Este tema conecta y está íntimamente ligado al de los juegos psicológicos. Berne (1964, p.58) definió los juegos como “una serie constante de transacciones complementarias ulteriores, que progresa hacia un fin bien definido y predecible”. Los juegos tienen unas características típicas que los constituyen como tales: 1) son repetitivos; 2) se juegan sin consciencia del Adulto; 3) siempre se acaban experimentando sentimientos parásitos; 4) y conllevan un intercambio de transacciones ulteriores entre los jugadores. Tan sólo con tomar en consideración la segunda de las características señaladas, es posible intuir la potencial relevancia que el NL tiene en un trabajo de salida de estas prácticas. La descontaminación y consciencia del Adulto reducirá en gran medida nuestra participación en juegos. Dado que contemplamos el NL como un estado integrado en el Adulto descontaminado, se puede concluir que se trata como un elemento muy significativo para salir o no participar en juegos. Además, los rasgos propios de este estado permiten que la salida de los mismos se realice en un clima relajado y divertido. Se puede decir, por tanto, que conectar con el NL en terapia constituye una buena estrategia para no participar en los juegos que genera el paciente. Recuerdo una sesión con una persona que tiene un componente Padre Crítico muy marcado, usando con gran frecuencia el juego “Sí, pero…”. En el momento que conectaba con mi NL y empezaba a usar el humor en la sesión, la paciente rápidamente se posicionaba en su estado Niño y paraba el juego. En este punto, me parece importante incidir en el uso del humor como una estrategia muy significativa para llevar a cabo en el proceso terapéutico y como un medio para conectar con el NL.
Luis Alberto Spilzinger, psicoanalista, escribió un artículo en el 2002 acerca del uso del humor en terapia. En él, deja constancia de los beneficios que tiene introducirlo dentro del contexto terapéutico y que, como veremos, tienen relación con los señalados anteriormente sobre el NL. Spilzinger (2002, p. 592) comenta que “el humor funciona como un efectivo agente antiintelectualizante”. Añade que desarrolla la posibilidad de tolerar pensamientos y sentimientos divergentes, dado que da lugar a un incremento de la plasticidad conceptual y emocional, estimulando la aparición de nuevas asociaciones. Esto es así porque el humor logra una distensión que no sólo permite realizar nuevas asociaciones, sino también abordar la problemática desde otra óptica. Por otra parte, llevar a cabo asociaciones estimula la capacidad de integrar, “reordenar las experiencias y las emociones en nuevas configuraciones” (p.592) y, por tanto, abrir la perspectiva de lograr cambios. Por último considera que el humor es un medio para lograr la armonía intrapsíquica.
Mi experiencia con el uso del humor en terapia, especialmente como medio para conectar con el NL del paciente, es muy gratificante. Siguiendo con el caso de la paciente con una gran presencia de Padre Crítico, el humor es la principal herramienta para conseguir que salga de su diálogo constante entre Padre Crítico y Niño Adaptado. Es una vía para rebajar sus defensas, y el principal vehículo para reducir su miedo y ansiedad ante cualquier tipo de trabajo terapéutico. No obstante, y en esto estoy totalmente de acuerdo con Spilzinger, es preciso puntualizar que es importante no hacer un uso descontrolado del humor, tanto en cantidad (llegando a convertirse en un tipo de defensa para el paciente) como en calidad (evitando un humor deshonesto como puede ser la ironía y el sarcasmo).
Poco a poco, vamos conociendo la relevancia que tiene la presencia del NL en el proceso terapéutico humanista, así como en el proceso de crecimiento integral del paciente. Otros de los trabajos con los que está muy relacionado el ejercicio de potenciación y energetización del NL son el de reparentamiento y redecisión. La terapia de parentamiento y reparentamiento toma en consideración cómo fue el proceso de conformación del ser humano en relación con sus figuras de referencia. En función de cómo haya sido el tipo de apego y parentamiento recibido, el individuo irá desarrollando una adaptación de personalidad y un guión de vida con unos mandatos e impulsores determinados. En la medida que estamos dejando constancia aquí de los beneficios que tiene la conexión con el estado NL, parece oportuno reflexionar acerca de qué tipo de cuidados parentales son necesarios para que el ser humano crezca con una estructura que ostente un gran protagonismo de este estado del yo funcional. De esta forma, no sólo nos resulta útil de cara a un trabajo terapéutico con padres, sino también para tomar consciencia de las características del ejercicio de reparentamiento a desarrollar en terapia. Con todo, desde mi punto de vista, además de un apego seguro, el NL del ser humano se desarrolla en un contexto parental caracterizado por los siguientes rasgos:
Constancia, seguridad y confianza en sí mismos y en el niño.
Posición existencial Yo soy Ok-Tu eres Ok.
Respeto y presencia.
Combinación armoniosa de relación nutritiva, límites sanos y disfrute.
Ambiente presidido por la espontaneidad y la intimidad.
Provisión de permisos: tú eres importante, está bien que sientas, está bien que disfrutes, está bien que hagas, está bien que te acerques, etc.
En terapia, el profesional ha de tener en cuenta estas características y configurar su intervención terapéutica con las mismas, de manera que todo el proceso constituya un ejercicio de reparentamiento (amén de las técnicas puntuales) que permitirá al paciente caminar hacia la autonomía, tomando conciencia y saliéndose del guión de vida. En esta travesía, se considerará de manera paralela un trabajo de redecisión en el paciente, en función del cual irá abandonando mandatos para integrar permisos. Aquí, de nuevo, nos planteamos cuán beneficiosos serán para el crecimiento del individuo integrar permisos relacionados con el disfrute, la acción, el sentir,… y cómo éstos se encuentran en íntima conexión con el NL. Y es que, como señala Cuadra (2009, Publicación en línea) “la terapia y la cura del guión se logra mediante la incorporación del Permiso para ser uno mismo” (lo que para mí es la “esencia”, contemplada en mi definición de NL). A pesar de que el trabajo de redecisión se centra inicialmente en la descontaminación del Adulto, la desconfusión del Niño resulta de vital importancia. Para ello, además de realizar un contrato con el Niño del paciente, es preciso aplicar las técnicas dirigidas para el estado del Yo Niño. Si bien en su exposición no se habla del Niño desde un punto de vista funcional sino estructural, para mí resulta de vital importancia conectar y poner la energía en el NL del paciente para que no exista un impulsor “complace” dirigido al terapeuta, y para que su desarrollo se lleve a cabo con honestidad y espontaneidad. Estas técnicas tienen un carácter regresivo y son de distinto tipo, desde visualizaciones, hasta técnicas corporales, psicodrama, silla vacía, etc. La mayoría de estos ejercicios están tomados de las herramientas gestálticas. En este punto, cabe considerar la presencia y vinculación que tiene el NL con la Gestalt como otro planteamiento de gran relevancia dentro del enfoque humanista integrativo.
Uno de los principios más importantes, sino el más importante, de la teoría gestáltica es el de aquí y ahora. Valora el presente, que el ser humano tome consciencia de lo que sucede en este momento, dándose cuenta de sí mismo y de su alrededor. En este sentido, un individuo, cuánto menos “dependiente” esté de su guión, puede estar con un mayor nivel de consciencia en el presente. Situarnos de una manera consciente en el disfrute, la creatividad, la espontaneidad, lejos de tratarse de una situación regresiva (que se pudiera intuir por tratarse de un estado Niño), nos permite situarnos con fuerza en el aquí y ahora, en la medida que se trate de una decisión producto de un Adulto Integrado autónomo.
Otro de los conceptos representativos de esta teoría es el de contacto. El contacto implica la relación del individuo con el mundo, imprescindible para su desarrollo y crecimiento. En función del tipo de contacto que la persona haya tenido en su infancia y de los introyectos que hayan pasado a formar parte de su guión, el contacto será de un determinado tipo y contará con una serie de bloqueos. Energetizar el NL del paciente resulta un proceso que repercute muy favorablemente en el desarrollo de ciclos de contacto sanos, libres de bloqueos. Esto es así porque se deduce una persona más autónoma, consciente y con creatividad para dar luz al vacío que se queda en la retirada y en la búsqueda de nuevos apegos.
Poner energía en el NL dentro de la terapia gestáltica es un procedimiento bastante frecuente. Todas las técnicas y ejercicios considerados dentro de esta corriente implican una conexión con el estado Niño del paciente, pero con un estado Niño espontáneo, creativo, sin trabas. Así, para realizar un trabajo con sueños, o un trabajo con cuentos, además de sillas vacías o visualizaciones, parece muy conveniente que el paciente y terapeuta fluyan y se dejen sentir. Mi experiencia en este sentido es muy significativa. Me gustaría aquí compartir brevemente los aprendizajes que he realizado a través de un caso. Trabajo desde hace unos meses con una persona que, a priori, presenta algunos rasgos de personalidad esquizoide, especialmente la pasividad, cierta disociación, dificultades para ordenar ideas y expresar lo que siente. Se ha estado esforzando, desde el Adulto, en poner expresión a cuestiones que tenían que ver con la fijación en una etapa muy temprana, sintiendo inevitablemente mucha dificultad para ello. Mi contratransferencia era de desconcierto y desesperación hasta que he descubierto una forma de acceder a su mundo emocional que me permite conocerla mejor: el dibujo. Dado que esta paciente también cuenta con un impulsor “complace” muy marcado, conectar con su NL a través del dibujo es muy positivo. Le he pedido en varias ocasiones que se quite los zapatos, se siente en la colchoneta conmigo y dibuje cómo se siente. Cuando esto sucede, observo en ella una expresión corporal más relajada y la conversación fluye con mucha más naturalidad. Además, me ha servido para descubrir que la expresión de su mundo emocional la hace a través de metáforas.
El mundo de las emociones también está muy vinculado con los estados del yo. Si bien se tiende a asociar la emoción al estado Niño, éste procedimiento no deja de ser una simplificación del modelo bastante incorrecta. Si retomamos la definición que Berne dio sobre los estados del yo –“sistemas coherentes de pensamiento y sentimiento, manifestado por los correspondientes patrones de conducta”- queda claro que todos los estados son susceptibles de sentir emoción. Sin embargo, el mundo emocional del Niño se torna especialmente relevante en terapia, sobre todo cuando se trabaja con emociones elásticas y parásitas. Al vincular el mundo emocional con el Modelo Funcional de los estados del yo, de nuevo encontramos que Oller Vallejo (Noviembre de 2005, Documento en línea) realiza algunas aportaciones, .señalando, por ejemplo, que la emoción dominante en el NL es la alegría. En este punto, me muestro un tanto discrepante. Si tomamos en consideración el NL positivo como un componente del Adulto Integrado, en su expresión tendrán cabida todas las emociones naturales, aunque sería ingenuo pensar que en un estado de autonomía jamás volvería a tener cabida alguna emoción parásita o elástica. En tales casos, el NL se caracterizaría por contar con un permiso de expresión espontánea, sana y consciente de las mismas.
De cualquier modo, y para finalizar, la potencia del NL en el trabajo emocional reside en las aportaciones que este estado del yo puede realizar al mismo. En este sentido, el uso del componente lúdico o la creatividad es clave para el desarrollo de distintas técnicas de trabajo emocional. Todas aquellas que cuenten con un elemento artístico o de juego requieren la presencia de energía en el NL del paciente, el cual va a permitir que el trabajo sea mucho más enriquecedor. En mi experiencia con el mundo emocional, he tenido la suerte de vivenciar una técnica en la que, para mí, la conexión con mi NL fue fundamental. Viví y fui protagonista de la técnica del renacimiento. La técnica consiste en simbolizar el proceso de nacimiento de la persona. En función de lo que experimenté, puedo decir que este trabajo para mí fue un gran permiso para poder ser lo que deseo ser. En definitiva, un permiso para “salirme del guión”, de mi Niño Adaptado Negativo para conectar con mi NL. Por tanto, a través de este proceso conseguí energetizar de una manera increíble este estado del yo e integrar la relevancia que tiene el mismo en el trabajo emocional.
Conclusiones y nuevos planteamientos para la reflexión
A través de este documento, he intentado ofrecer una panorámica acerca del significado y la presencia que el NL tiene en un contexto terapéutico humanista, siempre desde un prisma personal basado en mi propia experiencia, la cual he tomado como referencia para ilustrar ciertos aspectos y argumentar mis posicionamientos teóricos. En este punto, quisiera retomar todo lo presentado aquí con objeto de realizar unas últimas consideraciones y plantear nuevos interrogantes de cara a reflexiones futuras.
A pesar de que no existe un consenso a nivel teórico en la definición de lo que es, de lo que significa y de las implicaciones que tiene el NL, presuponer sus componentes positivos, sea desde el modelo que sea, nos lleva a valorarlo como un elemento importante a tener en cuenta en el proceso terapéutico. En la medida que se tome como referencia el propósito de autonomía establecido desde el AT, se puede considerar la dimensión positiva del NL como clave a potenciar dentro del proceso terapéutico y como elemento importante en el aquí y ahora. En este sentido, me surgen una serie de cuestiones, teniendo en cuenta el concepto de autonomía y el Modelo de Adulto Integrado en fusión con el de los Tres Estados del Yo: ¿cabe considerar el NL negativo como NL también? ¿Cabe hablar de NL cuando no es un estado que esté conectado con el aquí y ahora, como sucede con su dimensión más negativa, sino más bien funcionando desde el guión? ¿Cabría denominarlo con otro término diferente? En mi opinión, la clave para poder dar una respuesta argumentada pasa por considerar la disyuntiva espontaneidad vs. impulsividad.
A lo largo del documento, también se ha dejado constancia de la presencia que el NL tiene en el proceso terapéutico humanista y los beneficios que su energetización tiene para el mismo. Durante la redacción del trabajo, y en función de reflexiones que me surgen desde mi propia experiencia como paciente, he empezado a madurar una idea que deseo presentar aquí a modo de cierre. Soy una persona tiene un guión de vida con un gran protagonismo del impulsor “complace” que me lleva a estar muy conectada con su Niño Adaptado Sumiso negativo. Durante mi proceso hacia la autonomía, he experimentado una salida del guión mediante la rebeldía contra el mismo, que me ha llevado a energetizar mucho mi Niño Adaptado Rebelde para, al fin, ser capaz de “estar” en el mundo mucho más conectada con mi NL. Por tanto, planteo aquí si es conveniente o no utilizar la rabia y la rebeldía contra el guión, como una estrategia para llegar a conectar con el NL especialmente con pacientes muy sumisos. A modo de tentativa, considero que sí, ya que se puede contextualizar este proceso dentro de un trabajo de duelo sobre guión. Son muchos los interrogantes que me sobrevienen a raíz de las reflexiones recogidas en este documento, confirmando así que la labor terapéutica es un proceso continuo de crecimiento y aprendizaje profesional en el que los nuevos saberes no hacen sino despertar el hambre de más y más conocimientos.