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 PRACTICA LA ECOLOGÍA SOCIAL



Enero 09, 2011, 10:51:31 am
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Desconectado lucía riaño

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PRACTICA LA ECOLOGÍA SOCIAL
« en: Enero 09, 2011, 10:51:31 am »
PRACTICA LA ECOLOGÍA SOCIAL


¿Crees que ser ecológico es solo vivir preocupado por la protección de la naturaleza? Es algo más. Se trata de tener una actitud coherente con tu vida y con la de los demás, porque si cada uno de nosotros se preocupa por el que tiene al lado, todos ganamos.

Se nos olvida que ser ecológicos va más allá de actuar en pro de la naturaleza y los animales en extinción, implica también a las personas con las que vivimos e interactuamos. Preocuparse por el vecino y respetarlo es también una actitud ecológica porque contribuye a hacer este mundo más amable. Si queremos hacer algo por nuestro planeta y por la humanidad, es imprescindible empezar por adquirir una actitud ecológica con los que te rodean y contigo mismo; practicar la llamada ecología social. Y para poner en marcha esta actitud, hay que activar tres motores que trabajan juntos hacia la armonía social: saber, querer y poder.

La ecología es un tema en el que todos intentamos mejorar día a día en este siglo, pero a veces parece que las pequeñas cosas que hacemos, no son suficientes. Sin embargo, son muy importantes, porque ser ecológicos no se trata de hacer cosas por el planeta, la naturaleza y los animales en extinción solamente, sino también por las personas entre las que vivimos. Existe una ecología social en la que todos podemos ocuparnos. Para ello, es imprescindible empezar por adquirir una actitud ecológica con los que te rodean y contigo mismo.


Saber...ser tolerante

Acciones como evitar poner la música muy alta durante las horas de la siesta, o no dejar el grifo abierto para no inundar su casa, son acciones dignas de un ecologista social. Pero para ser ecológicos no hay que dejar de ser lógicos: los perros ladran y los niños lloran, por lo que algunas molestias serán inevitables. La tolerancia con los demás y con nosotros mismos, es imprescindible y primordial. No podemos vivir en una sociedad pensando en nosotros solamente, pero tampoco podemos hacerlo quejándonos siempre del comportamiento ajeno. Ser tolerantes significa tener en cuenta que existen razones que desconocemos. Ortega y Gasset decía “yo soy yo y mis circunstancias”, por lo que, antes de ver lo que hace el otro como una agresión hacia nosotros, podemos preguntarnos o preguntarle, cuáles son los motivos de su actitud. Es decir, practicar un poco de empatía. Criticar es fácil cuando no nos hemos molestado en ponernos en el lugar de los demás. Si intentamos meter nuestros pies en sus zapatos, veremos que las cosas no son blancas y negras, ni que nuestro parecer es siempre el correcto. A veces, ser tolerantes, se trata sólo de reconocer que cada uno es como es y tiene una forma diferente de actuar. No importa dónde hayan nacido ni de qué país vengan, tampoco si tienen la misma cultura o educación que nosotros, lo importante es que son personas diferentes, con vidas e historias también diferentes, y es muy probable que exista una razón para su comportamiento, aunque no siempre sea de nuestro agrado.


Querer...cambiar

Reconocer que nos equivocamos, que actuamos erróneamente, nos cuesta mucho trabajo, pero lo negativo es nocivo para el mundo porque lo ensucia y distorsiona la realidad. Sabemos que nuestra actitud influye en los demás y en nosotros mismos, por ello es imprescindible empezar a actuar positivamente.
Primero hemos de preguntarnos cuánto o qué parte de nuestra actitud, estamos dispuestos a cambiar, a mejorar, y por qué. "¿Servirá de algo que actúe bien, cuando los demás no parecen querer cambiar?" "¿Cambiar me ayuda a sentirme mejor o por el contrario, pensaré que soy el único en querer hacer algo y que por ello no vale la pena?" Es normal que estas y otras preguntas son las que nos hacemos cuando vemos que es mucho el trabajo y apenas contamos con nuestros pies para caminar. Sin embargo, si consideramos que nuestro ejemplo puede servir de guía a otros, la frustración desaparece, dejando paso a un sentimiento real de aportación al cambio y a la mejora de la sociedad en que vivimos.


Poder...hacer algo

Todos podemos contribuir con algo para mejorar nuestra sociedad y poner nuestro granito de arena es nuestra mejor acción posible. Por pequeño que sea. Si tenemos una actitud sana, estamos diciendo mucho más con nuestro ejemplo que si utilizamos miles de palabras. Es la mejor manera de convencer a los demás de que siempre se puede hacer algo. Y siempre hay un camino posible hacia la ecología social. Cualquier cosa que hagamos, incluso cuando no hacemos nada, es una acción. Lo que pasa es que no hacer nada significa haber tomado la decisión de no aportar, de no contribuir. Con este comportamiento, estamos diciéndole al mundo que nos conformamos y aceptamos lo negativo que hay en él. Esto implica que después, si nos quejamos, nadie dé mucha credibilidad a nuestras quejas, ni siquiera nosotros mismos, pues sabemos que pudimos hacer algo y decidimos no hacerlo. Piensa que, por muy pequeña y aparentemente inútil que sea nuestra acción, realizarla es nuestra forma de participar en la vida.

Actuar a diferentes escalas

Es admirable que lgunas personas son capaces de escapar a paraísos lejanos, donde hay guerra, enfermedades y desastres naturales, para dedicar su vida a los demás. Pero también lo es la actuación de otras que se sienten más capacitadas para ayudar en la cercanía, en lo inmediato, en la cotidianeidad de los días y de la gente próxima. Lo importante es actuar, porque nuestros actos tienen consecuencias. No dejes pasar la oportunidad de aportar algo a los que te rodean:

. Invierte algo de tu tiempo en contribuir a un bien social, como ayudar a los necesitados a través de una ONG, e
. Echa una mano a algún vecino necesitado, o ayuda, simplemente, evitando molestas innecesarias.
. Acude a una residencia de ancianos para charlar con ellos de vez en cuando.
. Procura estar ahí cuando alguno de tus conocidos te necesita.

La ecología social es algo que cada uno llevamos dentro y nadie tiene derecho a limitar nuestras posibilidades de actuar, salvo nosotros mismos, eligiendo lo que queremos y no queremos hacer, según lo que nuestra sensibilidad nos permita. Por ello, las críticas ajenas sobre lo que hacemos y lo que no, no deben importarnos, ya que criticar la actuación de otros es significativo de personas que no entienden que el respeto es algo, que se gana uno mismo antes de exigirlo a los demás, y la manera no es precisamente criticando las carencias ajenas. Cada cual aporta lo que quiere y puede. y es irrelevante preguntarse las razones que diferencian lo que hace cada uno. Es mejor reconocer la generosidad con alegría y humildad, sin juicios.

Contribuye con tu energía positiva

Tú puedes contribuir a mejorar las relaciones humanas...

. Con actos. Dedicar una sonrisa, un saludo efusivo, un abrazo, ceder el asiento, puede alegrar el día a alguien y a ti.
. Con el pensamiento. Decidir levantarse cada mañana con un pensamiento feliz, en lugar de lamentarse de que va a llover o hay mucho tráfico en la carretera, es eficaz a la hora de crear energía positiva para aportar a los demás. Y es tan sencillo de crear como esforzarse en pensar bien, en lugar de mal. Esto repercute en nosotros y en nuestra alegría de vivir.
. Con palabras. Hay otra forma de crear buena energía y es a través del medio de comunicación y expresión más eficaz para el ser humano: el lenguaje. Las palabras tienen un enorme poder a la hora de limpiar o ensuciar la energía de las personas. Utilizar el lenguaje con cuidado de no agredir a nadie es importante, como también lo es intentar decir siempre la verdad, pues las mentiras también tienen un gran poder real, el de destruir todo lo bueno y bello de las relaciones entre las personas.
Todo lo que pensemos que puede ayudarnos a tener una actitud socialmente ecológica, debemos fomentarlo y transmitirlo, para que se forme una cadena de aptitudes personales más humanizadas y menos egoístas.

Si te quejas, ¡hazlo bien!

Las relaciones sociales, no están exentas de conflictos, lo contrario significaría que alguien no actúa con sinceridad. Por tanto, lo sano es expresar nuestro malestar pero haciéndolo bien. No es lo mismo, ni se consiguen los mismos resultados, si vamos a casa del vecino a quejarnos de forma respetuosa y amable aunque estemos molestos y enfadados, que si nos ponemos a gritarle desconsideradamente. También, es inteligente tener en cuenta a quien nos vamos a enfrentar. No todas las personas están, ni se sienten, capacitadas para mantener una conversación sobre un problema mutuo, en un tono amable y respetuoso. Por ello, si ante un conflicto, es inútil hablar con la persona o personas implicadas, pide ayuda a las autoridades, pero si crees que es posible llegar a un acuerdo, hazlo cuanto antes. Esperar hasta que ya no podemos más no es la forma, porque cuanto más aguantes, peor te sentirás y peor será tu reacción. Quéjate en el momento en que algo te moleste, así no permitirás que el problema llegue a mayores y se convierta en desastre.

Cómo ser un buen ecologista social:

Practica la tolerancia: Ser tolerante es algo que te ayudará en tu camino hacia tu evolución personal y social. Esforzarte en ser empático con respecto a los otros, es admitir que cada uno es diferente y también lo son sus circunstancias.
Esfuérzate en cambiar: Un pequeño cambio en ti, puede provocar un gran cambio en los demás. Tus acciones influyen en los otros de una forma u otra. Ser consciente de tu influencia hace que esforzarte en mejorar, tenga un sentido.
Decide tus límites: Pon tus propios límites a la hora de contribuir o no, a la sociedad en general o en tus relaciones, y sobre todo, no aceptes que nadie te critique ni te juzgue por lo que haces o dejas de hacer. No permitas que sea otro quien limite tus acciones.
Sonríe: La sonrisa es un arma poderosa que puede conseguirlo absolutamente todo, hasta lo que te parece imposible.
Sé positivo: Así crearás buena energía y serás un eslabón de optimismo para el mundo y especialmente para el entorno en el que te mueves.
Habla bien: Ten siempre en la boca una buena palabra. Recuerda que la voz humana es la mayor transmisora de bondades y alegrías. No ensucies tus labios ni el ambiente con críticas, juicios, habladurías, insultos o agresiones de ningún tipo. Esfuérzate en decir solo las cosas buenas de los demás, y si no te ves capaz, es mejor optar por el silencio.
Sé educado: La educación está muy revalorizada hoy día. Piensa en la imagen que das a los demás cuando te comportas de forma maleducada y en la imagen que tienes tú de los otros cuando lo son. ¿No serían muy diferentes las situaciones, si la educación formara siempre parte de tu vida?
Respeta el descanso ajeno: Las horas de descanso son sagradas. Las personas no son agradables, ni se sienten capaces de tener buena actitud cuando no duermen bien, por eso, no molestar a los demás durante las horas de sueño, es un pequeño esfuerzo con el que ganarás mucho.
Ríete hasta no poder más: La risa purifica y elimina hasta las peores tristezas. Si realmente quieres que el mundo cambie, has decidido poner tu granito de arena por el planeta, y quieres hacerlo con un paso que sea accesible para ti y que puedas dar fácilmente, ríete siempre que puedas, a carcajadas mucho mejor.

Mar Cantero Sánchez
Escritora y Coach Creativa
(de http://www.marcanterosanchez.com/02e51e9e3f0d7d803/02e51e9e3d11a5805/index.html)




 

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