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 ABUSO VERBAL - 2ª parte



Junio 16, 2013, 04:57:53 am
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ABUSO VERBAL - 2ª parte
« en: Junio 16, 2013, 04:57:53 am »

Por cada mujer que padece abuso corporal, hay otras tantas que soportan abusos de la palabra. Uno de cada cuatro llamadas de ayuda que se reciben en centros para la mujer, se deben a conflictos familiares en los que la mujer padece violencia verbal.

A diario, las mujeres sufren violencia verbal, sin embargo, la violencia siempre se incrementa y pasa a la siguiente fase. Cuando las situaciones se agravan, los insultos, los gritos y las discusiones se convierten, inevitablemente, en violencia psicológica, física, sexual y, en los peores casos, en feminicida.
Esther V., de 45 años acudió a una agencia especializada en delitos contra la mujer. Le acompañó su vecina para denunciar a su pareja, quien la agredió.
Según testimonio de la mujer, era la quinta vez en cuatro años que había sido agredida físicamente, aunque confiesa que los gritos, insultos y amenazas por parte de su pareja, han existido siempre. Tiene tres hijos menores de edad. “El sábado le di la merienda y le dije que necesitaba pagar una receta de mi primer hijo. Siempre me daba, aunque me insultaba. Ahora me pegó”.
A pocos metros se encontraba Marcia P., de 35 años, quien tenía vendas en su nariz. Ella labora en una institución pública. “Me golpeó contra la pared”, dijo entre sollozos. Tiene dos hijos adolescentes. “Desde hace varios años comenzó a agredirme verbalmente, después me pegó, y no puedo hacer nada porque su familia siempre está defendiéndolo y justificándolo. Hoy me decidí porque recibí unas charlas y tomé conciencia”, dijo Marcia.
Ella cuenta que por el golpe se le fracturó el tabique y fue atendida en un hospital
En esta agencia se receptan de ocho a 10 denuncias cada día. El 80% es por agresión física, siempre antecedida por violencia verbal, emocional y económica. 
Las víctimas, generalmente, retornan con sus parejas sin resolver el problema. Por tradición, la mujer cree que debe ser sumisa y soportar los insultos, las infidelidades, las limitaciones económicas y hasta los golpes.
Uno de esos casos es el de Marcia P. No denunció y se retiró del lugar porque se arrepintió. Dijo que le dará una última oportunidad a su esposo por sus hijos. En cambio, Esther V., sí lo hizo. Ahora su objetivo principal es conseguir trabajo para mantener a sus tres hijos.

Generalmente, se habla de violencia en aquellos casos que es visible, y se asocia al acto violento, al abuso y la lesión física. Se tienen registros de la violencia cuando tiene tales connotaciones, pero son mínimos los registros de la violencia que se produce en la cotidianidad del hogar, o, simplemente, de una relación de pareja. En el caso de la mujer, en su mayoría, no reconoce la situación que está viviendo como violencia, y, por tanto, no la registra como tal, no es consciente de que la vive.


Es la violencia más silenciosa, la que menos lleva a la denuncia a nivel judicial, la que incluso se admite socialmente y la que, no por eso, se sufre menos: una casa en la que los hombres se toman el derecho de humillar a la mujer y/o a los hijos, es un ambiente en el que se construyen imágenes distorsionadas y que deja huellas en  las mujeres y, fundamentalmente, en los niños.


En la violencia verbal el violento intenta degradar a la mujer, llevándola lo más bajo que pueda para hacer con ella lo que desee. Cuanto más la degrada, más siente que vale, es una relación especular, de vida o muerte, donde el violento vive gracias a que tiene a otro a quien denigrar en función de sus preconceptos, señalándole permanentemente lo que le falta o lo que hizo mal.

A diferencia de la persona golpeada, que obliga a un tercero -sea un profesional o no- a declarar en defensa de la víctima, en la violencia verbal a lo sumo se puede hacer un comentario condenatorio y, cuando hay gritos, se recurre a los vecinos para que testifiquen.

El violento cree que él tiene la verdad y lo que ella diga no tiene ningún valor. A veces ocurre que la presencia de un tercero -como un hijo- despierta la violencia que hasta ese momento no existía, pero hay indicios que se pasan por alto, que no se toman en cuenta y el violento avanza en la medida en que la mujer lo deja hacer.

En un noviazgo puede haber indicios de violencia verbal que se van agravando en el matrimonio.

Las otras víctimas…los hijos

Un tema que se desencadena y resulta delicado, es cuando la violencia verbal recae sobre los hijos.


Para un chico la verdad es la que le dicen los padres y si el padre  le dice “basura”, el chico se va a identificar con un objeto de desecho, porque es el lugar en el que el otro lo posiciona. Se va a ofrecer al mundo como tal y va a encontrar siempre en la escena social otros que lo van a confirmar en esa posición.

En el caso de los chicos es una cuestión grave, porque ellos crecen con una imagen de sí absolutamente deteriorada y después pueden manifestar desde una terrible agresión hasta una gran inhibición: hacer lo que les hicieron a ellos u ofrecerse a la denigración de otro.
En su mano izquierda lleva tatuada la inicial del nombre de su ex marido: Walter. Mariela se lo hizo hace 15 años, cuando estaba enamorada de ese hombre alto y moreno, con quien tuvo dos hijos. Pero hoy él está en la cárcel. Fue condenado por el delito de amenazas agravadas por el uso de armas contra Mariela, y amenazas y maltrato físico contra sus hijos. Pasará los próximos dos años y seis meses preso.
El 5 de julio de 2010 Mariela fue abuela. Cuando llegó del hospital fue a la casa de su mamá. Enseguida, Walter se asomó por una de las cinco ventanas de la casa y apuntándola con un arma, le gritó “¡Te voy a matar, yo no tengo nada que perder”. Mariela hizo la denuncia penal pero luego retiró los cargos. 
El 13 de octubre, mientras Mariela trabajaba, su hijo Sebastián de siete años hacía los deberes en su pieza. Walter entró a la habitación de su hijo: "–¡Puto, ¿dónde dejaste el lápiz que mamá te compró ayer? Búscalo porque si no te voy a pegar. Te voy a matar!", gritó Walter.  La hermana de Sebastián, Soledad, escuchó su llanto y llamó a su mamá. “Ese día dije ‘hasta aquí llegué’. El límite son mis hijos. Mi hija me llamó llorando y salí del trabajo rápido y llamamos a la policía." 
Mariela cuenta que durante cinco años estuvieron bien; Walter ayudaba a sus hijos a hacer los deberes. Después cambió o, quizás,  no vio las señales. Pasó 10 años tremendos cargados de violencia verbal y física. 
Mariela, ahora, se conforma con lo cotidiano: volvió a desayunar con sus hijos y juntos han  recomenzado una vida libre de maltrato verbal y físico.
Por lo general los que están en medio de esta violencia verbal no se dan cuenta y suele ser un tercero el que ‘despierta’ y muestra que esto no es normal, es raro que surja de la persona porque lo está viviendo. Es muy importante que la persona que padece esta situación pueda hacer un recorrido analítico, porque no se sale sólo con la denuncia, la separación o el tomar distancia, sino entendiendo por qué se permitió y se vivió en esa escena violenta.



¿Cómo reconocer la violencia verbal?
A veces la violencia verbal manifiesta conflictos de pareja y sentimientos caldeados. Sin embargo en muchas ocasiones el maltrato se convierte en rutina. Consejos, comentarios y reclamos pueden confundir sobre cuándo la víctima recibió o no un ataque.


La clave está en reconocer el abuso verbal por lo que es, y comenzar a tomar pasos deliberados para detenerlo y traer sanidad. Dado que el abusador suele usar la negación, la responsabilidad por reconocer el abuso verbal suele estar en la pareja.

En general, el receptor (en la mayoría de los casos, la mujer) termina acusándose a sí misma por sentirse mal, sin poder visualizar la agresión y quedándose de brazos cruzados para defenderse.

La reacción de las mujeres frente al maltrato verbal habitual es la de las personas que pasan por situaciones traumáticas crónicas:


1) shock o fase de impacto
2) miedo con intentos de apaciguamiento
3) Sometimiento con depresión y auto acusación

A las mujeres se les enseña a permanecer calladas y siempre “femeninas” frente al otro lo que las torna indefensas ante esta modalidad de violencia…¡¡ES HORA DE CAMBIAR!!

¿Cómo debe defenderse una mujer?
La autodefensa es el remedio para los episodios violentos. Es necesario desarrollarla tanto en la prevención como en aprender a identificar los distintos tipos de ataques.


Cuatro reglas a seguir:
1) La mujer debe enterarse que está bajo un ataque. Reconocer las situaciones de riesgo ayuda a elaborar mejor una estrategia de defensa.
2) La respuesta utilizada debe ser la indicada para el tipo de ataque. Aquí entra en juego el uso de la palabra y la intensidad con que se las utilice.
3) La mujer debe entrenarse sobre cómo afrontar el momento de la discusión y sobre como continuar después del evento. La decisión manifestada debe ser sostenida en el tiempo. Para muchos esta es la parte más difícil de la autodefensa verbal.
4) Si la mujer asume que la razón por la cual sale de las conversaciones sintiéndose de alguna manera herida y deprimida es porque ella es además “hipersensible”, “paranoica” o “infantil”, como su atacante la acusa cuando intenta defenderse, no podrá salir del círculo de la violencia verbal.





Consecuencias:
La gravedad guarda directa relación con la periodicidad de las descalificaciones. La humillación continua destruye la autoestima y afecta seriamente la dignidad. Estudios científicos revelan que la víctima comienza a interiorizar la crítica y termina por aprobar la violencia, considerándola un castigo por sus faltas.


La violencia en el marco de las relaciones de pareja tiene efectos negativos en la salud mental, e incluye estrés postraumático, ansiedad, fobias, disfunción sexual, depresión. Otras consecuencias son: pérdida de dignidad, seguridad y confianza en sí misma y en los demás, pérdida de la capacidad para controlar el medio, experimentación de impotencia y desesperación, baja autoestima, daños en el resto de las formaciones motivacionales complejas, depresión, aislamiento, enfermedades psicosomáticas, pérdida de grupos de pertenencia, y, por tanto, de su vida social y hasta familiar, pudiendo perder hasta el vínculo laboral.

Piropos: ¿Halagos transformados en violencia verbal?
El piropo es un tema que causa polémica. El piropo es una palabra o frase corta que una persona dice a otra con el fin de halagarla y llamar su atención. Pero algunos hombres utilizan esos supuestos halagos para mostrar que miran a las mujeres como un objeto sexual. Por eso los piropos básicamente se refieren al cuerpo y sexualidad femenina, pero siempre al servicio del placer masculino.

Los piropos son una forma de violencia verbal que utilizan algunos hombres. Al decir ciertas frases hacen uso de su poder para sentirse superiores, dueños del cuerpo y la sexualidad de las mujeres, opina la sicóloga María Eugenia Delgadillo.

El piropeo se convierte en acoso sexual cuando es frecuente y repetitivo. Aunque la mujer le diga al hombre que sus palabras no le gustan, le conteste mal y le exija respeto, la mayoría de veces el tipo lo que hace es burlarse y seguir molestando, para demostrarle que él puede continuar con su acoso.

Actualmente, lo que antes era considerado un arte de galanteo, hoy es reconocido como una nueva forma de violencia verbal, que no se puede tomar a la ligera, y debería ser denunciado. Y es que para algunas, tener pechos grandes o mostrar piernas hermosas bajo una minifalda, se ha vuelto un problema cotidiano.
"Eran como las siete de la mañana; yo caminaba de mi casa a la parada de bus para ir al trabajo. Las calles estaban desiertas y en eso apareció un hombre que quiso acercarse a mí. Entonces yo me crucé la calle y él, desde la acera contraria, empezó a decir vulgaridades sobre mis pechos. El hombre no dejaba de seguirme y decirme cosas. Entonces le grité que iba a llamar a la Policía. Aunque no tenía saldo para llamar, me puse el celular al oído y empecé a decir: ‘Aquí me está acosando un hombre, me quiere violar’. Al oírme, el tipo salió corriendo. Otros hombres que estaban por ahí se pusieron a reír de mí haciéndome sentir como una loca”. 
Este es el testimonio de Fanny Sánchez, de 24 años. Pero es bastante seguro que miles de mujeres podrían contar historias parecidas, porque a diario se vive esta agresión verbal mal llamada piropeo.
Algunos hombres se sienten con el derecho de decir lo que se les venga en gana, porque creen que las mujeres son de su propiedad. Por eso si se camina por la calle con un hombre al lado, muchos no se atreven a decir nada, pero si se va con otra mujer o a solas, el acoso verbal.

“De esta manera van limitando nuestra libertad de salir, de ponernos la ropa que queremos, de andar tranquilamente por las calles. Un verdadero halago no debería hacernos sentir heridas en nuestra condición de personas, no debería dañar nuestra dignidad ni avergonzarnos”, explica María Eugenia Delgadillo, psicóloga

“Por lo general nos lanzan piropos no para hacernos sentir valiosas, inteligentes y bellas. Es más bien una invasión a nuestra intimidad. Los piropos invaden nuestro espacio y pueden convertirse en acoso sexual, que es otra forma de violencia”, advierte la psicóloga Delgadillo.
“Cada vez que pasaba por un negocio que estaba cerca de mi casa, el vigilante me lanzaba piropos que no me gustaban, hasta que un día lo amenacé con hablar con su jefe. Después de eso ya no me dijo nada. En general me siento mal, irrespetada, desnuda por sus miradas, siento que no puedo caminar libremente por las calles y este sentimiento me afecta más cuando ando sola”, relata Leonor.
Aceptar el piropeo, el abuso verbal y el acoso sexual en la calle como parte de la cultura es tolerar la violencia. Las mujeres tienen derecho a andar tranquilas, sin temor a ser agredidas verbal y físicamente.


“El piropeo es una forma de violencia verbal y sexual. No lo tomemos a la ligera, como si fuera una expresión inocente de galanteo, porque puede tener consecuencias para nuestra dignidad y nuestra seguridad”, señala la psicóloga Delgadillo.

Recuerda:
No toleres ninguna forma de maltrato verbal. La violencia suele iniciar con "sutiles" abusos emocionales y verbales, y poco a poco puede ir incrementándose sin que te des cuenta, abarcando todos los tipos de violencia...hasta la más extrema. No te sientas culpable y, mucho menos, admires a tu verdugo.



¡¡SI TE MALTRATA, ALÉJATE ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE!!

1. El abusador niega su conducta.

2. Normalmente el abuso se perpetra a puertas cerradas.

3. La violencia física es precedida siempre por violencia verbal.

Sé firme ante cualquier señal de abuso verbal, pero no te expongas, muchos hombres se ponen más agresivos cuando nos defendemos ante sus insultos. ¡¡PIENSA EN TU INTEGRIDAD EMOCIONAL Y FÍSICA!!

Fuente:
http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/235168-piropos-otra-forma-de-acoso-a-mujeres
http://www.honrarlavida.org.ar/index.php?option=com_content&view=article&catid=133%3Adia-internacional-de-la-mujer-8-de-marzo&id=216%3Aviolencia-verbal-enemigo-intimo-de-mujeres&Itemid=1
http://bvs.sld.cu/revistas/mgi/vol25_2_09/mgi10209.htm
http://www.universomujer.com.ar/nota/violencia-verbal-en-la-familia
http://www.eldiario.com.ec/noticias-manabi-ecuador/216273-mujer-hoy-he-venido-a-hablarte/
http://www.clarin.com/sociedad/Denuncio-marido-maltrato-condenaron-medio_0_613138782.html




MUJER:


El abuso verbal es un potencial destructor de la dignidad,  de la autoestima, de la felicidad y, lo más importante, pretende acabar con la identidad de la víctima.

Las mujeres han sido las principales víctimas de esta insidiosa forma de maltrato, principalmente a manos de sus parejas. Esto es debido, en gran parte, a las prevalecientes y erróneos estereotipos sociales que han relegado a las mujeres a injustos roles de subordinación, lo cual, ha permitido a los hombres abusar, maltratar y humillar. Son comportamientos nocivos.

...Depende de ti, mujer, poner límites y nunca olvides que el respeto a tu dignidad es un derecho esencial. 


http://mujersincadenas.blogspot.com.es/2012/01/abuso-verbal-cuando-las-palabras-danan.html

 

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