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 LAS SEÑALES DEL CUERPO - 3ª parte



Octubre 26, 2012, 06:11:48 am
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LAS SEÑALES DEL CUERPO - 3ª parte
« en: Octubre 26, 2012, 06:11:48 am »

Trauma y Cuerpo

Como hemos visto, la manera en la que se establecen los primeros vínculos afectivos determinará la manera en la que la persona vive posteriormente su realidad. Todos en algún momento, siendo niños, hemos podido sentir que nuestras necesidades no han sido satisfechas, nos hemos sentido abandonados o incomprendidos o incluso hemos experimentado mucho miedo. Pero cómo reaccionamos a esa experiencia, el hecho de que se convierta en traumática, es que no se pudo evitar y los mecanismos habituales para procesar, asimilar y afrontar la experiencia no fueron suficientes. Algo fundamental a tener en cuenta en la formación y mantenimiento de esa vivencia traumática es que no había nadie para consolar, para curar la herida. Para Siegel (2006), “la esencia de la traumatización es la indefensión más absoluta combinada con el abandono por parte de los cuidadores supuestamente protectores”, lo cual se relaciona directamente con la manera en como la persona construyó la base de su vinculación afectiva.

En las situaciones en las que se experimenta un terror intenso la respuesta biológica de supervivencia asociada es la de parálisis, que además conlleva un proceso disociativo, en el que las sensaciones corporales quedan separadas del resto de la experiencia así como las emociones o pensamientos asociados. La disociación es un mecanismo de supervivencia extremo donde la psique reacciona ante el peligro yéndose a otra realidad donde no se siente dolor, y ayuda a mantener la estabilidad física y mental. Cuando se produce en la primera infancia, los elementos que conforman la experiencia y las respuestas asociadas a ello quedan almacenadas en las capas más profundas del cerebro, de manera fragmentada. No se registran en la memoria autobiográfica sino en la implícita, así que no hay un acceso consciente a ese recuerdo. Esta fragmentación de la experiencia también sucede en las personas que padecen estrés postraumático o en las que han vivido un trauma acumulativo. La manera en que se procesan esos acontecimientos vitales en el sistema nervioso hace que estas personas tengan algún tipo de experiencia corporal a la que no pueden poner palabras pero que sienten como terrorífica, y puede reactivarse ante cualquier estímulo relacionado con el trauma original. También suelen experimentar de forma habitual un hiperarousal, o sobreactivación del sistema nervioso, que da lugar a diversos síntomas físicos como ansiedad, problemas para conciliar el sueño o agotamiento, somatizaciones, flashbacks o pensamientos intrusivos; y problemas de autorregulación emocional como desbordamientos emocionales o agresividad.

Este tipo de respuestas quedan cronificadas en la persona, haciendo que en la vida adulta respondan de manera desadaptativa y con reacciones desproporcionadas a muchas situaciones en las que no existe un peligro real pero en las que su experiencia interna les dice lo contrario. La gravedad de los síntomas disociativos depende de lo temprano de la edad a la que se produjeron, la cronificación de los sucesos traumáticos y sobre todo, por la ausencia de alguien que consolara. Como el hecho quedó registrado de manera inconsciente no tendrán recuerdos explícitos de ella, pero los efectos en la vida adulta se vivirán como malestares psicológicos, afectos, anhelos o aversiones indiferenciados, y patrones de relación prelingüísticos y de autorregulación.

Trabajando con el cuerpo en psicoterapia

Ahora se plantearían las siguientes preguntas: ¿Cómo podemos ayudar a la integración del Yo de un paciente teniendo en cuenta todo esto? ¿Cómo y para qué se trabaja con el cuerpo en el proceso de psicoterapia?

Cuando una persona viene a terapia lo hace normalmente porque hay algún aspecto de su vida o de su experiencia que le causa malestar. Puede ser un problema de relación, síntomas psíquicos como ansiedad o depresión, la pérdida de un ser querido… Al explorar su vivencia emocional, sus pensamientos, su sistema de creencias, sus relaciones, en general su experiencia vital, nos damos cuenta de que en uno o varios de estos niveles hay un “desajuste” que puede ser parte u origen del conflicto que trae el paciente. Cada persona es distinta y por lo tanto, se expresará y sentirá su cuerpo de una manera diferente. Esto lo observaremos en las manifestaciones de su cuerpo físico, que nos dará pistas de cómo construye esa persona su realidad o qué temas de los que se hablan durante la sesión le activan de algún modo. Desde un primer momento nos fijamos en las señales provenientes del cuerpo como su postura, sus tics, su manera de moverse o cómo se sienta porque nos da información sobre la persona que nos puede ayudar a elaborar hipótesis diagnósticas. Podemos observar las conductas que nos indican los estados del yo, impulsores de guión o cómo reacciona su cuerpo físicamente ante el contacto, partes de su relato o ciertas intervenciones terapéuticas. Cuando se producen estas últimas, es frecuente que el paciente no sea consciente de ese cambio de postura, gesto o tic que se acaba de producir. El trabajo con el cuerpo en psicoterapia implica integrar toda esta información de manera que sea beneficiosa para el paciente.

Partimos de la base de que un proceso terapéutico exitoso implica la integración del Yo del paciente en los niveles cognitivos, afectivos, conductuales y somáticos; y curar los fallos relacionales mediante la relación terapéutica, cuya base es un vínculo potente y protector entre terapeuta y paciente, en un marco de total respeto y aceptación. El trabajo con el cuerpo en el proceso de psicoterapia facilita el darse cuenta, y la exploración e integración de la experiencia desde abajo –bottom up-. Para ello es imprescindible crear un clima de confianza, en el que paciente sienta que no se le juzga y que comprendemos su vivencia. Esto se consigue respetando sus tiempos para que no se sienta invadido, validando sus emociones y pensamientos y transmitiendo que es importante para nosotros, para que el paciente no sienta temor a expresarse y a que le acompañemos en la exploración de su mundo interno. Todo ello nos llevará a crear la sintonía adecuada para que poco a poco, comencemos a enseñarle a ser consciente de su cuerpo y a que escuche lo que le dice.

Una manera de trabajar con los pacientes para la toma de conciencia y la conexión con las sensaciones de su cuerpo es a través de la integración de las técnicas gestálticas y bioenergéticas. Al partir de la concepción del organismo como un todo, se busca la conexión de la experiencia física con la psicológica. Se trabaja con la sensación en el aquí y ahora, a través de:

- Experimentos para el darse cuenta, en los que a partir de las sensaciones físicas podemos explorar con el paciente sus interrupciones en el ciclo de contacto y retirada, sus polaridades o sus mecanismos de defensa.

- Ejercicios bioenergéticos de enraizamiento, respiración, expresión y contacto para movilizar la energía bloqueada y liberar las tensiones.

El objetivo es que el paciente se haga consciente del propio cuerpo y de sus mecanismos a través de los mensajes emitidos por él de manera natural. Estas técnicas combinadas pueden ayudar a que muchos pacientes dejen de estar “en la cabeza”, vayan empezando a conectar con sus sensaciones corporales y a través de ellas, con sus emociones. También las podemos utilizar en la ayuda al trabajo emocional del proceso de duelo, para permitir la liberación de emociones bloqueadas como la rabia, la tristeza o el miedo; y fomentar emociones positivas como la alegría y el poder.

Dentro de las técnicas de contacto con la sensación interna merece especial mención el Focusing de Gendlin, en el que mediante ejercicios de concentración en las sensaciones corporales se busca que la persona le ponga palabras a aquellas sensaciones que tienen algún sentido implícito pero que no se pueden expresar con palabras –la sensación sentida-, se concentra en la experiencia del proceso corporal. Es una técnica de escucha no directiva corporal, que trabaja desde el detalle hasta la globalidad del problema. Se trata de permitir que el cuerpo despliegue una interacción con símbolos, y de ver cómo estos símbolos “resuenan” en la persona. Mediante el Focusing el paciente puede descubrir y elaborar nuevos significados para antiguas experiencias dolorosas o para algún aspecto bloqueado, potenciar sus procesos creativos, trabajo con el trauma para focalizar sus sensaciones (combinado con técnicas como EMDR) o la exploración de los sueños y la espiritualidad. Tiene mucho que ver con el mindfulness, o trabajo con la consciencia plena en la experiencia.

Utilizaremos el contacto físico en el proceso de psicoterapia siendo respetuosos con la manera de establecer contacto del cliente, respetando sus límites y sin forzarlo. Pero en determinados momentos puede ser muy beneficioso, como en los trabajos emocionales, donde tiene un sentido especial ya que transmite presencia terapéutica cuando el paciente contacta con una emoción que le desborda. Establecer un contacto físico con su permiso, tocarle, le contiene y le conforta, especialmente cuando se trabaja con emociones profundas como el miedo. Cuando la persona lo permite, los abrazos son una manera de contacto muy reparadora, ya que facilitan la estimulación física necesaria para el bienestar emocional. Transfieren energía y abren la puerta para comunicar, dar y recibir amor. Desde la experiencia con mis pacientes los he llegado a considerar una parte muy importante para la formación y consolidación del vínculo terapéutico.

Otro aspecto relevante a considerar en terapia es el significado y función de los síntomas psicosomáticos que pueda traer el paciente. Una manera de ayudarle a explorarlos y que les dé un significado puede ser a través del Focusing. Otra forma puede ser por medio de la interpretación o la asociación del síntoma con palabras habituales del paciente que puedan estar relacionadas, o explorando sus fantasías de curación. En un momento dado también se le puede proponer que establezca un diálogo con el síntoma. Con esta técnica derivada de la Gestalt el paciente puede ponerse en el lugar del síntoma y llegar a comprender su mensaje y sentido existencial. La exploración y comprensión del síntoma psicosomático es importante en la medida en que lo es para el paciente y afecta a su funcionamiento vital.

Para el tratamiento del trauma y las capas profundas de guión, es importante observar los de signos gestos de activación fisiológica que se producen en el paciente en su relación con nosotros, es decir, sus procesos somáticos, porque que nos darán pistas sobre el funcionamiento psicológico de esa persona. En la terapia desde un abordaje somato-sensorial, que implica un abordaje bottom-up, la manera de trabajar el fenómeno traumático y la disociación se hace a partir de la observación y lectura corporal de las manifestaciones físicas de los procesos internos. A través de nuestra sintonía con estos procesos, es como podemos ir comprendiendo su realidad y acompañarle en el proceso de ir trayendo a la consciencia los aspectos disociados o negados en su experiencia mediante la indagación respetuosa o el señalamiento de algunos de esos gestos y reacciones. Nuestra tarea es ayudar al paciente a que aprenda a mantener la atención en la consciencia plena y enfocada en la experiencia sentida, sin juzgarla. También es tarea del terapeuta controlar los niveles de activación fisiológica del paciente en la sesión y explorar sus recursos positivos. Esto combinado con técnicas de base neurológica como Brainspotting producen el reprocesamiento, integración y cambio de la experiencia desde el nivel fisiológico, lo que lleva a una transformación al plano psicológico, en todos sus niveles, siempre apoyado por la presencia contenedora y reparadora del terapeuta y la relación terapéutica.

La presencia terapéutica, además de en el tratamiento del trauma, es imprescindible en todo el proceso con nuestros pacientes. Podemos proponerles utilizar toda esta variedad de técnicas que implican al cuerpo, pero ninguna es realmente efectiva si no contamos con una implicación que sea respetuosa y acorde con las necesidades y procesos de la persona con la que estamos trabajando. En el proceso terapéutico, la técnica más importante es sin duda la conexión con el paciente y transmitirle que estamos ahí a través de nuestra presencia, de acompañarle y estar con él. En definitiva, es el amor lo que nos permite comprender su realidad y proporcionar la relación curativa que le ayudará en el camino que lleva a su bienestar.

Conclusión

A lo largo de este trabajo he querido repasar de manera breve diferentes maneras de entender la relación entre cuerpo y mente, centrándome en cómo se forma esta relación a partir del vínculo afectivo y sus consecuencias en el cuerpo y el desarrollo psíquico de la persona; y en los abordajes que incluyen el trabajo con el cuerpo físico en el proceso de psicoterapia. Me he referido a los autores y escuelas que en este momento de mi experiencia y aprendizaje me parecen significativos por la manera en la que, desde diferentes perspectivas o terminologías, han llegado a las mismas conclusiones sobre las señales del cuerpo, su origen y su interpretación. El objetivo de todas es generar una relación sana entre cuerpo y mente para la integración del Yo, y desde mi punto de vista no son excluyentes unos de otros sino al contrario, se integran entre sí para lograr una comprensión más amplia del ser humano. He intentado conectar estas aportaciones a través de los puntos en común tanto en las formulaciones teóricas como en sus planteamientos terapéuticos, y porque me han parecido especialmente relevantes en mi formación y práctica como psicoterapeuta. Es una síntesis breve sobre un tema apasionante y amplio a la vez, pero espero haber conseguido mi propósito inicial y haber aportado una visión integradora de este tema desde un punto de vista personal. Para concluir, pienso que es nuestra responsabilidad como terapeutas el utilizar este conocimiento y las herramientas que nos proporciona tanto para entendernos a nosotros mismos, como para ayudar a nuestros pacientes a comprenderse, y para que así nos permitan acompañarles en el camino que lleva al crecimiento como persona y a la felicidad.


(http://bonding.es/jbonding/index.php?option=com_zoo&task=item&item_id=981&category_id=10&Itemid=54)



 

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