Creo que aquí y ahora es -y aquí y ahora está-, el único Paraíso.
Por lo menos, el único conocido.
El único garantizado.
Después… no se sabe qué habrá.
Así que creo que existe la responsabilidad de reconocerlo de este modo y empezar a vivirlo como si así lo fuera.
Es un poco extraño confiar en que habrá otro Paraíso después, y dejar muchas cosas pendientes para entonces, cuando tenemos la oportunidad de aprovechar este y no lo hacemos del todo bien.
¿Y quién sabe si es posible renacer en otro Paraíso?
¿Y quién sabe si en ese otro Paraíso existirá la opción de tener los cinco sentidos para gozarlo como podemos hacer aquí y ahora en la Tierra?
Porque… cuando piensas en el Paraíso… ¿Cómo lo imaginas?
Y, piensa en esto, es así sólo porque tú lo imaginas; nadie te garantiza que sea como tú deseas que sea.
La fantasía es demasiado utópica y admite todo.
La realidad es más cuerda, y no se deja embaucar.
¿Cuál es la realidad?, ¿Cuánto hay en tu Paraíso de realidad y cuánto de fantasía?
Así como pienso que no hay que preocuparse por saber qué fuiste en una reencarnación anterior, o qué serás en la siguiente –si es que existen-, tampoco deberías perderte la ocasión de disfrutar en la medida de lo posible –o un poquito más- todo lo que el Creador, o la casualidad, han puesto a nuestro servicio: la Vida, la Naturaleza, la Familia, los Amigos, el Sol, la Lluvia, el Amor, los Cinco Sentidos… y tantas cosas más.
No vaya a ser que aplacemos el disfrute para después y no exista un después, y ya sea tarde para querer recuperar lo perdido.
O que en ese “después” lo que haya sea de un tipo más espiritual, o muy distinto de lo que hay ahora, y hayamos desperdiciado la oportunidad de gozar los placeres que nos permite esta vida.
Quizás el Paraíso es donde estamos ahora, aunque lo hayamos estropeado un poco.
Quizás el Paraíso es el tiempo que pasamos con los seres queridos, las canciones que escuchamos, los abrazos que entregamos o recibimos, las miradas, el Amor…
Quizás el Paraíso es deshacerse del sufrimiento, y liberarse de él, una vez que se entiende y comprende claramente esto: la Vida es un regalo con fecha de caducidad, y esto lo sabemos desde el principio, por lo que no nos debería molestar que así sea.
La Vida es un recreo.
Y Vivir es una tarea que requiere dedicación y atención, las oportunidades de disfrutar que aparecen hay que aprovecharlas y las que no aparecen hay que crearlas.
Quizás estar en este mundo sean unas vacaciones que Dios nos da para que disfrutemos, y no lo estamos haciendo del todo bien…
No lo olvides:
“La vida es lo que pasa (y la que se pasa) mientras tú piensas en qué hacer con la vida”