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 LA DICTADURA DE LA MENTE



Febrero 06, 2011, 06:22:57 pm
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Desconectado Francisco de Sales

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LA DICTADURA DE LA MENTE
« en: Febrero 06, 2011, 06:22:57 pm »
El cauce habitual de comunicación entre los humanos, y entre uno mismo consigo mismo, es a través de la mente, ya que es quien se encarga de poner orden y contenido a las ideas que tenemos que expresar mendiante las palabras.

Una de las cosas que debes hacer habitualmente es verificar si la mente la estás utilizando como un instrumento a tu servicio, ya que eso es, o has permitido que disponga de una autonomía en la que hace lo que cree conveniente –y, aunque parezca una paradoja, sin consultarlo contigo- o, aún peor, es una tirana dictadora que maneja tu vida sin permitirte que intervengas en las decisiones que son habituales a lo largo de ella.

Si confías plenamente en tu mente sin cuestionarla de vez en cuando, o sin revisar las bases en la que se fundamenta para actuar como actúa, estarás dejando una parte importante de tu vida en manos de “algo” que puede llegar a ser muy ajeno a ti. Algo que no eres tú, aunque así lo creas.
Una persona es la suma de sus pensamientos y sus acciones. Sí, bonita la frase, y pretenciosa, pero… ¿Real?, ¿Cierta?
¿Tus pensamientos son tuyos?, ¿O son de tu mente?
¿Y tu mente?, ¿Es “tuya”?, ¿Realmente está a tu servicio?, ¿La has programado, y luego actualizado y reprogramado, para que funcione de acuerdo a tus normas y deseos?
O, por el contrario, ¿te consideras esclavo de tus pensamientos o un pelele manejado que no se atreve a imponerse?
¿Y cómo puedes darte cuenta de qué está pasando en tu relación con la mente?
Observando.
Que tu observador observe.
La observación podría ser, además de otras mil definiciones, un estado de consciencia instalado auténticamente en el presente, en el que uno asiste, sin esfuerzo ni premeditación, a lo que está pasando aquí y ahora.
Uno se convierte en un notario imparcial que se da cuenta y toma nota de lo que ve. Ni siquiera es necesario emitir un juicio: sólo observar y hacer ver al observado –en este caso, tú mismo- la realidad objetiva de lo que hay.

La mente es una capacidad que relaciona información, conocimientos y experiencias. Generalmente tiene en cuenta -aunque no siempre debiera ser así-, las emociones que te han provocado las cosas que has vivido anteriormente, los mandatos de tus educadores, y las conclusiones que sacaste anteriormente si ya te sucedió lo mismo o algo similar. De algún modo, se deja afectar también por las expectativas, las ilusiones y las utopías.

Raramente consigue centrarse y, desde una pureza descondicionada de cualquier influencia, elaborar un pensamiento descontaminado. Lo hace lo mejor que puede desde sus limitaciones, y así repite un modelo que ya está caduco, o actúa desde sus miedos infantiles, o es una auténtica irresponsable a quien no se ha educado para que vele por tus intereses, o está pendiente de sus propias elucubraciones en vez de atender tus asuntos.

La realidad es que tampoco se le dedica el tiempo justo y necesario que requieren las cosas que han de ser elaboradas con la mente: o no le dedicamos suficiente atención y tiempo, o le damos demasiadas vueltas.
Tanto la inconsciencia y la infravaloración del asunto mental, como el hecho de magnificar el resultado de la decisión que se vaya a tomar, son errores que se pagan con una equivocación.

Has de ser consciente de tus limitaciones, mentales y personales, y no exigirte más de lo que eres capaz de dar o hacer, pero tampoco te conformes con menos. Y si te exiges más de lo que es habitual en ti –que es una bonita motivación- después no te castigues si no consigues el resultado esperado. Date por satisfecho con el intento. Pero eso no es suficiente.
Has de dedicar el tiempo y esfuerzo que sean necesarios, sin regatear nada, para conocerla perfectamente y saber discernir cuándo es ecuánime y te sirve, y cuándo divaga confundida.
Vuelvo a lo mismo de antes: observación. Ser el observador impecable e implacable que quiere retomar el mando de ese instrumento.
Y estudio. Conocer su sistema de funcionamiento. El habitual de otras mentes, y el de la tuya en concreto.

La meditación, bien hecha por supuesto -no me refiero a simplemente ponerse en postura de meditación-, es un estado perfecto para observar el corretear alocado de la mente. Y aprender a disociarse uno de la propia mente.
Es mejor entenderlo como dos cosas distintas, aunque formen parte de la misma cosa que eres tú. La mente y tú. Pero mandas tú.
Que aparezcan pensamientos –uno de los frutos de la mente- es algo real; lo que no es real es su contenido, la historia que se nos aparece.
Creemos que siempre son reales los contenidos de los pensamientos, y en la mayoría de las ocasiones no son más que divagaciones que la mente hace como distracción, o la representación de sus miedos –que son los nuestros-, o la recreación de sueños inconscientes.
Tú percibes las cosas como son, pero tu mente hace una interpretación mental de lo que estás percibiendo, y lo hace en función de los modelos que tú, a sabiendas o sin darte cuenta, has aceptado.
Por ejemplo, tienes sensación de calor y, como no soportas el calor, esa sensación se puede transformar en agobio. Pero el agobio no tiene que ver con el calor, porque para otra gente es muy agradable, sino con tu interpretación mental de la sensación de calor. Es tu mente la que te conduce al agobio.

Creo que ninguna mente es fiable, salvo la de las personas que ya lleven tiempo en el proceso de Crecimiento Personal y han logrado dar importantes pasos en este aspecto.

Yo y mi mente. Dos cosas. ¿O la misma cosa? Si “yo” lo asocio al cuerpo, y, en cambio, la mente es algo etéreo, es clara la diferenciación, pero… si “yo” es la mente, y no el cuerpo –que en este caso sería, simplemente, el receptáculo en el que se ha instalado la mente ya que lo necesita para que cumpla sus órdenes o necesidades- entonces la cosa cambia.
Existe la mente, y “yo” no es más que el instrumento del que se vale para expresarse. Una teoría arriesgada… o cierta.
Quizás lo importante no es caer en la trampa de esta propuesta –o sí- y lo realmente importante es tener consciencia de la mente, atenderla y participar en sus procesos, impedir que nos dañe, lograr extraer todo lo que de bueno y útil tiene, estar despiertos, dedicarle tiempo y cuidado, usarla, purificarla, y conocerla en profundidad: a ella y a sus trampas.

Conviene conocer otra de las dictaduras de la mente: las limitaciones.
Nos marca –o le hemos dicho que nos marque- una idea de la felicidad, por ejemplo, o de cómo tiene que ser la vida, qué es lo bueno y lo malo, cómo es el mundo y cómo nos amenaza, cómo son las personas y las pre-ocupaciones y pre-juicios que tenemos que tener con ellos… y estas ideas nos marcan las limitaciones a las que me refiero.
Cuando la mente nos indica que algo es imposible, hay que comprobarlo de un modo no mental.

La mente, -respetando las instrucciones que le han dado los educadores y en acatamiento de algunas normas sociales que le han dicho que tiene que acatar- nos predispone a ciertas respuestas que son más del automatismo que de nosotros mismos.
Ante una situación de pérdida de un familiar, por ejemplo, todos esperan que te sientas mal, y tú asumes un papel de víctima, provocando un malestar adicional y no imprescindible. En una reeducación de la mente, la nueva orden podría ser que deje de inmiscuirse en los asuntos sentimentales y deje que éstos se manifiesten tal como realmente se sientan, y no les imponga un modo social de hacerlo.
Se convierte en una especie de vocecilla que nos cuenta lo que tenemos que sentir en vez de dejarnos que sintamos de verdad. Nos dice lo que nos pasa pero no en función de lo que realmente pasa, sino según su interpretación. Pretende controlarlo todo. Y no es su función, ya que la mente, tal como has leído anteriormente, es una herramienta de expresión, de comunicación y de creación. Y tienes que acostumbrarte a utilizarla como lo que es y para lo que es. A eso se le llama responsabilizarse, de ella y de la vida, y no delegar en ella el gobierno de tu vida.

La verdadera libertad consiste en la liberación de la esclavitud que proporciona la mente.



Febrero 08, 2011, 06:00:56 pm
Respuesta #1

Desconectado diosnel77

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Re: LA DICTADURA DE LA MENTE
« Respuesta #1 en: Febrero 08, 2011, 06:00:56 pm »
qué excelente escrito, consciencia de herramienta para crear,,,

 

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