Pero antes de empezar a hacer alguna cosa sería menester dejar de luchar contra todo. Ésta es otra de las conductas que nos enseñan. A forzar los hechos para presentarlos consumados, a manipular a las personas. En esa lucha nos agotamos y lo echamos todo a perder.
La vida es una lucha si tu te empeñas en que lo sea. Pero también hay otros caminos, como dar tiempo al tiempo y dejar que las cosas vengan por sí solas.

Dedica el tiempo necesario a cada una de las cosas que debas hacer. Que no te agobien. Cuando nuestro sistema de creencias dice “no hay tiempo para nada”, llegas tarde a tomar el autobús, corremos para tomar el ascensor, etc. Piensa realmente que “se tardará lo que haga falta, me niego a hacerlo con prisas”.

¿POR QUÉ RELAJARSE?

En casi todas las actividades de la vida perseguimos resultados. Pero con la relajación profunda, la meditación o la oración es diferente. No puedes pretender unos resultados. Aunque sepas que tal vez habrá unos beneficios  a largo plazo, es preciso dedicar toda tu atención al presente. La acción lleva en sí su propia recompensa. Por una vez no intentas “conseguir” nada: te limitas a “ser” en vez de “hacer”. La moraleja es que “cuando no tienes tiempo para relajarte, es cuando lo necesitas absolutamente”.

Empieza cada jornada formándote el propósito de ser una persona equilibrada y sosegada. Algunos días lo conseguirás hasta llegar a la hora de acostarte, y otros no pasarás de la hora del desayuno. Pero si te planteas el objetivo cotidiano de alcanzar la paz mental, poco a poco irás sintiéndote mejor.

CONCÉDETE UN CAMBIO

Es aconsejable ser selectivos en cuanto a los lugares donde nos dejamos caer. Vale más saltarse un almuerzo que comer en determinados restaurantes. Mejor quedarse en casa que dormir en ciertas habitaciones de hotel. Desconfía. Haz caso de tu intuición y no entres en lugares deprimentes, o sal en seguida que notes la sensación de malestar.

EL PANORAMA GENERAL

La ciencia ha hecho maravillas, pero no es más que un extremo de la gama. La ciencia disecciona. El intelecto descompone las cosas. El corazón las reúne. Hay problemas que la información y la inteligencia no pueden resolver. Si analizas a tus amigos pierdes de vista sus cualidades más bellas. Si analizas y diseccionas el universo te separas de él. La empatía, por el contrario, nos acerca al tiempo que nos permite ver el panorama general. Pon afecto y conéctate al instante. Todas las cosas del universo están conectadas entre sí. Al descomponerlas, se nos escapa lo esencial.

GRATITUD Y PAZ MENTAL

Todas las veces que sentimos gratitud por algo, nos inundamos de paz. Todas las veces que decimos: “Te doy las gracias”, afirmamos: “Acepto lo que tengo y donde estoy, y aprendo lo que necesito aprender”. El sosiego de la mente proviene de fijarnos en lo que poseemos, no en lo que nos falta. Cuando asumimos positivamente nuestra vida vemos que todo en ella sirve para algo.

Parece razonable suponer que cualquier virtud adquirida en esta existencia (amor, perseverancia, hacer cestos de mimbre) nos la llevaremos dondequiera que vayamos. Por tanto, la apuesta más favorable es la que aconseja desarrollar todas nuestras posibilidades aquí y ahora… ¡y confiar en que los beneficios sean transferibles!

¿POR QUÉ ESTAMOS AQUÍ?

Debería ser para aprender a amarnos los unos a los otros, ¿no te parece?

Amar al prójimo no significa andar besando a todo el mundo, ni tampoco significa, necesariamente, emigrar al Tercer Mundo para repartir escudillas de arroz. Es abstenerse de juzgar a los demás, y dejar que vistan como quieran, que vivan como quieran y que sean lo que quieran sin tener que soportar nuestras críticas.

EL PERDÓN

“El perdón es la fragancia que la violeta deja en el talón de quien la ha pisado”.

Los acontecimientos que nos transforman, por lo general no son los que nosotros mismos habríamos elegido. Como dijo alguien, nunca deseamos pasar por lo que es necesario pasar para convertirnos en lo que deseamos llegar a ser: penas, enfermedades, desolación… cada uno lleva la parte que le corresponde.

No se puede dar de lo que no se tiene. Ni aceptamos a los demás tal como son hasta que nos aceptamos a nosotros mismos tal como somos.

Mientras permanezcamos pendientes de nuestras propias faltas el mundo no dejará de castigarnos por ellas, y también nosotros mismos nos castigamos. Con la mala salud, con la pobreza, con la soledad. Si no nos gustamos a nosotros mismos, no gustaremos al mundo. Es inútil echarle la culpa a él.

Perdónate tus propias carencias, y automáticamente dejarás de buscarlas en otras personas. Los demás nos devuelven el reflejo de lo que somos. Si prestamos atención, siempre hay mensajes que nos indican por dónde necesitamos crecer. La cuestión siempre está en uno mismo.

Cuando nos hemos perdonado a nosotros mismos dejamos de criticar a los demás.

¿QUÉ SIGNIFICA AMAR AL PRÓJIMO?

“El amor cura a dos personas, a quien lo da y a quien lo recibe”

En mi opinión, amar al prójimo implica:
No juzgarlo
No etiquetarlo
No esperar nada de él.

Intenta sustituir la palabra “aceptación”. La aceptación total es el amor sin condiciones.

¿DE QUÉ ME SIRVE TENER FAMILIA?

Las familias se inventaron para enseñarnos el amor sin condiciones. Tú puedes plantar a tus compañeros de despacho y a los amigos del bar. Pero con la familia es diferente. No tienes más remedio que bregar con esas gentes que te conocen al dedillo… y tienes que aprender a estimarlos de todas maneras.

EN APOYO DE TU PAREJA

Hay dos maneras de llevar una relación: como equipo o como rivalidad.

Si han elegido vivir juntos, ayúdense mutuamente. Y si no servís de ayuda a tu pareja, es hora de examinar por qué estás en esa relación.

Cuando nos ponemos furiosos, estamos muertos de miedo.
Cuando estamos preocupados, tenemos miedo.
Cuando envidiamos, tenemos miedo.
Si quiero eliminar mis temores, ante todo debo admitir que están ahí. Cuando digo “darme celos es una falta de consideración de tu parte”, no adelanto nada. Estoy bloqueado. Para desbloquear la situación debo ser capaz de preguntarme: “¿Por qué tengo miedo cuando hablas con un desconocido atractivo?” De este modo encaro no una falta tuya, sino un temor mío. Si admito mis temores tendré ocasión de superarlos.

Cuando admitimos que no estamos obligados a ser perfectos, y explicamos nuestros sentimientos aduciendo los temores que los motivan, los seres queridos se muestran muy complacidos. Confesar la vulnerabilidad es mejor que gritar palabras ofensivas. Recordemos también que los demás no se enfadan por las razones que ellos creen. Cuando te atacan, tú sabes que están muertos de miedo. Y sabiendo eso, no tienes por qué temerles.

CUANDO CAMBIES…

El mundo es un espejo: lo que sientes por dentro te contempla desde afuera. Y por eso no puedes mejorar tu vida trabajando sobre los aspectos exteriores. Muchos lo hemos aprendido al revés: “Si no te gusta tu empleo, búscate otro” nos han dicho. “Si no te gusta tu mujer, cambia de mujer”. A veces, cambiar de empleo o cambiar de pareja es lo más oportuno. Pero si no cambias tú también, cuando vuelvas a empezar, probablemente será lo mismo.

Cualquiera sea nuestra situación, estamos en ella porque tiene algún tipo de enseñanza para nosotros. Por eso estamos aquí. Pedirle a Dios que cambie nuestra situación no conduce a nada. ¡Mientras no hayamos cambiado nosotros, seguiremos necesitando nuestra situación!

En las relaciones, trabajar sobre ti mismo da resultados. Querer cambiar a los demás no da resultados.

Cuando elijas aceptar a la gente con todos sus defectos, el mundo y tu propio lugar en él se te aparecen bajo una luz muy distinta. Es un gran alivio.

Busca la belleza en lo que te rodea, y también lo encontrarás dentro de ti. Tú ves a las personas no como ellas son, sino como eres tu. Tu experiencia del mundo en realidad es la experiencia que tienes de ti. Cuando no nos gusta lo que vemos, no sirve de nada echar la culpa al espejo.

“Cuando conozcas a alguien, recuerda que se trata de un encuentro sagrado. Cuando ves a esa persona, te ves a ti. Cuando la tratas, tratas contigo. No lo olvides nunca: en ella, te ganas o te pierdes a ti”.

Las personas felices y eficaces abrazan este concepto de unidad. Para ellas, todo lo que les ocurre contribuye al sentido de su vida. Confían en que las circunstancias se sincronizarán a su favor. Los individuos eficaces no participan  de la opinión de que la vida es una lotería.

CONFORMA VAMOS APRENDIENDO MÁS DE LAS LEYES UNIVERSALES, TENDEMOS A RECORRER LAS FASES SIGUIENTES:

Primera fase: No tenemos ningún objetivo en especial. Vivimos persuadidos de que la vida es un juego de azar. Vamos trampeando, sin dirigirnos a ningún sitio en particular. Ésa es la mentalidad de la víctima.

Segunda fase: Trabajamos de cara a un objetivo. Descubrimos una finalidad, y que la visualización combinada con el esfuerzo disciplinado producen resultados extraordinarios. También descubrimos que a veces alcanzar ese objetivo no nos hace más felices.

Tercera fase: Trabajamos sobre nosotros mismos. Descubrimos lo que es perseguir lo mejor posible en el presente y dejar que la vida despliegue sus virtualidades. A veces nos ofrecerá compensaciones mejores de lo que imaginábamos. Descubrimos que hay un equilibrio entre trabajar asiduamente y administrar la oportunidad. Que hay alternativas a la desesperación y a la frustración. Conforme alcanzamos un equilibrio superior y una paz mental, nuestra fe en la lucha queda remplazada por el sentido de los desafíos.

No tiene sentido real el millón, ni ser presidente de una compañía, ni ser madre. El sentido está en lo presente. Llegar “allá” no es mejor que estar “aquí”. Si deseas encontrar un sentido, presta atención al instante. En él hallarás la recompensa.


(http://www.pasoalternativo.com/2012/01/sigue-los-dictados-de-tu-corazon-andrew.html)

 

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