EL DUELO DUELE
“Tu ser querido vivió. Pero tú aún estás vivo. ¡Vale la pena esperar al futuro!”
H. David Thoreau
A veces, no asociamos el sustantivo Duelo con el verbo Doler. Es neurálgico sin embargo, que lo hagamos porque solo dándonos cuenta de que detrás de los Duelos está el Dolor, empezaremos a concretar nuestra posibilidad de salir adelante.
El duelo tiene como fin restablecer nuestro equilibrio interior y a pesar de que la maravillosa creación que constituye nuestro organismo (psico-físico-espiritual) puede hacerlo solo, si así sucede, corremos el riesgo de que se extienda inútilmente en el tiempo, que se enfermen algunos de esos dominios por exceso de presión en los otros o que las reconstrucciones espontáneas no resulten bien orientadas, provocando entonces, resultados simultáneos que desfasan nuestro Ser.
COACHING ONTOLÓGICO
El Coaching Ontológico es una disciplina poderosa que acompaña cada uno de los procesos humanos, siendo entre ellos, uno relevante, el del duelo. Gracias a su asistencia, tendrás a tu alcance la teoría para informarte y entender, y la puesta en práctica para sanar porque solo lo que pasa por nuestra experiencia personal, trae la incorporación del aprendizaje.
El ámbito específico del Coaching que se ocupa de restituir nuestra paz después del quiebre que produce el duelo, es el Coaching de Vida, dentro del cual, más específico para el caso, nos encontramos con el Coaching Emocional. Podés encontrarlo también como Coaching Tanatológico.
DÓNDE COMIENZA EL PROCESO DEL DUELO
Necesitamos distinguir un punto desde el cual partir en un camino ordenado y cuidado.
No confundir dolor con sufrimiento. El dolor pertenece al contexto de las emociones y el sufrimiento, al de los estados de ánimo.
Las emociones nacen de un quiebre (suceso inesperado que cambia nuestro espacio de posibilidades). No las podemos evitar. Desde el Coaching, sostenemos que “las emociones nos toman”. Entre ellas, pueden darse, el enojo, la ira, la rebeldía, el miedo.
Los estados de ánimo son posteriores a las emociones y somos competentes para elegir el que nos empodere, el que nos lleve a atravesar las dificultades, el que nos fortalezca para re-armarnos. Aquí nos encontramos con el resentimiento, el rencor, la aceptación.
Si bien, las muertes por largas enfermedades, de alguna forma se están esperando, en realidad, esa “espera” es ficticia porque solo cuando sucede, nos encontramos con el hecho fáctico (lo que no se puede cambiar). Es aquí donde comienza el proceso de duelo, frente a un cambio, porque esto es lo puntual que sucede… un cambio. Las posibilidades en las que vivíamos antes de esa muerte ya no existen y lo que se presenta es un mundo totalmente diferente.
En definitiva, el dolor no se puede evitar, el sufrimiento sí se puede evitar… acortar… transformar.
APRENDER, CREAR Y TRANSITAR POR EL CAMBIO EN VEZ DE CONSOLAR
El Coaching –tu Coach es el profesional que te guía- te provee las herramientas para atravesar el proceso. El mismo se realiza en un contexto de confidencialidad y de confianza que opera de sostén indestructible para que te sientas contenido y adquieras una fortaleza que crece en cada sesión.
Surge aquí la necesidad de otra distinción. El Coach contiene pero no busca consolar. Estas palabras no son sinónimos para el Coaching. Consolar implica tratar de aliviar la pena del otro y aunque esto tenga un enorme valor, no genera la motivación a la acción que el Coach imprimirá a su contención para que puedas “volver a caminar”.
El proceso del Coaching Tanatológico es claro, ordenado y disciplinado y tiene como objetivo preciso, asistirte para aprender, crear y transitar por ese cambio. Su “secreto” reside en que cuando los seres humanos podemos poner en palabras nuestras emociones y estados de ánimo, comenzamos a controlarlos, llegamos a dominar la situación porque destruimos el miedo.
TODA PÉRDIDA CONLLEVA UN DUELO
En general, pensamos en duelo en relación a la muerte pero necesitamos tener presente que todo lo que se pierde –o así se interpreta, como una pérdida- genera un duelo. Podríamos decir que perder un empleo, separarse de una pareja, distanciarse del mejor amigo, origina un duelo más pequeño, pero en cuanto a nuestro aprendizaje y crecimiento, son importantes porque se pueden ver como ensayos para grandes ausencias. Si aprendemos a trabajar con ellos, el proceso del duelo mayor –por así decirlo- se afrontará con otros recursos.
ETAPAS DEL DUELO
Numerosos autores nos dan sus puntos de vista respecto de los procesos de cambio por duelo.
Te comparto el de William Bridges con el que coincido por su claridad: El nos dice que son tres procesos de transición: fin de una situación existente, zona de incertidumbre, nuevo comienzo.
Elizabeth Kübler-Ross, una experta en estos temas, ha escrito un libro –que te recomiendo- “Sobre El Duelo Y El Dolor” donde nos brinda su clasificación de las etapas del duelo:
1) Negación. “Estoy bien”. “Aquí no pasó nada”.
2) Enojo: “Por qué a mí”.
3) Depresión. Resignación. “Se trata de sufrir y no se puede hacer otra cosa.”
4) Negociación. “Daría lo que no tengo para sentirme mejor”.
5) Aceptación. “Si lo pienso bien, no puedo saber qué hubiera sido de su vida de aquí en adelante. Puede que haya sido para bien, entonces.”
“Salir Del Duelo” de Evelyne Bissone Jeufroy y Anne Ancelin Schützenberger, es otro libro que quiero recomendarte. Ellas dicen allí algo muy importante. Los duelos deben vivirse porque ante el hecho no solo existe la pérdida por nuestra parte, de la persona querida sino que también perdemos una parte de nosotros mismos y la seguridad. Por eso, no hay que taparlos. Si el duelo no se atraviesa y aun sin darnos cuenta, viviremos permanentemente “de duelo”.
Te sugiero especialmente que veas la película “El Estudiante” de Roberto Girault. En ella, además de disfrutar de una lección maravillosa de vida, podrás distinguir con precisión las etapas del duelo.
FIN DEL DUELO
El duelo finaliza cuando recuperamos la paz, vemos la nueva vida con entusiasmo y optimismo, podemos contabilizar el aprendizaje y reinterpretar el quiebre como una experiencia de crecimiento… y lo más poderoso, nos hacemos más conscientes.
Eres más consciente que antes de lo que es importante y lo que es trivial.
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