NO TE AUTO-ENGAÑES
Con los tiempos que corren, soy consciente de que cada vez se nos requiere más rapidez en cada acto que realizamos y en cada decisión que tomamos.
Si eres de esas mujeres que no dejan de expresar sus emociones y que sólo admite de vez en cuando "explicaciones abstractas" sobre los sentimientos de alguien hacia ti o hacia tu persona, párate y no permitas gastarte ni quemarte antes de tiempo.
Cuando eres una mujer apasionada y entregada hasta la médula, te encuentras con personas que se mal acostumbran a tus expresividades vitales continuas y creen que eso ese lo normal en ti y que siempre va a ser así.
Es decir, la otra persona se sentirá muy cómoda puesto que tú siempre vas a otorgar soluciones a la gran comunicación entre ambos.
Cuando dejas de entregarte de la manera que lo haces, las palomas te siguen EXIGIENDO, QUE NO PIDIENDO, el alimento que les dabas constantemente. Pero lo único que hacen es no reparar de qué maneras se están entregando ellas hacia ti. Es decir, ¿de lo que pido que es lo que DOY?
Te darás cuenta de que muy poco.
Acostumbrados a las relaciones de enseñanza o maestría, hay algunas personas que sólo se ocupan de enseñar a los demás, pero, no se ocupan de APRENDER DE LOS OTROS.
No se ocupan en ver qué es lo que está fallando en SU COMUNICACIÓN y en su forma de plantear lo que a uno le disgusta o no le gusta.
Todos somos maestros de todos.
No hay nadie superior a nadie en ningún aspecto, y posiblemente una de las grandes lecciones que tienen los profesores de vida, los guías, líderes o maestros es darse cuenta de que los demás también les muestran cosas no agradables de ellos, y que tienen que superar y repasar si desean crecer de verdad.
Si lo único que recibes cuando deseas acercarte a alguien de manera honesta y sincera, y especialmente respetuosa, es proyecciones de todo tipo, lecciones disfrazadas de miedo y de inseguridad, comodidad y "tirada de balones fuera de campo", plantéate qué tipo de relación deseas con esa persona puesto que el malestar y la ansiedad que te indica tu cuerpo y tus sensaciones te están mostrando algo.
No estás cuidando de ti de la manera que tendrías que hacer o que PODRÍAS HACER.
No estamos aquí para rescatar a nadie de nada y mucho menos cuando nos ignoran o sentimos una manipulación por parte del otro debido a sus inseguridades.
Las inseguridades de cada uno se las resuelve uno.
Y la enseñanza de que estás aquí para no demostrar nada a nadie (ni siquiera a ti misma) es la más válida puesto que estás aquí para sentir dicha y felicidad, no dudas, ansiedad y malestar.
Si estás en una toma de decisiones importantes donde tu bienestar está en juego, por favor, no demores tu capacidad de centrar tu energía completamente en ti y permite que los demás se pongan las pruebas que deseen, pero no a tu persona.
Tú sabes lo que mereces y lo que puede brindarte paz y felicidad.
Corta de raíz toda relación que no esté acorde con tu forma de entrega, con tu honestidad y con tu SER.
Corta la raíz de todo sufrimiento.
No estás aquí para sentirte desdichada ni desvalorizada, sino todo lo contrario.
Los otros deben hacer su trabajo interno y a la vez su trabajo externo.
La comodidad que brindan las personas apasionadas y entregadas en su forma de expresión sincera a otros que no desean dar nada de sí mismos, excepto frases elocuentes y que no concuerdan con la desnudez del SER que es el otro, es lo que les permite seguir en la brecha de su comodidad... y será mejor que tomes una decisión importante y abandones dicha relación extraña e insana.
Cuídate a ti misma como si fueras el mayor tesoro de la vida y olvídate de lo que otros consideran de ti.
Ocúpate de tu vida, de tus problemas, de tu trabajo y de tus relaciones amorosas (las que desean una reciprocidad igualatoria), las que se entregan sin miedo y sin inseguridad.
La maestría es para aquellas personas que están dispuestas a no esconderse detrás de ella.
Elena Delucca