La reflexión que vas a leer a continuación no es solamente un conjunto de palabras correctamente ordenado, sino la esencia de una meditación o de una experiencia.
Si la aprendes de memoria, estará bien, pero solamente surte su efecto si la lees con el corazón, y si la dejas que se repita dentro de ti para que la comprendas y la integres.
Déjala que peregrine dentro de ti, que se expanda, que te llene, que te hable más allá de lo condensado…
LA PROFUNDIDAD DE LO QUE VIVIMOS NO DEPENDE DE LO VIVIDO, SINO DE NUESTRA FACULTAD PARA TRANSFORMAR EL ACTO DE ASPECTO MÁS TRIVIAL EN UNA EXPERIENCIA RELIGIOSA.