HINDUISMO
Para entender cualquiera de las cuatro filosofías siguientes -Hinduismo, Taoísmo, Budismo y Budismo Zen- es importante darse cuenta que son religiosas en esencia. El principal objetivo de ellas es la directa experiencia mística de la realidad y ya que esta experiencia es religiosa por naturaleza, son inseparables de la religión. Más que para cualquiera de las otras tradiciones orientales, esto es verdad para el Hinduismo, donde la conexión entre filosofía y religión es particularmente fuerte.
El Hinduismo no es realmente una filosofía, ni tampoco es una religión bien definida. En realidad es, un organismo socioreligioso enorme y complejo, que integra a innumerables sectas, cultos y sistemas filosóficos e incluye variados rituales, ceremonias y disciplinas espirituales, como también la veneración de numerosos dioses y diosas.
El origen espiritual del Hinduismo se encuentra en las Vedas, colección de escrituras antiguas escritas por sabios anónimos, los llamados profetas Védicos. Hay cuatro Vedas, la más antigua de ellas es el Rig Veda. Escrito en sánscrito antiguo, el idioma sagrado de la India, las Vedas se han mantenido como la más alta autoridad religiosa para muchas de las secciones del Hinduismo. Cada una de las Vedas consiste de varias partes que fueron compuestas en diferentes períodos, probablemente entre 1500 y 500 años a.C. La parte más reciente es la llamada Upanishad que contiene la esencia del mensaje espiritual del Hinduismo. Ha guiado e inspirado a los sabios hindúes en los últimos 25 siglos de acuerdo al consejo dado en sus versos:
“Tomando como un arco el gran arma del Upanishad,
debes de colocar sobre él una flecha afilada por la meditación.
Estirarlo con un pensamiento dirigido a la esencia de Aquello
Y penetrar, amigo mío, aquel Imperecedero como el blanco”
La base de todo el Hinduismo, es la idea de que la plétora de cosas y eventos que nos rodean no son sino diferentes manifestaciones de la misma realidad última. Esta realidad, llamada Brahmán, es el concepto cohesionador que le da su carácter de unidad al Hinduismo, a pesar de la veneración de variados dioses.
Brahman, la realidad cúspide, final, se entiende como el “alma” o esencia interior de todas las cosas. Es infinita y más allá de cualquier concepto; no puede ser comprendida por el intelecto ni puede ser adecuadamente descrita con palabras: “Brahman, sin comienzo, supremo: más allá de lo que es y más allá de lo que no es” “Incomprensible es aquella Alma Suprema, ilimitada, no nacida, no puede racionalizarse, impensable”. Aun así la gente quiere hablar sobre esta realidad y los sabios hindúes con su característico gusto al mito se han imaginado Brahman como divino y hablan sobre Aquello en un lenguaje mitológico. A los diversos aspectos de lo Divino se les ha dado distintos nombres de variados dioses venerados por los hindúes, pero las escrituras dejan muy en claro que no son más que reflejos de una única realidad última:
“Esto que la gente dice, “¡Venera este Dios!, ¡venera aquel Dios!” uno tras el otro, esto es realmente la creación de él -de Brahman- Y él mismo es todo los dioses.
La manifestación de Brahman en el alma humana se llama Atman, la idea que Atman y Brahman, el individuo y la realidad última, son uno, es la esencia del Upanishad.
Aquel que es la más fina esencia, todo este mundo lo tiene como su alma. Esta es la realidad. Este es Atman. Aquel eres tú”.
Tema recurrente en la mitología hindú es la creación del mundo a través del auto-sacrificio de Dios “sacrificio” en el sentido original de “hacer sagrado” y así Dios se transforma en el mundo que, al final, nuevamente se transforma en Dios. Esta actividad creadora de lo Divino se llama lila, el juego de Dios, y el mundo se considera una etapa de la obra teatral divina. El mito de lila, como la mayoría de la mitología hindú, tiene un fuerte sabor mágico. Brahmán es el gran mago que se transforma en el mundo y realiza este acto con su “poder creador mágico”, que es el significado original de maya en el Rig Veda. La palabra maya, uno de los términos más importantes en la filosofía hindú, ha cambiado de significado a través de los siglos. Desde “poder” o “fuerza” del divino acto o mago, se transformó en el estado psicológico de cualquier persona bajo el hechizo de la obra teatral mágica. Mientras confundamos la infinidad de formas de la divina lila con la realidad, sin percibir la unidad de Brahman dentro de todas estas formas, estamos bajo el hechizo de maya.
Por lo tanto, maya, no significa que el mundo es una ilusión, como equivocadamente se dice. La ilusión meramente se encuentra en nuestro punto de vista, si pensamos que las formas y estructuras, cosas y eventos, que nos rodean son realidades de la naturaleza, en vez de darnos cuenta de que ellos son conceptos creados por nuestras mentes empeñadas en medir y categorizar. Maya es la ilusión de tomar estos conceptos por realidades, de confundir el mapa con el territorio.
En la visión hindú de la naturaleza, por lo tanto, todas las formas son relativas, fluidas, el siempre cambiante maya, conjurado por el gran mago de la divina obra teatral. El mundo de maya cambia continuamente pues el divino lila es una obra rítmica y dinámica. La fuerza dinámica de la obra es karma, otro concepto importante del pensamiento hindú. Karma significa “acción”. Es un principio activo de la obra, la acción total del universo, donde todo está dinámicamente conectado con todo el resto. “Karma es la fuerza de la creación, de la cual todas las formas obtienen su vida”.
El significado de karma, como el de maya, ha sido bajada desde su nivel cósmico original al nivel humano, donde ha adquirido un sentido psicológico de nuevo. Mientras nuestra visión del mundo sea fragmentada, mientras estemos bajo el conjuro de maya y pensamos que estamos separados de nuestro ambiente y que podemos actuar independientemente, estamos atados por karma. Liberarse de las ataduras de karma significa darse cuenta de la unidad y armonía de toda la naturaleza, incluyendo al humano, y actuar de acuerdo a esto.
“Toda acción sucede en el tiempo por la interrelación de las fuerzas de la naturaleza, pero el hombre perdido en su engaño egoísta piensa que él mismo es el actor.
Pero el hombre que conoce la relación entre las fuerzas de la naturaleza y las acciones, ve como algunas fuerzas de la naturaleza trabajan sobre otras fuerzas de la naturaleza, y por ello deja de ser su esclavo”.
Liberarse del conjuro de maya, romper las ataduras de karma, significa darse cuenta de que todo fenómeno que percibimos con nuestros sentidos son parte de la misma realidad. Significa experimentar, completamente y personalmente, que todo, incluyéndose uno mismo, es Brahman. Esta experiencia es llamada moksha, o “liberación” en la filosofía hindú y es una parte de la esencia del hinduismo.
El hinduismo mantiene que existen innumerables maneras de liberarse. Nunca se esperaría que todos sus seguidores lograran acercarse a lo divino de la misma manera y por ello provee diferentes conceptos, rituales y ejercicios espirituales para diferentes modos de conciencia. El hecho que muchos de los conceptos o prácticas sean contradictorias no preocupa en lo más mínimo a los hindúes pues ellos ya saben que Brahman está más allá de conceptos e imágenes. Debido a esta posición se explica la gran tolerancia que es característica del hinduismo.
Entre las formas de lograr la liberación se encuentra el yoga, palabra que significa “colocar un yugo”, “unir” y que se refiere a la unión del alma del individuo a Brahman. Para el hindú común, la forma más popular de acercarse a lo Divino es venerarlo en la forma de un Dios o Diosa personal. La fértil imaginación hindú ha creado literalmente miles de deidades que aparecen en cientos de manifestaciones. Tres de los más venerados en la India actualmente son Shiva, Vishnu y la Madre Divina.
La mente occidental se confunde fácilmente con el número fabuloso de dioses y diosas que pueblan la mitología hindú en sus variadas apariciones y encarnaciones. Para entender como los hindúes pueden desenvolverse entre esta multitud de deidades, debemos entender la actitud básica del hinduismo de que en la sustancia todas estas divinidades son idénticas. Son todas manifestaciones de la misma realidad divina, reflejan diferentes aspectos del infinito, omnipresente y finalmente incomprensible Brahmán.
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