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 EL SENTIDO DEL RIDÍCULO



Diciembre 02, 2012, 10:53:12 am
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EL SENTIDO DEL RIDÍCULO
« en: Diciembre 02, 2012, 10:53:12 am »
    
 

 

El sentido del ridículo

Decimos que hay personas con un alto sentido del ridículo, es decir, que están muy pendientes y preocupadas por no hacer algo inconveniente en presencia de los demás. Si ellos o alguna persona que les acompaña realizan alguna inconveniencia social o alguna extravagancia, piensan que se han expuesto al ridículo público y que, por tanto, resultan molestos, fuera de lugar, y pueden ser sometidos a la burla o al desprecio de las personas presentes mientras «hacían el ridículo». Este tipo de situaciones les generan una gran ansiedad, temor y vergüenza.

Un exagerado sentido del ridículo se suele asociar con una personalidad insegura, con la timidez, con una sobrevaloración de los convencionalismos sociales y una gran sensibilidad frente a los juicios u opiniones de los demás. También es más frecuente entre los que han desarrollado una actividad social escasa o que por otros motivos carecen de la suficiente habilidad social.

El temor a hacer el ridículo es algo que se mantiene de forma más o menos presente y que se acentúa durante los momentos previos a una reunión social o un acto en el que estas personas piensen que van a estar sometidas a la observación de otras con las que no tienen suficiente confianza: una conferencia, un examen oral, una recepción, una boda, etc., pueden ser situaciones en las que se teme hacer el ridículo, especialmente si tienen algo de novedad, ya que entonces estas personas se encuentran incapaces de prever lo que puede suceder y no se pueden tranquilizar pensando que anteriormente ya salieron airosos de situaciones similares.

Una vez inmersos en uno de estos ambientes, la sensación de ridículo puede surgir por cualquier nimiedad, por pequeños detalles que pasan generalmente desapercibidos para los demás, pero que en estos momentos pueden llegar a constituir una verdadera fuente de sufrimiento para estas personas. Crece entonces la inseguridad, a veces, los sentimientos de inferioridad, la ansiedad y la vergüenza que se caracteriza, al fin y al cabo, por un intento de que los demás no descubran algo en nosotros, por lo que la expresión principal de la vergüenza es la intención de esconderse de las miradas de los demás.

La ansiedad previa al contacto con la situación en que se teme hacer el ridículo puede conducir a evitarla a toda costa, ya que se movilizan los mecanismos psicológicos de defensa inadecuados, como el de evitación, por el cual se establecen falsos razonamientos encaminados a eludir este tipo de circunstancias y librarse así de la posibilidad de enfrentarse con una situación angustiosa. De este modo se puede llegar a establecer una auténtica fobia social, que conduce a la larga a una progresiva inhibición, pasividad y falta de destreza en este terreno.

Si la persona se halla en esos momentos en un ámbito en el que se cree que está haciendo el ridículo, se puede generar tal tensión emocional que se vea incapaz de soportarlo por más tiempo. El mecanismo de defensa que se suele movilizar en estos casos es el de huida, por el cual estas personas están «dispuestas a todo» con tal de abandonar el lugar donde están, produciéndose un ataque de pánico (Panic attack) por el que se marchan, terriblemente angustiados y sin atender los posibles razonamientos que alguien les pueda proponer. Cuando transcurre un poco de tiempo, las personas vuelven a la absoluta normalidad y reconocen la desproporción de su comportamiento.

Un exagerado miedo a hacer el ridículo dificulta la progresiva expansión de la persona y puede ocasionar diversos trastornos por ansiedad, especialmente fobias sociales. En otros casos, un exagerado sentido del ridículo no es más que un síntoma de un trastorno de la personalidad. Por el contrario, la falta absoluta del sentido del ridículo es propia de una personalidad psicopática, asocial, en la que existe un exagerado desprecio por las normas sociales y una falta de respeto por los demás.

 http://www.proyectopv.org/2-verdad/sentidorpsic.htm
 


El sentido del ridículo
Todas las personas han experimentado alguna vez el sentido del ridículo, sin embargo existen personas que apenas tienen sentido del ridículo mientras otras lo viven de una forma exagerada, generando serios problemas en su vida.

1. Qué es el sentido del ridículo
2. ¿Por qué se tiene sentido del ridículo?
3. Excesivo sentido del ridículo
4. Consecuencias 
5. Cómo superarlo
 
  1. Qué es el sentido del ridículo
 
El sentido del ridículo nace de la inseguridad y la excesiva valoración de la opinión ajena.


Denominamos sentido del ridículo a la sensación que experimentamos cuando creemos que los demás observan y analizan nuestras conductas y nuestras palabras, creyendo que nos vamos a poner en evidencia y que no vamos a salir airosos de esa situación, que somos objeto de las miradas de los demás y vamos a poner al descubierto determinadas carencias o defectos relacionados con esa situación o momento.


 

  2. ¿Por qué se tiene sentido del ridículo?
 
El sentido del ridículo suele estar relacionado con una personalidad insegura, una gran timidez, un enorme deseo de gustar a los demás, una excesiva valoración de los convencionalismos sociales, de patrones de conducta sociales y una exagerada importancia a las opiniones y valoraciones de las demás personas.

También suele estar asociado con personas cuyas relaciones sociales han sido muy escasas, personas que apenas han realizado actividades en las que se hayan tenido que relacionar o sencillamente porque carecen de habilidades sociales y la simple idea de tener que relacionarse les produce auténtico pavor.

En definitiva, se trata de un problema de confianza en uno mismo. Las personas con un alto sentido del ridículo valoran en exceso la opinión que los demás tengan sobre ellos y necesitan la aprobación y aceptación de los demás.



 

  3. Excesivo sentido del ridículo
 
Hay personas con un excesivo sentido del ridículo, siempre están preocupadas por hacer algo inadecuado delante de los demás y se sienten avergonzados cuando alguna persona actúa socialmente de forma incorrecta o cuando se comportan de forma extravagante. Están encorsetados socialmente y viven con auténtica vergüenza las excentricidades de los demás, sintiendo vergüenza ajena.

Las personas con un exagerado sentido del ridículo temen que los demás se rían de ellos, le dan mucha importancia a sus errores y la sensación de ridículo surge por cualquier insignificancia, normalmente son por cosas sin importancia que pasan inadvertidas para los demás.

Un excesivo sentido del ridículo genera ansiedad y temor, pudiendo ser el origen de una fobia social. Las personas con un exagerado sentido del ridículo tienden a huir de situaciones que les puedan hacer quedar en ridículo, para protegerse de la angustia que experimenta cuando tienen que enfrentarse a ellas, no las afrontan.



 

  4. Consecuencias
 
El miedo a hacer el ridículo nos induce a hacer cosas que realmente no deseamos con tal de no pasar por esa situación que nos produce tanta angustia y vergüenza. Como consecuencia del sentido del ridículo nos sentimos obligados a seguir unos comportamientos socialmente establecidos como una determinada forma de pensar, de comportarse, de vestir, de relacionarnos, etc.

Dejamos de ser nosotros mismos para adaptarnos a los patrones que la sociedad marca. El temor al ridículo, puede frenar a las personas a realizar determinadas actividades que pueden ser beneficiosas para su vida y su futuro.



 

  5. Cómo superarlo
 
En primer lugar tenemos que identificar las situaciones en las que tememos hacer el ridículo o donde nos sentimos más vulnerables, como justo antes de una reunión, un examen oral, una entrevista de trabajo... Generalmente, son situaciones que coinciden cuando vamos a ser valorados u observados por otras personas. En estos casos, debemos analizar contextos similares en las que nos hemos sentido satisfechos con nuestro trabajo o nuestra actitud, saber que somos capaces de actuar de acuerdo a nuestras exigencias y no sobrevalorar la opinión de los demás. De esta forma, podremos comprobar que nuestro miedo no está fundamentado.

Este temor al ridículo también aparece cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas, sobre todo porque no podemos controlar lo que va a suceder. En estos casos, debemos tener confianza en nosotros mismos, asegurándonos de estar preparados para realizar aquello a lo que nos vamos enfrentar. Una buena preparación es la mejor solución para salir airosos de esas situaciones.

En lo que respecta a las relaciones sociales es importante no infravalorarse, la falta de habilidades sociales, la mayoría de las veces, se debe a una escasez de las relaciones con los demás, siendo la mejor solución aumentarlas. Para ello, debemos ponernos retos, marcarnos pequeños objetivos que podamos superar, exponiéndonos poco a poco a situaciones donde creamos que vamos a estar expuestos al ridículo y observar que nadie se ríe de nosotros ni nos ridiculizan, tener claro que equivocarse no es hacer el ridículo sino un aprendizaje.

Sobre todo, no debemos evitar situaciones en las que se tema hacer el ridículo, si huimos de estas situaciones estaremos limitando nuestras posibilidades en diferentes ámbitos de nuestra vida, como el ámbito laboral, profesional y social, impedirá que nos desarrollemos, y en muchas ocasiones estaremos rechazando oportunidades.

También debemos pensar que en un momento determinado, el ridículo lo hacen todas las personas. Debemos desdramatizar y mirar ese momento con sentido del humor.



 

« Última modificación: Diciembre 02, 2012, 11:42:45 am por adonis »

 

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