SÓLO TENEMOS UNA OPORTUNIDAD PARA VIVIR.
En mi opinión, tomar consciencia de esta realidad que indica el título puede marcar la diferencia entre VIVIR UNA VIDA PLENA CON CONSCIENCIA y dejar que sigan pasando los días sin vivirlos llevándonos directamente hacia un Tiempo de los Arrepentimientos que será, sin duda, muy doloroso.
No me canso de repetirlo: es una realidad innegable que LA VIDA ES IRREPETIBLE E IRRECUPERABLE. Si uno asume lo que esto encierra puede tener acceso directo a una Iluminación que le haga marcar un antes y un después con una línea divisoria muy notable.
No entiendo porqué aplazamos continuamente las decisiones que son más importantes, porqué ese miedo –o esa pereza- a afrontar los asuntos prioritarios que requieren de nuestra participación plena e incompartible, ni entiendo porqué minusvaloramos tanto la maravilla que es la vida dejándola que se consuma sin nuestra presencia consciente y sin poner en ella lo que nos gustaría que tuviese.
Observo que, en general, no asistimos con asombro –que debería ser continuo e inextinguible- a la belleza y la grandiosidad que es estar aquí, disponer de los cinco sentidos –que tampoco están apreciados en su grandeza-, tener gente a la que queremos y nos quiere, y gozar del portento que es estar en el mundo y tener el sol o el mar.
Se nos ha dado la vida –no importa quién, eso no es lo principal para el asunto de este artículo- y la oportunidad de estar Aquí y Ahora… ¡¡y no lo estamos aprovechando!!
Se nos ha dado la inteligencia, la capacidad de disfrutar, el Amor, las emociones –aunque no todas nos sean agradables-, se nos ha permitido instalarnos en este mundo y gozar de sus maravillas… y todo esto, que es mágico, lo vemos como rutinario.
Sólo tenemos una oportunidad para vivir esta vida y parece que eso sólo se comprende cuando ya es demasiado tarde, cuando ya se ha desperdiciado en gran medida y ya no existe la posibilidad de volver atrás y hacerlo de un modo distinto.
Las preguntas importantes, las que puede hacer cambiar el curso de nuestra vida, se mueren sin ser atendidas porque cada vez que se sublevan en nuestro pensamiento exigiéndonos una respuesta las sofocamos como buenamente podemos. Generalmente, poniendo en su lugar una distracción que nos aporte disfrute inmediato en vez del “sufrimiento” de pensar en este asunto.
No sé si habrá algo más importante que VIVIR ESTA VIDA y en todos los momentos. Yo creo que no. Cada persona tiene su escala de valores y su filosofía. Pero… afrontar este asunto debería ser ineludible.
- ¿Qué sentido le estoy dando a mi vida?
- ¿Qué estoy poniendo y qué no estoy poniendo en ella?
- ¿Qué me estoy perdiendo por no tomar decisiones?
- ¿Por qué no me atrevo a hacer lo que REALMENTE quiero hacer?
- ¿Llego al final de cada día con la seguridad de haberlo vivido bien y con la conciencia tranquila?
- ¿Tengo mi consciencia siempre activa?
- ¿Está siempre atento mi Yo Observador mientras estoy despierto?
- ¿Hago caso de las observaciones que me transmite?
- ¿REALMENTE estoy viviendo o sólo dejando que mueran los días?
Sí, estas preguntas, y muchas otras de una profundidad similar, son incómodas; sobre todo porque nos frustra no tener las respuestas adecuadas ni el valor suficiente para aplicar los cambios que sus respuestas nos podrían proponer. La cobardía es más cómoda, pero no es efectiva.
VIVIR implica afrontar la vida y dirigirla. Y sólo cada uno sabe dónde quiere ir… o debería saberlo. Y esto requiere atención y responsabilidad. ¿Qué vas a hacer con tu vida?
Te dejo con tus reflexiones…
